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BRICSA en el cielo con diamantes

Argentina entró a los BRICS. ¿Pero por qué? ¿Incidió en algo nuestra deuda con el FMI? ¿O fue el riesgo a una dolarización que viviría nuestra economía? Muchas dudas y una fundamental: ¿Nos conviene estar en los BRICS? La respuesta nos la dio la hija del Che Guevara.

Por Lea Ross

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Vaya uno a saber qué maniobra utilizó Lula da Silva, durante esas recorridas a puertas cerradas en la ciudad de Sandton, para convencer a su comensales de India y China para apoyarlo en su interés de integrar a la Argentina. Ese apoyo fue suficiente como para doblegar a Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, para que hiciera el inminente anuncio en Johannesburgo. Fue el mandatario brasilero quien le dio la noticia a Alberto Fernández, pero pidiéndole que no diga nada hasta que se emitiera la sorpresiva noticia a las cuatro de la mañana del jueves hora argentina. Lo que sí es seguro es que Lula nunca olvidará la vez en que su par argentino lo visitó en la cárcel en 2019, sin que Alberto supiera que en un mes se convertiría en candidato a presidente.

Foto de archivo de 2019, donde un todavía no presidente Fernández salió a apoyar la liberación de Lula.

Pronosticado a principios del presente siglo por un empleado del Goldman Sachs, el bloque que integran Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica mantienen un protocolo basado en un plan de sostenibilidad financiera y comercial entre sus miembros. Pero a la vez, bajo el afán de desterrar un modelo financiero global que consideran agotado, por el desgaste de la centralidad del dólar y de Washington. Tal es así que la integración de Argentina, Egipto, Emiratos Árabes, Arabia Saudita e Irán conformarían la cuarta parte del PBI mundial y casi la mitad de la población. Si hablamos solamente de petróleo, concentraría un 80% del crudo.

Las tres aristas argentinas en el mundo

Se pueden pensar tres aristas que utilizó el tres veces presidente de Brasil para convencer a sus pares de nuestra integración a este bloque:

  • el enorme crédito que recibimos con el Fondo Monetario Internacional en 2018, que es una de las razones de porqué el organismo internacional está viviendo la peor prensa en su historia, debido a las denuncias que el abultado préstamo incumplió con los requisitos mínimos, más las sospechas que se utilizó para fines políticos (la frustrada reelección de Mauricio Macri). Con ello, se podría lograr mayor refuerzo para darle un espaldarazo a los organismos crediticios con sede estadounidense. Otro dato: Egipto es el segundo país del mundo que padece el ancla del Fondo, y también fue aceptado para estar en los BRICS.
  • el riesgo ante un cambio de gobierno argentino, que pregona la destrucción de la moneda local y que solo circule el dólar (la “dolarización”);
  • el rol que tendría el país en materia de negocios de energía, a base de litio y petróleo de Vaca Muerta.

El analgésico ante la fiebre por el dólar

Algo de esto se puede detectar en la declaración realizada en Johannesburgo titulada “BRICS y África: Asociación para un crecimiento mutuamente acelerado, un desarrollo sostenible y un multilateralismo inclusivo”, compuesta por 94 puntos.

En su punto 10, se pregona “una sólida Red de Seguridad Financiera Global con un Fondo Monetario Internacional (FMI) basado en cuotas y con recursos adecuados en su centro”. También, pregonan cambiar aquellos principios del Bretton Woods, mediante la participación de los países emergentes. Es decir: de cuestionar los cimientos de la organización financiera actual, pergeñada en el año 1944, donde no solo impulsó el surgimiento del FMI, sino que también se estableció el reemplazo del oro como referencia monetaria y que sea reemplazada por el dólar. De ser así, no se especifica cuál sería el nuevo patrón monetario.

El punto 44 destaca “la importancia de fomentar el uso de monedas locales en el comercio internacional y las transacciones financieras entre los BRICS y sus socios comerciales. También alentamos el fortalecimiento de las redes bancarias corresponsales entre los países BRICS y la habilitación de liquidaciones en las monedas locales”. Queda la pregunta si esto hace referencia ante la posible “dolarización” que tendría la Argentina en un cambio de gobierno, y su efecto contagio en otras naciones.

El punto 29 también tiene un cierto guiño a nuestra nación: “Observamos que los altos niveles de deuda en algunos países reducen el espacio fiscal necesario para abordar los actuales desafíos de desarrollo agravados por los efectos indirectos de los shocks externos, particularmente del fuerte ajuste monetario en las economías avanzadas. El aumento de las tasas de interés y las condiciones financieras más estrictas empeoran las vulnerabilidades de la deuda en muchos países. Creemos que es necesario abordar adecuadamente la agenda internacional de deuda para apoyar la recuperación económica y el desarrollo sostenible, teniendo en cuenta las leyes y procedimientos internos de cada nación”.

Un Consejo que no llega

En su punto 7, se deja explícito el apoyo a “una reforma integral de las Naciones Unidas, incluido su Consejo de Seguridad, con miras a hacerla más democrática, representativa, eficaz y eficiente, y a aumentar la representación de los países en desarrollo”. Es una cuestión clave para entender la doble vara que existe en el mundo a la hora de hablar de Derechos Humanos, lejos de su proclama de universalidad

Las decisiones que se toman en el mencionado Consejo de Seguridad, que es un departamento de la ONU donde se trata de consensuar qué hacer en materia de conflictos bélicos o de otros hechos de violencia global, requiere la aprobación de todos los miembros permanentes, con lo cual un solo voto negativo basta para que una iniciativa no logre concretarse. Eso implica que cualquier país le basta con levantar la mano para frenar cualquier consejo donde permita a las Naciones Unidas intervenir en un asunto donde hay vidas en riesgo. Según sus archivos, EE.UU. y la Unión Soviética fueron los que más vetos emitieron en la historia del Consejo, tal como se ve ésta gráfica, a partir de la recolección de datos realizados por su humilde servidor y editado por el portal Striptease del Poder.


Cuando se revisan los vetos que realizó Estados Unidos en el presente siglo, a pesar de haber tenido un arranque de alto impacto como fue el atentado a las Torres Gemelas, rechazó cada iniciativa que ponga en jaque a Israel. Tal es así que en el mismo año, evitó el envío de ayuda humanitaria a Cisjordania y la Franja de Gaza, como así también en contra de cualquier exigencia por el cese de bombardeos en Gaza o el rechazo a los asentamientos israelíes.

Ahora bien, en cuanto a la revisión de las discusiones de la Asamblea General, podemos encontrar casos donde se han aprobado propuestas de gran importancia en el rubro, donde recibe el apoyo de más de cien votos, y que un puñadito de países que pueden contados con una mano exponen su rechazo, incluyendo a Estados Unidos. Para dimensionar, pero a la vez simplificar la lectura, vamos a exponer su paso en los últimos años, donde a comienzos del milenio, rechazó el repudio al bloqueo comercial en Cuba, solo con el apoyo de Israel, Islas Marshall y Palau. Cada vez que se presenta una propuesta de esta índole, Cuba recibe el apoyo de alrededor de un centenar de naciones.

En 2008, rechazó el desarrollo de nuevas armas de destrucción masiva, de prevenir la carrera de armamentos en el espacio y al avance de armas nucleares. También se rehusó a apelar un tratado sobre los derechos de la niñez y condenar el racismo en dos ocasiones. Además, negó la soberanía de los palestinos y a que Israel pague los costos por un derrame petrolífero en la costa del Líbano, causado por uno de sus bombardeos. Y rechazó otra condena al embargo que ejerce contra Cuba.

En 2009, votó contra un llamado a Israel para que cese los bombardeos en Gaza y rechazó nuevamente los pedidos de Cuba. Sobre esto último, lo mismo hará en 2010, pero sólo recibirá el apoyo de Israel.

Para 2011, en la Asamblea General, votó en contra el pedido para que Israel deje de obstruir el paso de socorristas de las Naciones Unidas para ayudar a refugiados palestinos; eso contó con los votos de otros seis miembros, pero tuvo 163 votos positivos. También rechazó solicitar el cese inmediato de asentamientos israelíes en todo el territorio palestino ocupado, como así también que Palestina se integre a la ONU como miembro observador. Finalmente, le dio otro portazo a Cuba, con apoyo de Israel, pero con 186 votos a favor del país caribeño.

En 2012, Cuba recibió otro apoyo con 188 votos a su favor y tres en contra por parte de EE.UU., Israel y Palau. Lo mismo que el próximo año, dos veces y sin la participación de Palau.

Sobre 2013, además, EE.UU. perdió una votación por una advertencia contra el espionaje mundial, debido al escándalo de su Agencia de Seguridad Nacional (NSA), a partir de las revelaciones de Edward Snowden. Por supuesto, votó en contra.

En 2014, curiosamente, Estados Unidos votó en contra de apoyar la creación de un corredor humanitario internacional, en el sureste de Ucrania. También, en la Asamblea General, votó en contra de ataques criminales, perpetrados por grupos filonazis; fue rechazado también por Palaos y Ucrania. Por último, le dio otro rechazo a Cuba, como así también el pedido de embargo por parte de quienes no aceptan un alto el fuego en el conflicto sirio.

En 2015, EE.UU. rechazó la propuesta de transformar Medio Oriente en una zona libre de armas nucleares, de agregar sanciones contra el ISIS como rama separada de Al Qaeda, de condenar el bombardeo de rebeldes sirios en Homs, de aceptar una alianza de todos los gobiernos de Medio Oriente y el Consejo de Seguridad por la paz en la región, y de condenar a Israel por sus violaciones masivas del derecho internacional en Gaza y Cisjordania.

En 2016, siguió rechazando toda iniciativa de desarme nuclear, de eliminar el racismo, de considerar el alimento como un derecho y de proveer ayuda al Líbano.

Ya para el último lustro, desde 2017 hasta el presente, Estados Unidos ha rechazado reiteradamente cualquier medida que frene la carrera armamentística, la difusión de mensajes filonazis junto con Ucrania (previo al ataque ruso), proyectos referidos a la alimentación y el sistema financiero internacional, financiar la paz en Medio Oriente, la asistencia al pueblo palestino y el embargo cubano. Siempre teniendo solo hasta cuatro votantes que lo apoyen, frente a una centena de votantes que votaron lo contrario. 

Extrayendo lo necesario

Un punto crítico al Documento de Johannesburgo es la ausencia sobre los acuerdos equilibrados entre países potencias y no tantas, a la hora de definir en qué parte se aplica el valor agregado en los intercambios comerciales. China no desea que Argentina le ofrezca productos procesados, sino solo la materia prima para que sean ellos quienes lo inviertan y generen puestos de trabajo. Ante afirmaciones como “participación democrática” o “multilateralismo inclusivo” son pocas las menciones en concreto para que esos acuerdos sean justos, ante una desigualdad preexistente.

A esa omisión se le agrega una polémica de carácter ambiental. En el punto 8, proponen “avanzar hacia el logro de un sistema de comercio agrícola justo y orientado al mercado, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, promover la agricultura y los sistemas alimentarios sostenibles e implementar prácticas agrícolas resilientes”, pero manifiestan estar “preocupados por las medidas restrictivas del comercio, que son incompatibles con las normas de la Organización Mundial del Comercio, incluidas medidas ilegales unilaterales como las sanciones, que afectan el comercio agrícola”. Se refieren al rechazo de los países europeos de exigir que determinados productos exportables hayan sido obtenidos por la arrasamiento de cobertura vegetal. O como dice el punto 63, “a las barreras comerciales, incluidas aquellas que tienen el pretexto de abordar el cambio climático, impuestas por ciertos países desarrollados”.

“Expresamos nuestra preocupación por cualquier medida discriminatoria incompatible con la OMC que distorsione el comercio internacional, corra el riesgo de crear nuevas barreras comerciales y transfiera la carga de abordar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad a los miembros del BRICS y a los países en desarrollo”, insiste el punto 63, que forma parte de esa polémica insistente, ante una cuestión preocupante para el continente como es la deforestación.

Hacer solidaridad es buscar soluciones

-Aleida, ¿qué opinión tiene usted sobre la integración de la Argentina al BRICS?- le pregunta alguien del público a quien es una de las hijas de Ernesto “Che” Guevara.

La sala universitaria del Pabellón Argentina, de la Universidad Nacional de Córdoba, mantiene gran parte de sus asientos llenos para escuchar a la primogénita del revolucionario argentino más conocido en el mundo. Aleida Guevara asistió a la ciudad de Córdoba, entre otras cuestiones, para profundizar sobre la salud -ella se especializa en pediatría- y de los proyectos de Cuba para internacionalizar la solidaridad, frente a las injusticias del colonialismo, mediante el proyecto “Misión Milagros”, impulsado tanto por Cuba como por Venezuela. Tal es el caso del Centro Oftalmológico “Che Guevara”, que se encuentra en la ciudad de Córdoba, para asistir a quienes desean tratar sus ojos, por fuera del afán mercantilista de los nosocomios tradicionales. Pero estamos en el mismo día en que se amaneció con la noticia de los BRICS. Inevitablemente, alguien del público le iba a pedir una opinión. Ella responde sin problema:

-¿Que qué opinión tengo? Dime tú: ¿tú qué piensas? Lo importante no es lo que me parezca. Lo importante es qué te parece. ¿Te sientes bien estar ahí?

-Ay… No sé… Es mucho que usted me lo pregunte…

-Nooo, hombre… Mira, hay muchas organizaciones en el mundo que buscan sostener sus proyectos. No todo el mundo lo logra. A nosotros, por ejemplo, nos hubiera ido mejor si estábamos adentro del ALBA y mucho mejor que en el BRICS. Pero esa ya es una decisión que tomó el presidente de aquí. Yo ahí no puedo intervenir. Lo que sí te digo: el día que Argentina y Brasil formen parte del ALBA, que es la alternativa bolivariana para nuestra América, entonces sí, ahí estaremos caminando para un mundo mejor. Ahora, esto, lo van a tener que buscar alternativas, de cómo colarse y que los tengan cuenta. Este es un país que tiene muchas posibilidades, de muchas riquezas. Todavía hoy Argentina puede producir granos para nutrir a un tercio de la humanidad. Entonces, tiene posibilidades de negociar con los más grandes. Pero, hay que trabajar en ese aspecto. Porque muchas veces, los grandes países nos toman solamente como productores de materias primas. Y ahí no va. Tenemos que lograr el espacio imponiendo igualdad de condiciones. Ahí sí, pueden caminar. Pero tienen en claro que Argentina y Brasil no pueden ser solo expendedores de materias primas. Porque ahí volvemos a perder. Tenemos la capacidad de producir para todo el mundo sin generar problemas.

Desde La Luna con Gatillo, insistimos en continuar con el tema, ante las dudas que surgen ante un supuesto mundo que estaba centralizado en un país anglosajón (primero Inglaterra, y ahora Estados Unidos), y que ahora estaría más difuso frente a naciones con culturas distintas. Y por eso, se lo preguntamos a Aleida:

-Se ha hablado sobre el rol de la solidaridad y lo difícil que se pare frente a un colonialismo unipolar que ejerce Estados Unidos. Pero con la reciente noticia de Argentina en los BRICS, se retoma la discusión sobre un mundo más multipolar. Y teniendo presente que, en nuestro país, la pandemia generó un quiebre en el tejido social, que tuvo su expresión reciente en las elecciones de las PASO, ¿es posible pensar que la solidaridad pueda tener un protagonismo, ahora que supuestamente entraríamos en esa multipolaridad de poder?

-Mire, la pandemia demostró algo: sin solidaridad, dejamos de existir. Hay un economista, que no recuerdo el nombre, que dijo: “La sociedad que no tenga ética para vivir pierde el derecho a existir”. Eso es tremendamente duro, porque lo estas viviendo continuamente, con guerras e información que hace batallas campales contra su propia gente. Yo en Italia, vi por la televisión estatal que transmitían imágenes de un oficial que tiraba chorros de agua mediante mangueras contra estudiantes, y el zócalo decía que eso que era una manifestación que fue acabada por el ejército venezolano. Pero cuando miraba decía: “Coño, pero ese es el uniforme del ejército chileno. Eso no es Venezuela”. ¿Pero el italiano qué va a saber de eso? Así mismo, un montón de gente lo cree. ¿Y por qué no lo creerían si es su televisor, lo ven todos los días? La segunda mina de hierro a cielo abierto más grande del planeta está en la Amazonía brasilera; cada centímetro que crece, los árboles ancestrales dejan de existir. Y es oxígeno que tú no vas a lograr tener. El Hombre puede vivir sin hierro, pero sin oxígeno imposible. Y no hay reacción ante eso. Y no la hay porque, seguramente, ustedes no sabían de esto.  Porque no se dice, porque no es noticia. Yo pensé que con la pandemia algo se podía resolver. Pero sí dejó algo bien claro: lo único que nos ayudó a salir se llama solidaridad. Cuando todos teníamos que estar en la casa, venían compañeros y compañeras a traer la comida a los que no se podían mover. Eso existe, está. Ahora, hay que buscarla, para que vuelva a florecer. Lo que pasa es que la gente piensa que la solidaridad es alguien que viene de afuera, que está en el exterior. No. Es tu compañero de estudio y del trabajo, que tiene un problema. ¿Te preocupaste por él, lo puedes ayudar? Eso es lo que hay que cultivar desde la escuela, para lograr una sociedad, que se sienta como una necesidad. Solamente, la gente que quiera un mundo diferente, lo puede usar como un arma. Para unir y para ir buscando cambios y soluciones a los problemas que hoy tienen. Este país tiene un montón de vacas, ¿cómo puede ser que tengan un niño que no toma leche? Este país produce granos para un tercio de la humanidad, ¿cómo puede ser que uno duerma sin comer? Tenemos que buscar esa solidaridad para buscar soluciones. Nosotros en Cuba hacemos “agro” en la ciudad, en las casas, en el vecindario, para el autoconsumo. Es una medida que encontramos para bajar los precios. Hay que ponerse a pensar cómo conseguir esas soluciones. Y buscar a la gente que sabe, a la que piensa. ¡Busquen soluciones, porque lo que no pueden es quedarse sentados! No esperen soluciones en el cielo, porque no llegan.