FEMINISMOS

Liderazgos femeninos y redes sociales

¿Cómo son las representaciones de las mujeres que hacen política en las redes sociales; qué mensajes se construyen? ¿Qué parte se muestra y cuál se omite? Si trabajas en redes sociales o si las usas, este artículo te va a gustar. 

Por Flo Straso

Linda mañana para hablar del sexismo en la política y en las redes sociales, ¿verdad? Se cumplieron 70 años de la primera vez que las mujeres pudieron votar y participar en la política; un aniversario joven para nuestra historia civil. Los años han pasado, algunas malas mañas han quedado. 

Hace un tiempo, tomé una webinar con Virginia García Beaudoux –Doctora en Psicología e Investigadora Consultora ONU Mujeres- sobre comunicación y liderazgos con perspectiva de género. Comentó una lluvia de preguntas que recuperó de entrevistas realizadas a mujeres de la política. ¿Te suena alguna?

  • ¿Se siente realmente preparada para la política? 
  • ¿Cómo hará para no descuidar de sus hijos? 
  • Se la ve más delgada, ¿está haciendo una dieta? 
  • ¿Se haría una cirugía estética? 
  • ¿Cuál es el regalo más romántico que le ha hecho su marido? 
  • ¿Cómo compatibilizará su rol de madre y abuela con la actividad política? 

Preguntas con sesgo de género que evidencian los cuestionamientos sobre su “preparación” insinuando ciertos atributos de inexperta, débil o novata, que disminuye la confianza y con ella la intención de voto. ¿Por qué?

Lo público, lo privado y el poder

Esta cosmovisión no nació de un repollo sino del contrato social y su consecuente división sexual del trabajo, noción que instaló el escenario donde se crearon los roles de género, hace cientos de años, y que sigue teniendo efecto. 

Esa división plantea un espacio público con derechos civiles y de participación, con un trabajo remunerado que goza de reconocimiento y buena reputación; trabajo que se realiza fuera de la casa, en las calles y en las instituciones. Espacio que fue asignado a los varones como premio de los estereotipos de género que los privilegia con supuesta capacidad extra para el liderazgo y el trabajo duro. El espacio privado, por su parte, contempla el hogar y todas sus tareas domésticas; limpieza, reglas y cuidados. Es un trabajo no remunerado y no reconocido. Este fue asignado, históricamente, a las mujeres. Hoy en día esa división no es tan tajante, pero sí persiste. 

Por eso, si de mujeres y política se trata, no van a tardar en aparecer comentarios despectivos de tipo “andá a lavar los platos” o “la política es tema de hombres” porque el patriarcado -forma de organización social- ha asignado el poder a los varones. Ellos son quiénes gobiernan el mundo (aunque la mayoría lo haga para la mierd*). Ellas, en cambio, son las gobernadoras del hogar. El machismo, también en la política, está convencido de que el lugar de las mujeres sigue siendo la casa. 

Los does y doesn’t en las redes sociales:

1) No enfatices en habilidades blandas:

Los estereotipos de género, moldes de imaginarios y expectativas sobre cómo deben ser las personas según su sexo/género, han instalado y naturalizado la idea de que los varones deben ser fuertes, poderosos, autosuficientes; y las mujeres, amables y pacientes. Cuando hablemos de mujeres y política, será necesario enfatizar más en habilidades “duras” que en las blandas. Por lo general, se asume que los hombres suman habilidades blandas a las duras que “naturalmente” tienen… y que las mujeres muestran las blandas porque carecen de las duras. 

2) Qué importan las apariencias

Sigue latente la idea de que siempre va a ser mejor si una mujer es bella, flaca, bien vestida, blanca y depilada (aunque jamás se analicen a los varones con esos lentes). Dice el post de @mujeresquenofuerontapa: “Hablar de la apariencia, sus looks, cuerpos, vestimentas, porque ¿de qué otra cosa se puede hablar cuando se trata de mujeres que no sean banalidades? ¿de política, de gestión, de ideas? Naaa, ¿para qué? A ver si todavía creemos que la política también es cosa de mujeres, que estamos ahí no por nuestra apariencia sino por nuestras ideas y por nuestro desempeño.

3) No somos enemichas

Cuenta la periodista Luciana Peker en un programa de Canal Encuentro que la violencia de género también se expresa en aquellos mensajes que sitúan a las mujeres como enemigas y enfrentadas entre sí, en una disputa de polleras, fiel al mito patriarca de que la amistad entre nosotras no puede existir porque siempre competimos. Esa histórica enemistad, para la coordinadora de @mujeresquenofuerontapa, se sostiene en muchos ámbitos y por supuesto en el político también: “Se las muestra como enfrentadas, como ‘chusmas de barrio’; el esfuerzo está puesto en mostrar a las mujeres opositoras en la política en enfrentamientos “de minitas” “peleas de minas”, porque “viste como son las minas”, “una bolsa de gatos”, “locas”, histéricas”.

4) Histéric*

También es usual ver cómo se realizan reiterados cuestionamientos a su estabilidad emocional, como personas explosivas o demasiado frías. Con el argumento de la histeria, continúa explicando @mujeresquenofuerontapa, “se nos niegan derechos desde que el mundo existe. Por histéricas, no votábamos, ni estudiábamos ni ninguna de las cosas que podían hacer los varones. Si hay un argumento descalificante, usado siempre para retacearnos los espacios de lo público, es la histeria”.

Es que… la violencia política existe

En diciembre del 2019 la ley de protección integral a las mujeres, 26.485 incorporó a su artículo 5 el tipo de violencia política, definiendola como aquella que se dirige a menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir su participación política, vulnerando el derecho a una vida política libre de violencia y/o el derecho a participar en los asuntos públicos y políticos en condiciones de igualdad con los varones.

El liderazgo masculino no es natural, es cultural

Virginia García Beaudoux sostiene que existe un imaginario de lideresa que sostiene que el líder es masculino “por naturaleza”. ¿Por naturaleza? Si nos ponemos los lentes de género veremos que la biología no es destino y que convivimos atravesados por roles, estereotipos y expectativas devenidas de nuestra genitalidad y de nuestro género. Al respecto -del liderazgo masculino “por naturaleza” -que en realidad es cultural- existen estas cifras escalofriantes:

  • La universidad de Oxford nombró por primera vez rectora a una mujer tras 800 años de existencia. 
  • En el Foro económico de Davos participaron mujeres tras 48 años de existencia.
  • En los premios Nobel, que reconoce acciones y trayectorias, las mujeres son menos del 5%.
  • El Banco Central tuvo una presidenta mujer por primera vez en 226 años de trayectoria.

La deconstrucción no llegó a la política 

García Beaudoux no se detiene y comparte algunas cifras actuales sobre el panorama de la política internacional: 

  • El 90 % de los Jefes de Estado y Gobiernos son varones.
  • El 75% de los Parlamentos del mundo son ocupados por varones.
  • El 21% de los Ministros de Gobierno son mujeres.

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