COLABORACIONESEntrevistas

Nawan y Tejendero

Entrevista a Erick Rojas, del pueblo Henia-Camiare, en las cercanías de Villa de Pocho. Con 25 años habita su identidad y territorio.

Por: María Inés Aiuto Fotos: Cristian Muriel

En las cercanías a la localidad de Villa de Pocho en el Valle de Traslasierra, provincia de Córdoba, se encuentra la comunidad La Unión cuyos habitantes pertenecen al pueblo Henia-Camiare. Esta zona, ubicada al oeste de la provincia, se caracteriza por ser una meseta llana a unos 1000 metros sobre el nivel del mar. donde sobresalen volcanes ya extintos y predomina el bosque chaqueño y la palmera Caranday.

En la comunidad mencionada conviven 42 familias cuya actividad principal es la producción de animales y mantienen oficios ancestrales como tejenderos e hilanderos. Su representante o vocero, que denominan nawan, se llama Erick Sami Alberto Rojas Gómez. Es un joven de 25 años que habla de manera fluida y certera, es tejendero y fue uno de los primeros en su comunidad en terminar el secundario. Nos acercamos a su casa para entrevistarlo y vislumbrar la historia de su pueblo.

Raíces

Para empezar contanos ¿dónde naciste?

Nací en este territorio como mis abuelos y bisabuelos. Acá no había partera, no existía ese rol. La costumbre era que el marido tenía que encargarse de ayudar a la mujer y los demás no intervenían hasta que fuera una emergencia. También el que más intervenía era el padre de la mujer porque ya tenía experiencia y era quien más conocía a su hija. Sino la madre de ella.

¿Cuáles son las raíces de tu familia?

Nosotros seríamos indígenas-afro, pero tenemos más de indígenas. La familia de mi mamá es más afro y la de mi papá más indígena de los linajes de los caciques. Seríamos de los pueblos Henia-Camiare, pero somos más Henia. Los Camiares son más bien de la sierra y los Henia son comunidades mucho más grandes en población y mucho más emparentados. Antes de que nos sacaran las tierras, mi comunidad se trasladaba de un lado a otro porque nuestros territorios son mucho más secos que los de los Camiare. El agua siempre ha sido lo más importante para nuestro pueblo. Los Camiare eran grupitos más chicos y hasta el día de hoy las familias descendientes de ellos no son tanto de emparentarse como nosotros y tienen problemas bastante serios entre ellos. Por eso nosotros buscamos emparentarnos y así ya no tenemos problemas tan graves.

Cuando decís emparentar, ¿te referís a formar pareja sólo con personas de tu comunidad?

Sí, hasta la generación de mi mamá y mi papá fue así. Nosotros tenemos medio prohibido juntarnos con gente de afuera. Lo que más cuesta es la cuestión cultural. Como comunidad hemos sabido emparentarnos con la gente de la sierra, los Camiare. Hasta que llegó Brochero, porque creemos que tomaron muchas malas costumbres. Hoy vemos la desunión que tienen entre ellos más allá de que no sean comunidad.

Comunidad

Y ustedes, ¿desde cuándo se reconocen como comunidad?, ¿y qué reconocimiento tienen por parte del estado?

Nosotros siempre hemos sido comunidad, pero hace unos años empezamos el trámite ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). En nuestra historia como comunidad tenemos tres tiempos de expropiación de tierras y gracias a Dios todavía seguimos en los territorios ancestrales. Primero fueron los españoles, que no es que nos sacaron de la tierra, pero sí la redujeron. Después en el Estado republicano y con los gobiernos de Perón tuvimos dos expropiaciones y ahora estamos en la etapa donde quieren hacer reservas y parques en nuestro territorio. Nos dicen que vamos a tener derechos, pero la mayoría de las comunidades que hoy están dentro de los parques (macionales o provinciales) no tienen la decisión final y la ley dice que deberían tenerla. La mayoría de las veces la comunidad sabe más del territorio, sabe lo que conviene, pero los Estados quieren ahora para mañana y pasado, en cambio la comunidad ve por el bien del territorio para muchas generaciones.

Entonces, ¿no crees que pueda crearse un área protegida y que la comunidad sea parte de ella?

No, porque es una creación del Estado para cuidar las tierras de la influencia del ser humano, entonces, tiene que sacarlo. Y aunque no lo saque, el territorio lo maneja gente que ni siquiera son de los Estados y ponen “la tarasca” para que se hagan o no se hagan cosas adentro de la tierra y a las comunidades no les queda otra que aceptar. El Estado debe cumplir lo que dice la constitución en el artículo 74: darnos las escrituras de nuestras tierras que ancestralmente poseemos. Eso nosotros lo tenemos. Respetar nuestros títulos y en el caso de que la comunidad crezca en habitantes tienen que darnos tierra para seguir subsistiendo. Pero nunca desde que se creó, el Estado argentino, que yo sepa, le dieron más tierras a ninguna comunidad, sí le han quitado.

¿Cuál es la postura de la provincia de Córdoba hacia las comunidades?

En Córdoba existe la personería jurídica provincial que es un decreto, en cambio desde Nación es una ley y vale más. Hay comunidades que adscriben a la ley nacional y no a la provincial, como en el caso de Las Tunas, porque tienen un juicio en contra de la provincia, ya que les invadieron sus tierras sin consultarles haciendo una ruta en el medio. Hay otras comunidades que adscribimos a las dos y otras a ninguna, porque son muy invasivos. Ellos quieren saber todo, hasta lo que hay debajo de las piedras, porque si les llega a interesar algo vendrán a buscarlo. Nos exigen que declararemos nuestros sitios sagrados y estos sitios son por algo y a veces no lo decimos, ponele, porque tienen litio u otros metales o tienen cuestiones que si se tocan pueden ser un peligro para la salud humana.

Este año tuvieron una reunión entre las comunidades que habitan Córdoba con el gobierno provincial, ¿cómo les fue?

Logramos que cuando se haga la matriculación de los niños en las escuelas se les pregunte a los padres si vienen de una comunidad indígena, porque antes era la maestra la que decidía si pertenecían o no. También que se cree más contenido para trabajar la interculturalidad y se comprometieron a seguir ayudándonos en la cuestión de la salud, sobre todo en odontología, ya que hay comunidades que lo necesitan. Nuestras escuelas tendrían que tener dos docentes, el del Estado y el de la comunidad. Pero dicen que no hay fondos. La escuela tendría que enseñar nuestras tradiciones, la historia, la lengua, las ceremonias para ayudarnos a ser culturalmente más fuertes, pero no lo hacen.

Respecto al uso de la palabra Comechingón para identificarlos, ¿están de acuerdo con esa denominación?

Eso lo hablamos entre todos los Nawanes y en el Consejo. No es una lucha para darla ahora porque tenemos otras más importantes. Pero tarde o temprano la nación argentina tendrá que cambiarlo porque es un nombre que nos han puesto los españoles. Los términos correctos son Henia y Camiare. Hen sería como decir humanos, gente. Y después estamos divididos entre los Camiare, los serranos, los bajeños, los de los valles, esas son las diferencias que existen para nosotros.

Organización y antepasados

¿Cómo está organizada la comunidad La Unión a nivel político?

Tenemos el Nawan mayor que ante la ley es el representante legal de la comunidad. Para el Estado sería el cacique y ante la comunidad es el que lleva la voz del deseo hacia afuera. También tenemos un Nawan menor, que en mi comunidad está representado por mi mamá. El mayor se elige entre los linajes de cacicazgo y el menor se elige entre todas las familias, se vota a mano alzada. En nuestro caso, cada ocho años cambian los nawanes y pueden volver a elegirlos o ser nuevos. Para la elección se presta mucha atención quién sirve para qué para no andarle errando.

¿Cómo es tu labor como Nawan mayor para fortalecer la identidad de la comunidad?

A mí me da fuerza pensar en todo lo que hemos perdido y vamos perdiendo, entonces, por lo menos que respeten nuestros derechos, lo que ya está y lo que dice la ley. Eso quiero hacerles entender a los jóvenes de acá, pero no es fácil porque nosotros venimos de generaciones donde lo nuestro nunca valió, nos han hecho creer que no valemos ni como personas, entonces, menos van a valer nuestros derechos, nuestras tierras, nuestras costumbres y todo lo demás. Por eso, primero tenemos que valorarnos a nosotros mismos y de ahí buscar la forma de hacer proyectos cuidando los intereses de la comunidad y del territorio. Además, nuestro ser Nawan no termina en las personas. Nuestro liderazgo va en todo, en los espíritus del monte, en el monte, las aguas, las piedras, las decisiones que tomemos va a afectar no solo a nuestra gente sino al todo. También respetamos y hacemos valer el individualismo dentro de nuestra comunidad. Por eso es que vale el voto de cada quien.

¿Reconoces algún antepasado que sea inspirador en tu tarea?

Sí, casi todas mujeres. Porque nosotros somos conocidos como una comunidad más matriarcal. Una es mi tátaraabuela materna que fue Nawan y la otra es mi bisabuela paterna que no fue Nawan, pero fue una persona muy importante para la comunidad y con ella tenemos un antecedente del trabajo con el Estado, porque tuvo que dar unas tierras a cambio de que no les sacaran muchas otras tierras a las familias.

Yendo un poco a la historia del territorio, contanos acerca del cacique Puchu, castellanizado Pocho.

Lo que sé es que ha sido un gran cacique y era reconocido por los otros caciques, sería como un gobernador. Cuando llegaron los españoles ya no estaba en su poder máximo, pero era muy respetado. Todo lo que hoy lleva su nombre es porque han sido sus territorios. No quiere decir que haya sido el cacique sino que tenía influencias. Su comunidad ha sido cerca del pueblo de Pocho.

Arqueología viva

Y volviendo a tu comunidad, ¿han encontraron restos arqueológicos?

Sí, están en sus lugares, porque nosotros tenemos la creencia de que ellos están con una energía vibrando, un espíritu y si los sacamos es un problema. En otras comunidades lo han hecho y se desequilibra el territorio. No le afecta al arqueólogo que vino, ni al Estado, sino a nosotros por no haber sido buenos guardianes.

¿Qué fue lo que encontraron?

Cerámicas, restos de huesos, pedazos de tejidos, piedras labradas y con dibujos, conanas y morteros que muchas familias siguen usando, pero les da vergüenza decirlo y hay otras más nuevas. Cuando hicimos el relevamiento para Nación pedimos que venga una antropóloga de nuestras comunidades y a ella le llamó la atención que en otras comunidades parece que hubo un tiempo donde dejaron de usarlos (los morteros y las conanas) y después continuaron. En cambio, acá nunca se dejaron de usar, por eso hay morteros bien profundos. También vió que nuestra cantidad de población se ha mantenido desde antes de que llegaran los españoles. Puede ser que varió un poco, pero siempre el territorio dio y da para alimentar a 42 familias. Más de eso no da. Sino empezamos a ser destructores del ambiente. Hoy creo que estamos volviendo a descender en población.

¿Por qué les da vergüenza decir que usan las conanas o los morteros?

La mayoría de las cosas que hemos hecho no han sido muy bien vistas. Pongámosle la cuestión de la lana, que se pensó que era un trabajo mugriento. Entonces, nosotros también éramos mugrientos. Lo mismo de moler en el mortero maíz o algarroba, es una cuestión de atraso o de pobre. Nosotros como pueblo Henia-Camiare, tenemos 500 años bien marcados de conquista. Por ahí los pueblos mapuche o coya han sido más fuertes. Nosotros no somos un pueblo muy feroz y hemos ido aceptando muchas cosas, algunas buenas y otras no. Hoy estamos reforzando las buenas y sacando las malas.

¿Cuántas comunidades existen actualmente en la provincia de Córdoba?

Hay 42 comunidades reconocidas y algunas más que no están reconocidas por el estado. Algunas son muy numerosas como la de Ticas que ocupan como cuatro departamentos y la mayoría son del pueblo Comechingón, después del Sanavirón y luego del pueblo Ranquel.

Agua, territorio y ambiente

¿Cómo están aquí con la disponibilidad de agua?

Acá en los lugares donde había agua siempre se mantenía, pero en los últimos ocho años es increíble la rapidez con la que se ha ido, sabemos que es natural cada cierto tiempo, pero no de esta manera.

¿Cuáles creen que son las causas?

Ahora estamos en un ciclo seco y sabemos que últimamente han venido cambiando: se retrasan o se adelantan. Pero hay lugares que han sido sagrados para nosotros, lugares de encuentro y de reunión donde se juntaba la gente a sacar agua y nunca se secaban. El tío Pocholo que tiene 90 y pico de años o doña Ñape, que se ha muerto hace como dos años y tenía como 100, ellos no se acordaban de que se hayan secado. Cuando yo era chico había que sacarse las zapatillas para pasar el pantano y ahora está todo seco, lleno de monte, es pura arena. Donde vive mi abuelo sale agua hoy y mañana ya no hay, vuelven a cavar dos metros donde hay agua y se va y esos han sido pantanos.

¿Hay emprendimientos que usen mucha agua en esta zona?

Para este lado tenemos una sociedad anónima hace unos 10 años y para el otro lado (hacia Villa Dolores), están los árabes hace unos 15 años. El problema es que nuestra cuenca provee agua para los dos lados. Hace poco vi un informe (periodístico) que decía que se secó la laguna de Pocho, pero hace ya bastantes años se secó, su principal afluente era el río Pachango que nace en nuestro ciénago (pantano). Los ciénagos de acá también dan agua al río de Altautina, el que baja a Las Oscuras y a los bañados. Es increíble cuando empiezan a regar las papas como baja el agua y nos llega un ratito nada más.

¿Ustedes tienen perforaciones?

Sí, tenemos una perforación que nos hicieron por el plan Agua para Todos.

Contanos acerca del proyecto de restauración ecológica donde están participando

Estamos trabajando con la gente de Acción Serrana en un vivero donde se hacen repique de tabaquillos (árboles) y cuando están grandes se los lleva a las sierras. El tabaquillo no crece acá, crece en las sierras, nosotros participamos más que nada porque trabajan en el Champaquí. Para nosotros, por más que no sea nuestro territorio, es un sitio sagrado, es un padre dador de agua y de nieve. En los últimos años venimos observando que se está medio muriendo, porque ya no produce agua como antes y tiene que ver mucho por la falta de árboles, por los desmontes, entonces, participar en esta acción es nuestra forma de ayudar.

En el territorio de ustedes ¿ha surgido algún proyecto con esa organización?

Nosotros somos bastante celosos de nuestro territorio, las decisiones que tomamos son nuestras y las aplicamos nosotros. Sí tenemos ganas de hacer un proyecto de recuperación de nuestros ciénagos, pero vamos a hacerlo desde la comunidad. Tenemos que resolver el avance de los montes nativos sobre nuestro ciénago porque ahí tendría que crecer el berro o las totoras. Al ir avanzando el monte la poca agua que quiere volver no vuelve. Nosotros entendemos que el monte ya no tiene lugar en la pampa porque casi han desmontado todo y es puro maíz y soja, por eso se viene para acá.

Rituales, creencias y costumbres

¿Cuáles son tus creencias, en qué crees?

Primero está el gran creador que nos creó a nosotros y al mundo. También creemos en los dueños de las cosas como la madre del agua, el dueño de los animales, la madre de los animales, la madre del algarrobo, el dueño de las plantas, de las piedras. Como comunidad Henia-Camiare no creemos en la Pachamama, eso lo trajeron los españoles con los indios de servicio. Sí creemos que hay una madre tierra que se encarga de todo, no la adoramos como diosa, pero sí le agradecemos porque ella es dueña de las voluntades de lo que sucede en la tierra. También creemos en nuestros antepasados y los muertos, los muertos son los recientes de nuestra comunidad, los que tienen nombre y nuestros antepasados son los que ya no se los nombra porque pasaron a otro cielo.

¿Qué rituales realizan hoy en día?

El más importante es el año nuevo indígena que se hace en junio, no tiene una fecha exacta, hay una estrella que nace en el cielo que es la que marca la noche más larga y aparece solamente tres noches y en medio de esas noches es año nuevo. Nosotros creemos que el sol muere todos los años y nace uno nuevo. Entonces, hacemos una fogata porque se decía que se ata el sol al palenque para que no se vaya y vuelva al otro día a nacer, se cuida ese fuego sagrado y se apagan todos los otros fuegos. En marzo o abril se hace cada dos año algo parecido a la Pachamama y le damos de comer a la tierra, pero no frutas ni bebidas. En agosto hacemos un ritual como una desparasitación espiritual porque creemos que es el tiempo bravo, ahí la tierra está con hambre y las almas que están flojas se las come, entonces, hay que estar fuertes porque es un ciclo nuevo y hacemos muchos sahúmos antes de que amanezcan.

¿Qué comidas tradicionales siguen haciendo?

El arrope, el patay, el añape que sería como un licuado con algarroba sin alcohol, la sasta que es como una polenta con maíz y carne, se frita todo y después se le echa maíz molido del mortero.

Para su alimentación, ¿cazan animales del monte?

De vez en cuando sí. Lo que no cazamos es la Sachacabra, porque creemos que ahí se mete la madre de los animales y no hay que matarla. Pero después, chancho del monte, jabalíes que son muy dañinos. El pecarí es raro que aparezca y si lo cazan es porque lo comen. El problema que tenemos es con los cazadores que entran a nuestro territorio a matar bichos por diversión, los dejan lastimados o los llevan. Nosotros cuando cazamos sabemos qué bichos hay para que se mantengan. Ahora hace como dos años que no cazamos vizcachas porque sabemos que hay pocas y pecarí hay una cantidad linda. pero no para cazarlos. Guanaco hace mucho que no hay y ñandú hace 10 o 15 años creo que vieron el último. Hay osos meleros y pumas, pero tampoco los cazamos (a los pumas) a excepción que empiecen a matar a las cabras y a las ovejas. Ahí sí, los cazan y los comen, porque también pueden ser un problema para las personas cuando empiezan a estar cerquita de las casas. Acá también hubo jaguares.

¿Usan plantas del territorio como medicina?

Sí, es muy raro que vayamos a un médico. Vamos cuando estamos muy mal. Nosotros tenemos reconocimiento de las plantas y sabemos para qué se usan. Este año en la escuela primaria la maestra y los chicos están trabajando en un proyecto que se llama Medicina Comechingona y trata de rescatar los saberes de la medicina nuestra y lo van a presentar en la Feria de Ciencias.

Respecto a la lengua antigua, ¿mantienen su uso?

No, se usan muchas palabras, pero cada vez menos porque hubo un corte muy grande entre las generaciones de mis abuelos y mis padres con la mía. Los más chiquitos quieren saber, pero quedan re pocos abuelos y mis padres son la generación que no quiso saber nada. Ahí fue cuando se acabó el tejido, la cestería, se perdieron tierras y muchos se fueron.

Tejendero

Contanos tu historia como tejendero e hilandero

Desde que tengo 16, por ahí, soy tejendero, que sería como un maestro tejedor, porque sabe todas las formas de tejer y con varias técnicas. E hilandero soy hace unos 6 o 7 años que es producir el hilo. Tejer en el telar es muy cansador, muy pesado, por eso, antes, la mayoría de los tejedores eran hombres. En cambio, hilanderas era algo más de las mujeres. Nosotros sacamos la lana de las ovejas y usamos yuyos de acá y de otros lugares para teñir. Yo hago colchas, ponchos, fajas. Se pueden hacer carteras, pies de cama, alforjas, caminos. Se pueden hacer diferentes puntos y hay uno que es el indio y es con dibujo. Soy el único que lo hace. Tengo una tía, la única que quedó viva, que también tejía, que me enseñó mucho. Y otras cosas las aprendí viendo los tejidos de mi bisabuela y de mi abuela. Todo lo que tejo lo hago en el telar y el hilado se hace con el huso que lleva mucho tiempo. Dentro de nuestra cultura el tejido siempre ha sido muy valorado. Yo casi todo lo hago por encargue y solo si me sobra algo lo vendo. Tenemos una página con mi mamá y mi hermana que se llama Tintina. Yo salgo a las ferias más que nada para enseñar. Porque gracias a Dios no tengo la necesidad de salir a vender. Pero sí ayudo a los tejenderos más grandes y entusiasmo a los más jóvenes. El problema es que es mucho trabajo, lo mismo que la cestería, la alfarería o el cuero. Para la cestería se usa la palma y la paja y se hacen paneras, abanicos, canastos, materos.

Por último, ¿estás dando clases como tejendero?

Sí, estoy dando la parte de taller dentro de la carrera de Arte Textil que tiene sede en Villa Cura Brochero y les enseño las técnicas con un enfoque zonal y tradicional de acá para que se mantenga. Somos pocos los que tejemos en la zona y se van perdiendo los significados. En la carrera estoy desde el año pasado, pero hemos sabido ir a las escuelas a enseñarles a teñir y a tejer, porque la gente ha perdido muchos conocimientos. Los colores, por ejemplo, están en muchos yuyos del monte, pero hay que saber cómo usarlos.