CULTURAMÚSICA

Todo está al revés, 30 años después (Attaque 77 y nuestros años noventa)

En 1994 Attaque 77 lanza su cuarto disco, Todo está al revés. Para entonces ya era llevaban siete años en la escena: habían debutado en Cemento en 1987. En 1991 hicieron su primer Obras y en 1992 la canción “Hacelo por mí”, que ese año se transformaría en la cortina y el nombre del taquillero programa de televisión conducido por Mario Pergolini. Una crónica sobre aquello que la banda significó para miles de jóvenes que en esos años transitaron las sendas del punk rock.

Por Mariano Pacheco

Todo está al revés, trece canciones donde al ritmo crudo del punk (nuevamente) aparece en letras donde se denuncia todo aquello que en la época merece ser denunciado: los medios masivos de comunicación, el poder político que empobrece a las grandes mayorías, la cárcel donde van a parar los pobres y no los ricos que saquean al país, el poder de la iglesia que oprime “espiritualmente” las almas. Y también el testimonio de lo que queda de esas vidas atravesadas por tanto dolor: el alcohol, las enfermedades como el HIV, la prisión, y el aguante, tanto en términos de padecer como de accionar (el pobre que soporta sufrimientos, el laburante que “alza su voz”). El disco cuenta además con dos covers emblemáticos: una versión en castellano (“Yo combatí la ley”) de la sesentista canción norteamericana “I fought the law” (ya interpretada y popularizada en el género por The Clash en los setenta) y “Vida monótona”, de la banda under del punk rock local Conmoción cerebral.

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En 1992, todos los domingos por la noche, Canal 9 emitía el programa “Hacelo por mí”, conducido por Mario Pergolini. Allí tocaron en vivo Los Ramones, el 20 de septiembre. Tres días antes, los padres del punk-rock americano tocaron en Obras Sanitarias junto a Todos Tus Muertos. Fue el primer recital al que asistí en mi vida, junto a mi hermana y su novio, quienes los veían por segunda vez. De ahí en más, las emblemáticas The Clash y Sex Pistols pasaban a ser parte de una historia reciente que se veía desplazada por los cuatro muchachos de jeans gastados y zapatillas de lona, que interpretaban canciones cortas y pegadizas con las que conquistarían el corazón de los punks-rockers argentinos.

Para entonces, Attaque 77 sonaba con fuerza; era la banda con más glamour que había participado del disco Invasión 88. En éste aparecían bandas como Straight-edge (precursora del hardcore local) y Comando suicida, inscripta en el ¡Oi! (género musical que se identificó con el movimiento skinhead, una suerte de neofascismo patotero, patriotero y barrial). Attaque comenzó con sus ensayos en mayo de 1987. Tres meses antes, Los Ramones habían pisado suelo nacional para realizar el primero de una serie de conciertos emblemáticos, que tuvieron al estadio de Obras Sanitarias como emblema (el primero de un total de 27 recitales en menos de una década, cuya despedida se realizó en 1996, en el estadio de River Plate, ante 50 mil personas, recital al que -por supuesto– también asistí).

En octubre de 1987 Attaque debutó, cmo tantas bandas, en Cemento. Al año siguiente salió a las calles su primer disco: Dulce navidad. Para1989 Federico Pertusi dejó la banda y su hermano Ciro pasó del bajo a la voz, dejando su lugar en las cuerdas a Luciano Scaglione (siguieron Mariano Martínez en guitarra y Leonardo De Cecco en batería). En 1990, en pleno auge del menemismo, Los 77 salieron a hegemonizar la segunda ola del punk rock desde una perspectiva claramente comercial, con su disco El cielo puede esperar. Todo fue muy rápido: en octubre de 1991 hicieron su primer Obras y en 1992 la canción “Hacelo por mí”, que sería la cortina y el nombre de ese nuevo producto televisivo a través del cual el punk llegaría a miles de jóvenes.

Por entonces escuchaba ambos casetes con pasión, aunque también algún que otro demo, de esos que circulaban grabados en TDK.

En los bares toxicomanía/ En tu casa el asistente social/ En la esquina el comando radioeléctrico/ ¡Controlándote, controlándome/ Vigilándote, molestándome!

Aún recuerdo la voz de Federico dedicando la canción “A los tres pibes que murieron pasando la General Paz”.

Unos dicen: ¡Vamos a enfrentarlos!/ Otros dicen: ¡Quedate en tu lugar!/ Sacan los bastones y empiezan las corridas/ Siempre termina igual/ Siempre termina igual.

El caso fue uno de los tantos que, desde entonces, comenzaría a denominarse “gatillo fácil”, ejecuciones ilegales perpetradas por policías contra jóvenes de barrios populares, que se sucedían sobre todo en Gran Buenos Aires, donde operaba “La Maldita Policía”.

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Attaque 77 y Los Ramones, pero también Sex Pistols y Todos Tus Muertos marcaron nuestros años noventa.

En 1992, mientras cursaba 6° grado del colegio primario en la Escuela Nº 6 de Bernal, compré y elegí por primera vez mis propias remeras. Una tenía la cara de Sid Vicius, otra, la tapa de Loco live, el disco en vivo de Los Ramones que había salido el año anterior. Atrás, con tinta china, le había dibujado las letras TTM.

Tiempo después comenzaría a sumar a mi repertorio las bandas de punk rock local, casi todas de la zona sur del Conurbano: Sin Ley, Flema, Dos minutos, cuya canción “Tema de Adrián” me recordaba a mi primo Adrián, fallecido muy joven a fines de los ochenta, enfermo de sida. Se había puesto a vender posters en los colectivos para una fundación en la que colaboró durante sus últimos meses, a modo de retribución por haberlo ayudado con su adicción a las drogas.

Y su mujer se preguntaba, y Adrián, ¿a dónde está?…

De Adrián recuerdo su negra campera de cuero, la negra leyenda familiar, y el póster de Boca que me regaló y colgué en mi habitación.

No sé si mi primo llegó a escuchar Attaque 77, pero yo lo sigo haciendo hasta la actualidad.