5 cosas por las que preferimos el trabajo en la economía popular
1) Porque lo hacemos en nuestro territorio. Al fortalecer nuestra comunidad y apoyándonos en ella, podemos saber de sus necesidades y desde allí entrelazarnos y articular con otras experiencias que van por el mismo camino. Un camino de desarrollo local o a escala humana, como decía Manfred Max Neef. Un desarrollo imprescindible en tiempos de crisis civilizatoria y catástrofe ambiental y humana.
2) Porque la economía popular nació de las mujeres, de las ollas populares, de la necesidad de cuidado y alimento que nos dejó la crisis del modelo neoliberal. Entonces decimos que es una economía ecofeminista, de cuidado de la Casa Común, de reconocimiento de todas esas tareas invisibilizadas por el patriarcado y que no entran aún en las estadísticas. Porque como decía la econofeminista Yayo Herrera, “el Pbi calcula la fabricación de armas pero no el cuidado de les niñes”.
3) Porque más allá de las carencias, de los esfuerzos, de la incomprensión de nuestro trabajo por gran parte de la sociedad y muchos de nuestros referentes políticos, creemos que nuestra labor es digna, porque la hacemos a nuestra manera, decidiendo participativamente en asamblea, sin un patrón que nos imponga condiciones o se quede con la renta de nuestro trabajo.
4) Porque con nuestro trabajo cuidamos a nuestra comunidad, producimos comida sana, reciclamos esa basura que descarta la sociedad para volver a utilizarse, y reducir los costos ambientales de este sistema capitalista. Porque tejemos la ropa que nuestras niñas no pueden comprar en los shoppings, Porque cumplimos funciones sociales sobre gentes que ese sistema ha descartado. Y lo hacemos desde el esfuerzo y la autogestión, más allá de esas migajas que nos tira el Estado y por la que tanto escándalo hacen cuando las grandes empresas y las familias más adineradas de este país siempre han recibido muchos mayores beneficios de esa estructura aún neoliberal y elitista, a la cual aportamos nuestros impuestos día a día a través del IVA a nuestros consumos. Un impuesto que no se evade y que es la mayor torta de la recaudación.
5) Porque más allá de sus errores, nuestros dirigentes y representantes han sabido negociar con el Estado para nuestro beneficio y generar leyes, más un sindicato que nos representa. Incluso logrando que algunas de nosotras, pobres pero no ignorantes, ocupemos sillones en el Congreso o alguna secretaría. En muchos casos, esas compañeras han demostrado que su gestión ha sido más eficiente y en beneficio del pueblo que muchos universitarios. Y si no, como decía el general, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.