Horacio González y la función intelectual en la sociedad argentina
Leer a González, escuchar a Horacio. La profundidad de un pensamiento y su despliegue retórico. El viejo tema del intelectual, su compromiso político, su labora específica.
1996: aun falta casi una década para que sea director de la Biblioteca Nacional. Por entonces es un simple profesor universitario, como le gusta caracterizarse. Da clases en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde surge la emblemática revista “El ojo mocho”, pero también en otras ciudades, como La Plata y Rosario. Aun no ha publicado su emblemático libro “Restos pampeanos” per desde hace tiempo es un sagaz analista de la realidad argentina y cultor del ensayo, ese género culpable. Buenos Aires, 1996. Horacio comparte mesa, en una actividad realizada en el Instituto Movilizador de Fondos cooperativos, junto a los titanes León Rozitchner y David Viñas, cuyas lecturas formaron al joven González, quien aquí se destaca por su lucidez y su poética.