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¡Al ataque!

Por Lea Ross | Ilustración: fuska.visual

La semana arrancó con una revelación del diario cooperativo Comercio y Justicia, avisando que el multimillonario Eduardo Eurnekian podría estar interesado en reactivar una megainversión residencial en pleno corazón de la ciudad de Córdoba, que lleva una década y media estancada por razones políticos y escandalosas. Desde las oficinas de la secretaría de Desarrollo Humano, de la Municipalidad de Córdoba, les interesa más que desde la empresa Corporación América saldé sus deudas, tanto el canon como las tasas, al ser dueña del gran predio donde funcionó el ex-Batallón 141, adquirida en 2007. La firma estaría interesada en recuperar el proyecto, aunque tendrá que hacerlo con una propuesta diferente al anterior, según comentó el secretario del área Diego Peralta al colega Alfredo Flury. Borrón y cuenta nueva.

El desarrollo de un barrio fashion dentro de las 22 hectáreas de lo que hoy es un enorme terreno en desuso, había sido presentado años atrás por los medios porteños como el futuro “Puerto Madero” de Córdoba. En ese entonces, un representante de la compañía de Eurnekian le dijo a su humilde servidor que no estaba de acuerdo con esa comparación, “porque la ciudad de Córdoba no tiene puertos”.

¿Será que el instinto armenio de calibrar los negocios lo llevan a Eurnekian aprovechar el contexto donde hoy el Presidente de la Nación no sólo fue su empleado, sino que además actuaba como un versátil que lo hacía reír en algunas cenas distendidas?

Extractivismos

A pesar de haber sido el que cobijo al “Lord Jamón” Milei, el magnate de los aeropuertos es el más hermético a la hora de opinar sobre su gestión. El resto de sus pares, donde algunos comparten su podio de los más ricachones en la revista Forbes, advierten que en la Argentina de hoy el negocio está en las materias primas. Por ende: el gran empresariado argentino tiende a la “commoditización”: Paolo Rocca del grupo Techint apunta más a Vaca Muerta que a la producción de acero, el petrolero Alejandro Bulgheroni asevera que hay que apoyar al gobierno aunque “duela”, y el que volvió de una cueva, José Luis Manzano, ahora apunta a ser un protagonista local de la extracción de litio.

Por esa razón, analistas económicos y dirigentes políticos empiezan a pronunciar la palabra “extractivismo”, que ha sido más recurrente en espacios académicos y luchas ambientales. Esto se debe a que la Ley Bondi Zombi, con su clip Reforma Fiscal, apunta al beneficio de negocios metidos en esos rubros, como la minería, el gas y el petróleo, pensado más para la exportación de afuera que para el consumo de adentro.

En 2013, el abogado Enrique Viale había creado el concepto de “extractivismo urbano”, haciendo un paralelismo entre las actividades extractivas de activos naturales al ejercicio de desposesión que realizan determinadas firmas para apropiarse de suelos por afán inmobiliario. La cautela de Eurnekian puede que esté apuntando más para ese lado, a la hora de maniobrar el derrame de dólares prometido.

Un batallón de irregularidades

Las tierras del ex batallón se vendieron en el año 2007, en el tramo final del segundo mandato de José Manuel de la Sota, en épocas donde se remataban tierras fiscales a precio vil. Se hizo a puertas cerradas y sin presencia de la prensa. Solo hubo una oferta, la de Corporación América, con una oferta de $ 107 millones de ese entonces, equivalente a unos 30 millones de dólares. Es decir, a razón de U$S 136 el m², cuando en la zona el valor de mercado superaba los U$S 1.000 el m², según una denuncia del presidente de la Asociación de Peritos Judiciales Síndicos Concursales de la Provincia, Jorge Gait.

Un año después, en 2008, Milei aceptaría una oficina para realizar informes sobre pronósticos de inversión para Aeropuertos Argentina 2000, bajo la órbita de Corporación América, y con la supervisión quien es hoy en día su ministro de Interior, Guillermo Francos, pieza fundamental de La Libertad Avanza, para la aprobación de Diputados de la Ley Bondi Zombi + Reforma fiscal, como así también del tropiezo de no haber alcanzado el consenso aún en el Senado.

Inmediatamente después, Luis Juez, intendente de la capital y enemistado con De la Sota, declaró a ese predio como reserva verde, imposibilitando la inversión. Eso cambió en 2013 de la mano de su sucesor, el radical Ramón Mestre, quien aprobó un convenio urbanístico, presentado por Corporación América para esas tierras. Se trataba de construir un barrio con el nombre de “Distrito Las Artes”, con 446 mil metros cuadrados de cemento y como contraprestación, Eurnekian se haría cargo de construir una planta cloacal en el sur de la ciudad.

Según el holding de Eurnekián, el “Distrito” iba a concentrar, en un par de décadas, el 40% del desarrollo de la obra privada cordobesa. Iba a albergar más de 13.000 personas, con 3.500 viviendas, hotel de cinco estrellas, centro comercial, hipermercado, centro de salud, entre otros. Sería una densidad demográfica diez veces mayor al estándar de esa zona de la ciudad. En su estudio de impacto ambiental, cuestionada por la mayoría en una audiencia pública, se señalaba que los 3,2 millones de litros de efluentes diarios de desechos, provenientes de 6.500 inodoros, no se destinarían a la nueva planta prometida por Eurnekian, sino para la tradicional planta de Bajo Grande, la misma que abrió una causa penal federal por volcar desechos sin tratar al Río Suquía. Finalmente, el estudio reconocía que la impermeabilización de los suelos, fruto del cemento, iba a producir “un aumento de escorrentía superficial que durante la estación estival podrá generar anegamientos dentro del complejo edilicio”.

Pasaron los años. Ni el barrio de Eurnekian se levantó. Ni la planta cloacal se construyó. En el año 2018, desde Corporación América, le propusieron a la segunda gestión de Mestre de cambiar el acuerdo: esta vez, sería ampliar la ya existente planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo Grande. El radical aceptó. Tampoco se hicieron esos trabajos y tuvo que ser resuelto por la provincia.

Cuando parar no es lo mismo que movilizar

Es jueves 9 de mayo, en el centro de la ciudad de Córdoba. Son las 10:30hs. Parece un día domingo. Su humilde servidor se dirige a un kiosco, pegado a la intersección de las calles Colón y General Paz, para comprarse un café y una medialuna, para luego dirigirse a la marcha por el paro nacional, convocada por las centrales sindicales de todo el país.

-¿Pocas ventas?-, le pregunto a quien me atiende el comercio.
-La verdad que sí.
-¿Se nota que hay paro, no?
-Y… con usted sería la segunda venta.
-¿Ah sí? ¿Y a qué hora abrieron?
-A las 7 de la mañana.

A pesar de la paralización de muchas actividades económicas, la mayor parte de los comercios céntricos (kioscos, tiendas de ropa, de electrodomésticos, puestos de comida) siguen abiertos. Pero por la paralización de colectivos, el paso peatonal es efímero, como mañana dominguera. Mientras los sindicatos se concentran de a poco, se escucha una voz en un micrófono: “Dicen que Córdoba es facha. ¡Córdoba no es facha! Córdoba tiene historia”.

Los distintos sindicatos salen de sus sedes para realizar una concentración en la General Paz, para luego movilizarse hasta la calle Colón. El gremio Surrbac, de los recolectores de residuos, insisten con los bombos y las trompetas. En paralelo, el espacio de “Cooperativas cordobesas en lucha”, mantienen por una hora y pico una radio abierta para pasar el micrófono.

Siendo ya las 12 del mediodía, la secretaria general de gráficos, Ilda Bustos, dentro de la CGT Córdoba, procede a leer el documento redactado a nivel nacional. Allí se establece que hubo un 31% de caída real en las partidas presupuestarias para jubilaciones y pensiones; un 87% de obra pública, que se anuncia en el momento en que flamea la bandera de la UOCRA; un 39% al subsidio del transporte; un 76% para las transferencias a las provincias; 18% de recortes a las universidades; y un 13% en programas sociales, que perjudica entre otros a los comedores, donde la organización barrial La Poderosa trajo ollas vacías, como símbolo de rechazo a la gestión de la ministra Sandra Pettovello.

“Estos son algunos de los indicadores que ponen en evidencia que el ajuste no lo paga la casta, sino que recae sobre los sectores más vulnerables. Nos preocupa también el negacionismo ambiental, que niega el cambio climático y cómo está afectando los recursos y a las comunidades. Agregamos también los discursos de odio, que afecta a minorías étnicas, disidencias de género, personas con discapacidad, etc., que generan una permanente situación de violencia y enfrentamiento entre argentinos”, se escucha desde la lectura del escrito consensuado.

Y cierra: “Convocamos y proponemos a consideración pública que todos los actores sociales e institucionales la construcción de un programa de consenso multisectorial que nos permita avanzar hacia una agenda de diálogo para una Argentina del desarrollo, de la producción y del trabajo, solidaria e inclusiva y con igualdad de oportunidades”.

A diferencia de lo que fue el primer paro del 24 de enero, hubo una ausencia de sectores transversales de lo laboral, acorde a la poda que se realizaron a gran parte de los articulados de la Ley Bondi, tal como es el caso de artistas y figuras de la cultura, el ambientalismo, las disidencias sexo-genéricas, entre otros. La no circulación de los transportes urbanos e interurbanos por veinticuatro horas tampoco ayudó mucho. Es evidente que el paro-movilización apuntó ser más un paro que una movilización.

Para esta semana, esos mismos gremios, cooperativas y organizaciones acordarían que para la próxima fecha patria, donde Lord Jamón llegaría a Córdoba a firmar el Pacto del 25 de mayo, se establecería una movilización o convocatoria en repudio a ese acuerdo proclamativo. De hecho, el acto que contará con la participación de alrededor de 18 gobernadores se realizará en el interior de los Tribunales I, rodeado de calles y espacios verdes, acostumbrados a recibir concentraciones numerosas.

La voluntad de marchar no sería solo propulsionado por lo que fue la marcha en defensa de la educación pública, sino también un revisionismo de la crisis de representatividad, donde los sindicatos no son ajenos. Más cuando es proclamado por sus bases, y no tanto por algunos sectores de clase media, que optan por dinámicas manifiestas menos disruptivas y no menos segmentadas.

La defensiva sobre los ataques de arriba pone en cuestión de qué manera se muta a una cualidad más ofensiva de lxs de abajo.