Construcción política de la discapacidad
Por: Pablo Cervigni – Ilustración nico_mezca
Una mirada sobre la militancia política de la persona en situación de discapacidad
Desde el modelo social de la discapacidad, podemos entender que las causas que originan la discapacidad no son religiosas, ni científicas, sino que son, en gran medida, sociales.
Es decir que, la discapacidad, forma parte de una serie de decisiones políticas sobre como mirarla y cómo afrontarla.
Desde las asociaciones civiles, fundaciones y organizaciones políticas comprometidas con la discapacidad, desde hace ya muchos años se intenta crear una identidad que conforme a lo que queremos denominar, en un futuro cercano, el colectivo de personas en situación de discapacidad, siguiendo la línea de otros proyectos políticos que se han vuelvo masivos pensándolo en estos términos.
La minoría en situación de discapacidad ha sido invisibilizada desde siempre y a propósito dado que rompe con la armonía la de sociedad perfecta y saludable, también se corre de la norma estética social, pero no solo eso sino que también se corre en términos de los usos y el movimiento dentro de una sociedad que avanza implacablemente y que deja atrás a todos aquellos que no pueden seguirle el ritmo, un ritmo que forma parte de la misma mecánica de invisibilizacion, sumado los obstáculos físicos que día a día nos encontramos y que nos impiden avanzar.
La vida cotidiana de las personas en situación de discapacidad, salvando excepciones que siempre las hay, es una vida de constante encierro, limitaciones y distanciamiento social obligatorio, no por enfermedad sino porque los obstáculos en muchas oportunidades son más grandes que nuestras fuerzas para superarlos en solitario, pero estamos acostumbrados a estar solos, porque lo que no sabemos actuar en equipo, porque también es parte de nuestra forma de ver el mundo, no la forma que hemos elegido sino la forma que nos han impuesto a lo largo de siglos de condicionamiento y de estigmatización.
Poco a poco nos vamos despegando de la idea en donde el modelo médico ve a la discapacidad como un defecto dentro del individuo, una aberración en comparación con los rasgos y características normales en donde, para tener una alta calidad de vida, estos defectos deben curarse, repararse o eliminarse por completo. Aunque siendo completamente sinceros todavía ese modelo mental está impregnado en las raíces mismas de la sociedad y ese filtro se muestra aun predominante en muchos aspectos de la vida común y corriente.
Hoy por hoy las personas en situación de discapacidad no solo nos estamos animando a demostrar que paradigmas medievales ya no pueden ser tenidos en cuenta y contra los cuales se deben luchar, pero a la vez estamos animándonos a conformarnos en grupos y hacer valer nuestra identidad que desde lo distinto alimenta a la construcción total de una sociedad que avance, crece y que se proyecta sobre un futuro que día tras día está mutando. Poco a poco, desde espacios para las experiencias políticas las personas en situación de discapacidad no solo estamos construyendo nuevas formas de vernos sino también de presentarnos en las calles, de mostrarnos al otro desde nuestra capacidades, poco a poco estamos encontrando y creados nuevos lugares a los cuales pertenecer, lugares que saben contenernos y desde los cuales también se nos permite construir de igual a igual, mostrando nuestras experiencias al mundo, nuestros modos y nuestras ideas que son, de hecho, ideas para toda la sociedad en su conjunto, porque muchas veces se piensa que las ideas que se dan para adentro de las discusiones sobre la discapacidad son solo para eso, cuando en realidad son para todo el conjunto de la sociedad que necesita que se garantice el acceso a cuestiones que hoy son inaccesibles para todos a todos los niveles, no solo en cuanto a la infraestructura.
Es por eso que la mirada sobre la discapacidad dada por las propias personas en situación de discapacidad no solo es necesaria, sino que es una piedra fundamental pensando en la sociedad que queremos construir, en donde el acceso no sea algo para unos pocos y en donde la diferencia no sea motivo de exclusión sino todo lo contrario, un motivo para incluir.
Hoy por hoy las personas en situación de discapacidad se están mostrando mucho más al mundo desde aspectos más normalizadores y, es cierto, algunas políticas estatales están orientadas en todo el mundo a que esto suceda en mayor o menor medida, pero no podemos esperar nunca que estas políticas tengan un impacto real cuando no se incluyen a las propias personas en situación de discapacidad que en muchas oportunidades demandan el derecho a la participan pero que por lo general eso es negado o simplemente utilizado como una pantalla de difusión en donde, en realidad, la persona en situación de discapacidad no tiene ni voz ni voto, porque somos los eternos niños sin derechos (?).
Somos nosotros y nosotras, las propias personas en situación de discapacidad que debemos crear, conjunto con las organizaciones sociales que nos incluyen, la estructura ideológica del colectivo de personas en situación de discapacidad, una identidad política que incluya todas nuestras diferencias y que a la vez nos invite a pelear por objetivos en común que tienen que ver con el derecho a la accesibilidad en todo sentido. Por otro lado, es la sociedad en su conjunto la que debe acompañar este proceso desde integración completa y no solo en términos de parcialidad.
La construcción política de la discapacidad desde la militancia política de las personas en situación de discapacidad es, definitivamente, el eslabón faltante para conseguir los derechos que aún nos faltan, que aún son muchos y, además, nos toca defender todos los derechos conseguidos hasta el momento y que siempre dan la impresión de estar bailando entre el ser y el no ser, de hecho, la propia experiencia de la militancia de personas en situación ya abre nuevos panoramas para la misma, desde la utilización de los discursos y las redes sociales como espacios de completa accesibilidad y tránsito de las ideas, pero también de las personalidad en sí, desde el hacernos ver sin pretender “dar lastima” sino desde nuestros talentos y aspiraciones.
La experiencia del voto es llamativa en términos de ejemplificar, un voto que para muchas personas en situación de discapacidad nunca ha sido universal, ni igualitario, ni mucho menos secreto, aunque siempre obligatorio, porque hay que votar incluso si las mesas son inaccesibles o si el cuarto oscuro inclusivo, que dicho sea de paso es un cuarto oscuro aparte del resto de los cuartos oscuros y de las demas filas de votantes normales, es de puertas angostas o demasiado pequeño, donde la planificación brilla por su ausencia y en donde la persona en situación de discapacidad históricamente se ha tenido que conformar con la buena predisposición del dueño de casa.
Es importante entonces que toda la sociedad en su conjunto, con las propias personas en situación de discapacidad a la cabeza rompan con estas estructuras opresivas sobre la propia experiencia de la discapacidad, una experiencia que en realidad nada tiene que ver con quedarnos estáticos, sino que, todo lo contrario, nos pide movimientos y cambios constantes.
Esta es solo una de las tantas miradas sobre la discapacidad que sirven para sumar a otras que a la vez sumen a la idea a futuro de la creación del colectivo en situación de discapacidad, un colecto que llegue a acuerdos sobre qué es lo que no define como personas en situación de discapacidad y que es lo que necesitamos para vivir nuestras vidas plenamente. Esto no se puede dar si no es desde la política, desde la discusión y la lucha constante en función de algo que quizás aún no hemos definido bien que es pero que sabemos que necesitamos y que es parte de lo que nos representa como un conjunto que, hoy por hoy, sigue postergado.
“Si un lugar no permite el acceso a todas las personas, ese lugar es deficiente”.
Thais Frota
Se trata de animarnos a nosotros mismos a transitar la experiencia política en todo sentido, llenarla de un contenido que sea para nosotros, que nos dé una identidad desde la cual avanzar como un conjunto, luego se debatirán diferencias internas, como en todo proyecto política, que expandan aún más las miradas en un mundo casi completamente inexplorado, salvo desde la caridad.
No es un camino sencillo dado que para construir primero hay que destruir todos los conceptos e ideas creadas alrededor de la discapacidad, todas las estructuras que a todos los niveles han sido sostenidas y fortificadas con el correr de los años, una estructura que nos tiene como el “mal inevitable” que ya no puede extirpar tan fácilmente como en otras épocas de la historia de la humanidad.
El miedo es la discapacidad más grande de todas, es ese miedo que debemos superar como sociedad en su conjunto, pero también nosotros, las personas en situación de discapacidad que a la vez somos sujetos de derechos, sujetos políticos que debemos llenar de sentidos nuestras propias experiencias de aprendizajes, de vivencias y demas. No podemos seguir esperando que vengan de afuera a solucionar nuestros problemas, pero si debemos esperar y promover la inclusión en espacios políticos de discusión en donde, desde el trabajo colectivo, se rompan las barreras que aun hoy siguen vigentes, demostrando que podemos y que la discapacidad es una cuestión de percepción en donde todos somos necesarios en tanto y en cuanto hagamos las cosas bien y a conciencia.
Las personas en situación de discapacidad somos personas que queremos participar, que deseamos ser protagonista y que podemos aportar toda nuestra visión del mundo en función de generar la accesibilidad que aún falta y que es accesibilidad para todos, somos esa diferencia que hoy por hoy aun asusta o que es cuestión de menosprecio, somos personas, ante todo, personas dispuestas a luchar por nuestros derechos, aquellos que aún no tenemos o nos quieren volver a quitar.
Por mucho tiempo parecía que no existíamos, que éramos casi leyendas urbanas, hoy decimos que estamos y que estamos a la vez dispuestos a dar las batallas que se deban dar cuando debamos hacerlo.