La víctima es más que una estadística
Voy con rima, a ver si pega más: La víctima es más que una estadística; no es un caso individual, es el mayor genocidio en la historia mundial. Los femicidios no van en la sección policial, lo entendamos: es un asunto social. Complejo y multicausal. Recuperar la sensibilidad es, quizás, el paso inicial… para darle a cada vida el valor que merecía.
Por Flo Straso
Hace tiempo que quiero escribir sobre este tema, pero por algún motivo, no podía. A veces se complica querer unificar tantos frentes en un simple mensaje. Y más cuando es algo que viene del intelecto y del corazón. Como capacitadora de Ley Micaela -una víctima de femicidio en Entre Ríos-, como integrante del equipo de investigación Muero Muerta LAB -que cito más adelante-, como comunicadora social -que no puede ser acrítica con los medios masivos-, y como persona-amiga-hija-hermana, me costaba encontrar la manera de decir: despertaos hermanos, los femicidios están muy naturalizados.
Como un guiño del destino, la semana pasada vi una película cuya sinopsis le da título a esta nota: la víctima es más que una estadística. Ese film del 2019, llamado A Regular Woman -disponible en Mubi y en Amazon-, recupera el asesinato de una alemana de ascendencia turca, cuya familia musulmana no aceptó su independencia de la comunidad y, por acuerdo de todos, la asesinan bajo lo que se conoce como “asesinato de honor”, aquel que se da cuando una integrante, siempre mujer, se abre, siendo inadmisible para los otros miembros, que dicen: “Antes muerta”.
Hice match con el enfoque de la directora. Ella se propone recuperar la historia de esa mujer. Yo, si pudiera, me dedicaría a recuperar la historia de cada una de esas mujeres, cuyas vidas fueron arrebatadas por el machismo. Me duele profundamente la banalización de los femicidios y por eso estoy aquí: para proponernos recuperar la sensibilidad. Voy a responsabilizar, primero, a los medios de comunicación como productores y reproductores de esta naturalización tan injusta. Pero también quiero incomodar a las personas usuarias de las redes y los medios. Ustedes, nosotros. Quiero que nos hagamos cargo y que podamos alterar estas lógicas crueles. ¿Se copan?
Para los medios es policial, no social
Un estudio realizado por el Equipo de Investigación del ICI (Instituto de Comunicación Institucional de la FCC, que se puede leer aquí: https://bit.ly/3qbTIPS), demuestra que los medios más importantes de la provincia siguen justificando la violencia de género en el tratamiento de los femicidios. El equipo, del cual formo parte, trabaja mediante un Observatorio de medios y la principal evidencia es que los femicidios se ubican en la sección policiales y utilizan fuentes policiales o judiciales. Es necesario situar la problemática como un asunto social, multicausal, y citar como fuente a expertas y referentes, para ampliar la visión y romper algunos moldes. María Fernanda Bratti, una de las docentes que lidera la investigación, cuenta que sólo el 1% de los registros se encuentra bajo la sección llamada Violencia de género, creada recientemente.
Este equipo, sostiene que la noción de policialización de las mujeres “tiene que ver con estrategias comunicacionales que revictimizan y refuerzan las violencias desplazando, a través de la banalidad y la espectacularización, la posibilidad de un tratamiento en contexto de la problemática”. Así las cosas, los medios -que no sólo informan sino que forman a sus audiencias- están contribuyendo indirectamente a la naturalización de los femicidios, que son el genocidio mayor en la historia global.
Pero no es individual, es social
Para recuperar esa sensibilidad arrebatada, será necesario entender que los femicidios son crímenes cometidos por varones hacia mujeres y otras identidades no heteronormadas; asesinatos por el hecho de creerlas de su propiedad o inferiores y que -en cualquiera de los casos- representa esa relación desigual de poder que hace a la violencia de género. Un listado simple para un primer paso; un manual de estilo, de lectura, para consumir noticias vinculadas al tema, es el siguiente:
– Entender que cada mujer asesinada tenía una vida llena de sueños, de miedos, de anhelos, una historia y trayectoria personal, única e irrepetible. Una historia que merece ser recordada, homenajeada, y sobre todo, merece justicia.
– Visualizar los efectos colaterales de cada crimen: un entorno cercano destruido y cientos de niños, niñas y jóvenes que se quedaron sin su mamá. ¿Se imaginan lo terrible de perder a una madre en un femicidio?
– No olvidar que la mayoría de los femicidios suceden en el hogar de la víctima, oh casualidad, el lugar que la división sexual del trabajo le asignó a las mujeres (el espacio privado); el hogar… ese lugar que se supone ha de ser el más seguro.
– Apelar al femicidio como un agravante en la pena. Desde el 2012, el Código Penal de nuestro país incorporó la figura de femicidio como un agravante en la condena, por mediar violencia de género.
– Entender la condición de riesgo a priori de ser mujer o persona no heteronormada, porque si bien la gran mayoría de los femicidios es realizado por parejas o ex parejas, hay un porcentaje cometido por desconocidos, que resalta esa condición de riesgo que aún nos acompaña.
Palabras finales, más no menos importantes
Si alguna vez leyeron los comentarios de un femicidio en Facebook, saben de lo que estoy hablando. Mujeres y varones de todas las edades, minimizan y banalizan el acontecimiento al són de “¿y la violencia hacia los niños?; ¿y la violencia urbana?; ¿y la violencia de la mujer al hombre?”, entre tantos otros. Justifican lo injustificable, de manera indirecta. Y aunque ya sé que estamos en la era de la posverdad, en donde la emoción (o impresión, u opinión) vale más que la razón… Y aunque ya sé que avanzamos mucho en esta materia, mucho nos queda. El día que dimensionemos la gravedad social del problema, estaremos más cerca de ser una sociedad más justa, y mejor.