FEMINISMOS

La revolución de los afectos: experiencias de una put4 en formación

Por Yunga

Una revolución que deje por fuera los afectos
será una revolución a trozos. A ratos“.
-Brigitte Vasallo, Pensamiento monógamo. Terror poliamoroso

A cinco años de mis primeros pensamientos puteriles, este invierno al fin acumulé el coraje y las alianzas necesarias para afrontar mi primer “encuentro presencial” con un varón cis.

Como buena cristiana, cuando en 2019 descubrí el sexo lésbico, una de mis primeras reacciones fue el deseo de compartir lo aprendido. Después de diez años intentando estar a la altura de un ideal heterosexual que cada vez me traía más frustraciones que placeres, se apareció ante mí la “píldora” que me llevó a una realidad mucho menos densa. Como buena cristiana, se instaló en mi cuerpo el anhelo profeta de propagar mi epifanía sexual a lo largo y ancho del territorio.

Cuando nos representamos el placer sexual tenemos cierta tendencia a imaginar complejas configuraciones corporales del tipo kama-sutra; sin embargo, como bien sabemos, el sexo es mucho más que cuerpos friccionando entre sí. La potencia de las piernas intercaladas no sólo radica en las posibilidades de nuevos roces, sino que tiene la fuerza de poner en pausa el más grande Dios y Demonio de nuestra especie: la penetración. El sólo hecho de pensar la penetración como una posibilidad (y no como una consecuencia lógica del sexo) permite desactivar una agobiante memoria sexual que trasciende la existencia humana. La tijera corta con decenas de miles de años de evolución por reproducción sexual y detrás del rajado tejido espaciotemporal aparece un espacio más allá del tiempo en el que la ansiedad desaparece y es reemplazada por el juego(si me permiten exagerar un poquito).

Me animaría a decir que hay dos grandes mandatos para los varones heterosexuales: el “Macho”, que no manifiesta preocupación alguna por el orgasmo de “la hembra” y que, como buen alfa, goza a través de la demostración de su poder; y el “Aliado”, permanentemente preocupado por proveer orgasmos para su amada. Como buena cristiana, fueron los mandatos de ese segundo estereotipo los que más fuerte calaron en mis huesos adolescentes. Cada orgasmo que mis novias no tenían se volvió entonces una falta mía (por mi culpa, por mi gran culpa), reduciendo el agenciamiento del placer compartido a si duraba yo lo suficiente como para que ellas llegasen (como si sólo de tiempo se tratase). Empecé a preguntarme si podía no estar “encontrando el clítoris” (como si eso fuera posible) y poco a poco el miedo a la frustración fue penetrando en todos mis encuentros sexuales.

Pero entonces, como si toda la vida lo hubiese buscado sin quererlo, llegó mi transición, el sexo lésbico, el derecho al goce y una revelación: si lo que en el fondo todas mis amantes querían eran compartir conmigo su placer, mucho más fácil sería poner mí propio goce como prioridad y compartirlo con ellas, acompañando a su vez (en la medida de lo posible y sin demasiadas autoexigencias) su propia búsqueda de compartir su placer conmigo. Parece una formalidad del lenguaje, pero la verdad es que ese cambio de paradigma hizo que todos mis encuentros sexuales tengan la emoción de una adolescente que juega a apretar con su novie y descubrir el placer por primera vez.

En los últimos meses mi red sexoafectiva viene creciendo y floreciendo tanto que medio en broma medio en serio he empezado a llamarla una plataforma política. Novies que tienen novies que tienen novies y todes soñando con un mundo que gire en torno al placer y los cuidados. Personas que hemos decidido contruir comunidad a través del afecto y el goce, desarrollando herramientas y prácticas para trabajar la envidia, los celos y las frustraciones. Cuerpos que sueñan con divertirse como niñes, aventurarse como adolescentes y cuidarse como adultes.

Termino esta nota de festejo con una invitación: contratame. Si algo del mundo que tengo para ofrecer te despierta curiosidad, nos juntemos a jugar. Trabajo con hombres, mujeres, no binaries, parejas o triejas. Como el 99% de las veces son varones cis los que buscan contratarme, estoy ofreciendo como incentivo una primera cita gratuita a las mujeres y travxs que tengan interés en conocerme. Podés buscarme en instagram como @yungadepedemonte o @princesa.magda.ts (en honor a María Magdalena, quizás la primera puta cristiana).