Pequeñas historias frente a un gran monstruo
Con motivo de la presentación en Córdoba del libro “Malvinas versus Misáines” de Nico Stutz, le envíamos algunas preguntas para que nos respondiera acerca de su libro.
“Toda narrativa es parcial. Bajo esta premisa, me propuse no hacer un libro “narrado”, sino
hacer una panorámica escrita. En la búsqueda de reflejar aunque sea un botón de muestra de
la vida en el acampe, intenté recopilar no los grandes hechos y/o testimonios de las
personalidades más destacadas, sino sobre todo, la biodiversidad de historias.”
Nico Stutz, Malvinas versus Misáianes
Vive en una casa rodeado de cultivos e inventos permaculturales al final del callejón de los duendes, cerca de la casa ecológica del Pepe Damato, en San Marcos Sierras. Ha participado “fantasmalmente” del Grupo de Reflexión Rural (GRR), la Asamblea Todos por San Marcos y otras movidas dizque “ambientales”. Pero dice que hoy “tras años de huir de toda categoría encasillante, harto de remar contra las corrientes disciplinarias”, prefiere presentarse como: “psicólogo, docente, artesano, cultivador, narrador, escritor, y psicopermacultor ecodóxico”. Posiblemente se presente así para que, entre tantas palabras, puedan entrar disimuladas las últimas dos, que son las que le resultan más simpáticas. Es que más bien deberíamos decir que Nico Stutz vive en una casa ecodóxica con una gran biblioteca ecodóxica y una huerta ecodóxica en algún lugar llamado San Marcos Sierras. Eso cuando no anda girando por el planeta activando otras huertas ecodóxicas o vendiendo sus libritos de encuadernación autogestiva.
En uno de sus últimos arrebatos de locura el Nico quizo hacer una compilación de historias mínimas o crónicas menores acerca del bloqueo a Monsanto en Malvinas Argentinas. Una de las tantas historias de respiro en medio de la debacle civilizatoria de este bendito descalabro mundial. “Es un libro creado vía guasap, con el presupuesto correspondiente a las horas que pasamos frente a la computadora y el teléfono, tanto quiénes hicieron sus aportes, como quien esto escribe. En un estilo de compilación que podemos denominar Autogestión Colectiva. Luego mandado vía guasap a una imprenta. Editado y encuadernado en casa. Inspirado en la Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA). Con tiradas de 40 ejemplares”.
¿Cómo y cuándo surgió la idea del libro?
Participé en el juicio a las fumigaciones en Barrio Ituzaingó en 2012. Estuve en la sala casi cuatro días enteros, tomaba nota de lo que iba sucediendo adentro para compartirlo con los compas afuera. E incluso mis notas colaboraron para informar cómo avanzaba el juicio en la página de internet destinada a tal fin. Muchos iban y venían, por sus trabajos y vidas allí. En cambio yo estaba de paso, sin apuro ni compromisos extras. En esa semana apenas me moví de tribunales II, donde se hizo el juicio, y dormí un par de veces en la carpa que estaba afuera acompañando el juicio, en las guardias nocturnas.
Hasta que me puse ahora mismo a responderte esta pregunta, no había dimensionado cuán relevante fue para mí haber participado, casi sin querer queriendo, en ese juicio. Digo así, pues si bien venía siguiendo las problemáticas del agronegocio, me enteré del juicio un día antes a que comience. Yo estaba en Rosario, y ya tenía programado viajar a las sierras, y aprovechar para pasar un par de horas por Córdoba, a visitar amigos, que justo estaban en el juicio. Esas dos horas se transformaron en ¡toda la semana! El viernes de la primer semana del juicio pasaron cosas que me llevaron a escribir un pequeño artículo, que me motivó a publicar, inspirado por compas de la FLIA. Ese fue mi primer libro: Nendo Dango.
Luego llegué a mi pueblo, y como vocero de una asamblea que luchaba por el agua, contra desmontes, etc., seguí de cerca las cuestiones territoriales y de la vida, que algunos minimizan llamando “ambientales”. Ya conectado con varias cuestiones que estaban pasando en la provincia, fui a Córdoba especialmente para participar en el primer festival Primavera Sin Monsanto, y frecuenté el acampe-bloqueo durante 2013, y una parte de 2014.
Luego procuré seguir informado de lo que iba sucediendo, no tanto en el bloqueo en sí, sino con Monsanto. Por haber estado muy vinculado esos primeros meses, y hacer radio, muchas personas me preguntaban en qué había quedado “lo de monsanto”. Durante mucho tiempo me costó responder, pues sabía que continuaba el bloqueo, pero nunca estaba claro si Monsanto se iba o no. Creo que en esos primeros meses se definieron las cuestiones que frenaron la planta: no tenían licencia social, ni avales legales, como el estudio de impacto ambiental, etc. Sin embargo, la retirada definitiva del monstruo se dilató por más de tres años. Creo que esa fue una estrategia para que la lucha se diluya en el imaginario colectivo, incluso habiendo ganado la batalla. Quisieron robarnos la consciencia de lo que sin lugar a dudas fue un triunfo colectivo del pueblo, y de las Tierras Fértiles.
Un día nos enteramos que Monsanto vendía el predio. Muchas personas ni sabían que seguía el bloqueo. La dilatación en el tiempo de la retirada de Monsanto desgastó a las personas que participaron e hizo muy difícil que el triunfo de Malvinas se imprima en la conciencia colectiva como corresponde. En 2018, un día escucho a alguien decir en la radio que lo de Malvinas fue un triunfo de “la izquierda”. Me pareció un reduccionismo muy burdo e injusto con las miles de personas que participaron de mil maneras del bloqueo. Quise, con el libro, recuperar, recordar y revalorizar esas voces. Por una cuestión de mera memoria, por así decir. No buscando acomodar las ideas o relatos de una u otra manera, ni direccionándolos. Sé que suena raro esto para quienes tienen una lectura particular, cualquiera sea, de las cosas. Yo no quise hacer una lectura, de ninguna línea en especial… quise recordar que aquello sucedió. Punto.
Por otro lado, creí, y creo necesario recordar y recordarnos cuando las cosas salen bien. Hay un efecto depresivo en sólo contar las derrotas o fracasos. La depresión es contagiosa… ! pero la alegría también lo es! Depende un poco de nosotrxs, cada día, en qué decidimos concentrarnos y qué cosas elegimos propiciar. Personalmente considero, como Vinicius de Moraes, que ¡es mejor ser alegre que ser triste! Por eso y para eso encaré este librito.
Dicen algunos que el agronegocio sigue, es cierto, pero! Monsanto tuvo que irse de Malvinas, che! Pues como dijo Liliana Bodoc: “el odio retrocede cuando los hombres cantan”.
¿Quienes participan en el libro? ¿Cómo fueron elegidos?
Hice una convocatoria abierta para que conteste quién quiera. Me presentaba para quienes no me conocían, contaba del proyecto, e invitaba a responder algunas preguntas, a compartir la convocatoria. Y sobre todo! a la licencia poética!
No podría decir que los participantes fueron elegidos. Envié la convocatoria primero por facebuc, luego guasap, a mis contactos, algunos más amigos, y otros, mmm ese raro vínculo que son los contactos del caralibro, y para que compartan con sus contactos, o quién les parezca pertinente. También mandé algunos mensajes invitando a participar de “un libro sobre el bloqueo contra monsanto” en radio nacional. Siempre remarcando que era para compartir. Todo aporte que me enviaron fue incorporado.
Al ser convocatoria virtual, vía guasap, varias personas nunca respondieron. Otras prometieron participar, y luego no lo hicieron. Sólo 3 o 4 se negaron a participar, alegando no conocerme, no compartir mi visión y/o no compartir nada de lo que se escribió, o dijo sobre el bloqueo. Tuvieron la cordialidad de responderme, así que de alguna manera intenté reflejar incluso sus disidencias. Hay registro de esas voces también en el libro.
¿Quién es Misáianes? ¿Por qué elegirlo como archienemigo?
En La Saga de los Confines, de Liliana Bodoc, Misáianes es el hijo increado de La Sombra, quién busca asolar el mundo, y acabar con la biodiversidad, al igual que Monsanto. La Saga, es sin dudas, la inspiración literaria, por así decir, para hacer este libro.
¿Pudiste llegar a alguna conclusión con este libro?
No busqué llegar a una conclusión. Lo concebí como un almácigo de narraciones-memorias, no tanto para comprender o teorizar sobre los hechos, sino para reflejar la biodiversidad de actores implicados. Y recordarnos que la unión hace la fuerza. Y que la memoria solo perdura si se reinventa, como dice Liliana Bodoc. Puedo decir que hubo varias sinapsis, un atar cabos sueltos de la memoria, y algunos reencuentros con otres, que en general, generaron y generan alegría. Fundamental para seguir caminando.
¿Crees que alguno de los autores pudo llegar a alguna conclusión con respecto al bloqueo de Malvinas?
Cada uno tiene una lectura de los hechos, y desde allí escribió. Por ende, no sé si llegaron a conclusiones… quizás re-visiones del proceso, y su importancia. Es un libro, claro. Pero desde un principio me propuse hacer un recordatorio sobre lo sucedido, más que un libro, en el sentido clásico. Si es que existe un sentido clásico de lo que es un libro. Por otra parte, más allá de lo que yo crea, algunos manifestaron que hacer memoria ayuda a sanar un poquito, algunas heridas que aún quedaron abiertas. Quizás esa sea una de las cuestiones pendientes, si concluir es cerrar, digamos cicatrizar, la narrativa busca esa sanación. En qué medida lo logre o aporte a eso… el tiempo lo dirá.
Además, al ser muy reciente, de haber conclusiones en el buen sentido, sucederán cuando quienes participaron se encuentren con las otras voces, en el libro. Recién ahí veremos cuáles serán las devoluciones, y conclusiones. Por ahora sólo puedo decir que quiénes ya lo leyeron manifestaron que les gustó.
¿Qué esperas o qué puede esperar la gente de las presentaciones?
Quién no participó del proceso puede enterarse que sucedió en Malvinas. Quiénes participaron, pueden recordar y recordarse en aquellas movidas, pero además sumar algunas visiones diversas para tener una panorámica más amplia de cómo Malvinas frenó a Monsanto. Quizás enterarse nuevos datos que no tenían. En fin, todo lo que implica hacer un ejercicio de memoria sobre algo mucho más importante que el registro que en general se hizo. En ese sentido, no es el primero, ni el último registro sobre el bloqueo. Pero sí una buena excusa para reencontrarnos, no para quedarnos en aquello, sino para ayudarnos juntxs, a ver cómo seguimos.
“Malvinas versus Misáianes” de Nico Stutz se presenta este jueves 13 de febrero a las 18:30 en Casa Pueblo (Pasaje Revol 52, Barrio Guemes)