Hambreadas, invisibilizadas y criminalizadas
El allanamiento de la sede de UTEP en Constitución confirma la estrategia de persecución a las organizaciones de la economía popular.
La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular UTEP denunció un allanamiento realizado por efectivos de la Policía Federal a pedido del juez Julián Ercolini, que irrumpieron en la sede del barrio porteño de Constitución, donde se desarrollaba un comedor popular que cuenta con asistencia a personas vulnerables. El hecho contó con diversas irregularidades desde lo legal.
Esto sucedió a días de la multitudinaria marcha por el día de San Cayetano. Que por su masividad y popularidad no pudo ser reprimida por el gobierno. El allanamiento suena a vendetta, pero también a la continuidad de una política de criminalización y judicialización de los movimientos populares que es pan de cada día en todo el continente y que no es monopolio de los gobiernos de derecha o extrema derecha, sino que también ha venido siendo parte de los gobiernos dizque “populares” o “progresistas”.
En los barrios se recuerda al juez Ercolini por haber levantado, a pedido de la ministra de Desarrollo Social del gobierno de Alberto Fernández, Victoria Tolosa Paz, el secreto fiscal de las militantes barriales a las que el Papa Francisco bautizó como “poetizas populares”, inaugurando el reclamo de Pan, Paz, Tierra, Techo y Trabajo, que ya fue la consigna de las movilizaciones de San Cayetano que, en pleno gobierno de Cambiemos, consiguió la aprobación por unanimidad en el Congreso Nacional de la Ley de Emergencia Social, que aprobó el Salario Social Complementario (SSC), luego Potenciar Trabajo, ahora Volver al Trabajo o Acompañamiento Social.
En un gobierno y con una “Justicia” que no se animó a levantar el secreto fiscal de los grandes evasores o financistas acusados de fugarse los u$s 45.000 millones del préstamos del FMI al gobierno de Cambiemos, la medida de Ercolini permitió dar de baja miles de “planes sociales” que eran un complemento salarial para mujeres que trabajaban en una olla popular, una cooperativa textil o tareas de cuidado barriales (que incluyeron muertes durante la pandemia del Covid).
Este recorte fiscal fue instrucción del propio FMI (cuyo propio estatuto no permite el uso de sus fondos para fuga de capitales). En un contexto de crímenes de guante blanco, narcotráfico y un atentado a una ex-presidenta financiado por estos mismos capitales, el levantamiento fiscal de Ercolini permitió eliminar la ayuda social y económica a mujeres de sectores populares por el solo hecho de haber comprado alguna aplicación en dólares con su celular, como bien demostraron los abogados de la UTEP, en su momento.
En medio de un aumento sideral de los precios de los alimentos, la pobreza y la indigencia, en particular de les niñes de Argentina, el gobierno nacional decidió cancelar la ayuda alimentaria a los comedores populares, acusándolos de corrupción. Esta acusación no pudo ser demostrada, como tampoco la malversación de fondos del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), también aprobado gracias a la movilización popular en San Cayetano, también por unanimidad en el Congreso Nacional, con la Ley de Regularización de los Barrios Populares.
“Piden pan, no les dan, piden queso, les dan hueso y les cortan el pescuezo”, dice una canción infantil. Una muestra de la economía política de la crueldad, que expresa este gobierno, pero también incubaron los anteriores. Quizás por la política y economía real que en los territorios que encarnaron los movimientos populares nucleados en UTEP, es que, evidentemente, son, en los hechos, los principales enemigos de este gobierno y sus patrones: la casta empresaria multinacional, en su estrategia de hambre, miseria, concentración de la riqueza y represión.
Te compartimos la entrevista del Chispazo Informativo de FM Riachuelo con Nicolás Caropresi, referente del MTE, dentro de la UTEP.
Y una serie de videos que explican qué es la economía popular y porque la defendemos. Busca mas materiales como este en La luna con Gatillo. Y suscribite. Así podemos seguir haciendo una “crítica política de la cultura”.