CRÍTICA DE CINE

El abajo tambaleante

Una breve selección y balance sobre algunos cortometrajes proyectados en el Festival de Cine Invicines.

Por Lea Ross

Al recorrer las distintas proyecciones del Invicines, el Festival de Cine Social y Comunitario de la ciudad de Córdoba, proyectados en su mayoría en el Centro Cultural La Piojera, se detecta una plétora de estéticas que conforman un vértigo tambaleante.

En su primera sección, llamada “Barro y semilla”, sobre cortos dedicados a temáticas ambientales y territoriales, gran parte de los mismos no han tenido pavor al uso de distintos recursos literarios. En el caso de la ficción, se confirma la inventiva que tiene Misiones de la mano del Cine Joven Comunitario, como es el caso de Pastelitos.

Mientras que la poesía cimienta una arquitectura en resistencia con Poema comunitario Tierra para Vivir – Guernica, desde el interior de la emblemática toma de tierras. Pero incluso desde la formalidad cinematográfica, a la hora de registrar una intervención artística callejera en un pueblo agrario conservador. Esa proposición en Resistencia Cachicoya empuja a su realizador Emi Massuh de proyectar su pueblo de un paso estático a dinámico.

En la segunda sección “Luchas y memoria”, lo perturbador no siempre implica lo enrarecido, como si se lograse un equilibrio frente a esos dos términos. Es así como lo muestra La manchita, de la rosarina Cecilia Patalano;

La cuestión cannábica es quizás lo que más empuja a un público como Invicines a discutir y polemizar. En el documental El profe, sobre el productor de aceite de cannabis y de contenidos para Youtube Daniel Loza, se expone un multiverso, donde el testimonio de padecimientos clínicos más la curiosidad académica se conjugan con la presencia de aquel showman con estilo psicodélico.

En “Jóvenes Luces”, la presencia de la música urbana es imposible de eludir, desde Improvisación rapera, hecha por el taller de cine del Centro Cultural Villa el Libertador, hasta La supremacía del freestyle, hecho desde la ciudad misionera de Garuhapé. “Si cada vez que estamos hablando de cultura hip hop, tú solo sabes decir Snoop Dogg y Dr. Dree, tú no conoces de cultura hip hop. Tú solo conoces el rap”, advierte Kevin Lopez, en un ambiente donde la competencia rítmica no impide que, en un mismo plano, los pibes sellen su amistad con un abrazo.

En “Planeta Corazón”, sobre orgullos y diversidades, el barbijo como atrezzo insignia de la presente década atraviesa a Mar del Plata, mediante una filmación en plena cuarentena. El microcorto Nosotras deja explícita sobre la desencajada imagen que implica la boca tapada, realizando un paralelismo sobre la violencia retroalimentada en el silencio y la oscuridad, y la expectativa puesta al ritmo de una comparsa.

Sobre esos puntos se repiten en Red Pueblo Alberdi: Todas nuestras voces, mediante entrevistas y registros hechas en los años 2019, 2020 y 2021. El montaje lleva a que las medidas sanitarias restrictivas se tornan imperceptibles en cuanto a tamaña transición, pero no así la firme voluntad de subrayar los trabajos colectivos, mediante composiciones simétricas de las jóvenes que activan en el barrio.

Incluso, volviendo a la sección anterior, las cuestiones de la pandemia habilitaron algunos cortos a recurrir a la ciencia ficción y el terror. En solo un minuto, 2024, realizado por estudiantes de la escuela Bernabé Fernández de Carlos Paz, concretan una curiosa campaña de prevención con una idea que hace honor al género.

Por último, esa misma pibada que filma permite descentralizar la perspectiva privilegiada del adulcentrismo, que ha sido una de las fuertes cualidades del aislamiento obligatorio. Salir de la pandemia es también abrir una suerte de revanchismo por parte de esa juventud del cual, en el momento en que sostienen una cámara, pueden llegar a tambalear a cualquier adulto que se los atraviese.