ECONOMÍA

El bolsillo en pie de guerra

Por Lea Ross

Semana fulera. La Canasta Básica Total superó los 100.000 pesos. Por primera vez en un año y medio hubo déficit comercial: se gastó más en importaciones que ganar en exportaciones. Millones de toneladas de soja permanecen guardadas en silobolsas. La cotización del dólar blue subió 50 pesos en solamente una semana (de 280 a 330 pesos). A esto se le suma la presencia espectral del FMI presionando a que se tomen medidas “dolorosas”.

En la medida en que haya menos dólares, más se ejerce presión para devaluar el dólar oficial para que cotize parecido al de sus hermanos clandestinos. Como contrapartida a ello, mientras los dólares permanecen guardados en cuevas, offshores o silobolsas, gran parte de la sociedad ya viene sintiendo que hay una devaluación, al ver que no alcanzan bolsillos a la hora de hacer las compras en el almacén. Ante ese desesperante cuadro, viene creciendo de a poco la propuesta de que el Estado nacional empuje un salario básico universal, como medida de urgencia.

Esto genera una notable disputa entre los “devaluantes” y “salaristas” que explican aún más el panorama de resabio contra los movimientos sociales que activan en los barrios, a punto tal de que se desplegaron cuarenta allanamientos en distintos puntos del país hace un par de semanas.

Por eso no sorprende que, desde Twitter, una nota televisiva realizada a alguien que se manifestaba en las calles haya sido sacada de contexto con un recorte para convencer a los medios de comunicación tradicionales a publicarlo como fake news.

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Sumandosé a la bonanza de los “devaluantes”, Carlos Pagni, periodista respetado del canal La Nación +, comenzó su habitual editorial de la siguiente manera:

Pagni estuvo mucho más elegante que los twitteros verborrágicos y editores malintencionados, pero mucho más desprolijo, y mucho más bochornoso viniendo de alguien con semejante formación. Y eso es porque:

  • como siempre, no aclaró la fuente de esa imagen;
  • el título “Gobernar es gastar” hace notar que el que lo hizo no maneja conceptos básicos de administración pública o ciencias políticas: ¿Cómo se podría ejercer poder político sin contar con recursos económicos?;
  • se nota que Pagni obtuvo la imagen desde su teléfono por Whastapp, porque no pudo borrar la “n” de más que está en la palabra “annual”;
  • los númeritos que están arriba de las barras, y que él los leyó en voz alta, no son los “porcentajes del producto” como decía él, sino de cuánto varió el gasto en comparación con el año anterior. Por ejemplo, dijo que en 2004, Néstor Kirchner gastó solo 0,2% en comparación con el PBI, pero el número figura en negativo (-0,2%) y refiere a que se redujo al compararse con lo emitido el año anterior. Además, si un gobierno gastara solo el 0,2% de su PBI, no le alcanzaría ni para pintar las oficinas de la Casa Rosada. Lo mismo hizo con los tres números de Macri, que ahí sí mencionó los respectivos “menos”, lo que lo hizo quedar en ridículo;
  • Pagni se confundió, porque el gráfico en sí confunde. Superpone dos maneras distintas de medir el gasto (variación interanual y porcentaje comparativa al PBI), que se miden con la misma unidad (%), pero que están en escalas distintas y que encima en una de ellas incluye números negativos, lo que termina siendo muy revuelto al encajarlos en la misma escala;
  • el “gasto” no es el problema, desde una mirada ortodoxa, sino que es el déficit, es decir cuando hay más gasto que recaudación. Y lo “recaudado” no figura en la gráfica. Por eso es arbitrario decir que en la gestión de Alberto el gasto es “altísimo” si no se tiene con qué compararlo.

Discursos como estos son los que hay que advertir y esquivar en televisión. Eso, más la pelea entre Santi Maratea y Diego Brancatelli.

Organizados y no organizados

Mientras los medios ponen un freno a la discusión sobre el Salario Básico Universal, al igual que lo hace el Congreso al mantenerlo cajoneado, el miércoles pasado, por ejemplo, parte del sector organizado de la Economía Popular realizó manifestaciones en distintos puntos del país, donde a la vez se reclamó por aumento salarial al sector público y privado, para la jubilación mínima y un aguinaldo para quienes cobran el Potenciar Trabajo, que es el ingreso salarial que se aporta a ese sector organizado.

En la movilización realizada en ciudad de Córdoba, Mónica Pérez comentó que en el comedor “El Porvenir”, del barrio Los Filtros, administran no solo la copa de leche, sino también la cena y cuentan con una biblioteca propia: “¡Miré si eso no es un trabajo! Es un trabajo digno para nosotros, porque vamos casa por casa, repartiendo todo lo que podemos repartir”. Señala que ellos no cobran el Potenciar Trabajo y que “los políticos no cumplen con las mercaderías que ellos dicen que nos van a dar. Nosotros terminamos haciendo el trabajo de ellos. La mayoría lo estamos haciendo a pulmón y no cobramos nada todavía”.

Mientras tanto, la cobertura del diario La Voz del Interior tomó nota de los gritos que realizó una peatona contra la movilización: “¡Vayan a laburar!”. La frase se convirtió en título de la nota. Sandra González, del Encuentro de Organizaciones, hizo un paralelo entre las causas judiciales contra los movimientos sociales y las coberturas mediáticas: “Lo hemos visto en los allanamientos y también una mirada social desde los medios de comunicación. Y eso no refleja la realidad de los movimientos sociales. Tenemos un laburo terrible en nuestros territorios. Nosotros laburamos 24 por 7. La compañera que tiene un comedor no va a estar midiendo cuántas horas tiene ni las horas extras”.

“Creo que la sociedad, en particular, entiende que esta lucha no es solamente para los sectores que estamos organizados, sino también para un sector que no está organizado, que es para el sector público, el sector privado. Parece que queremos alimentar los planes sociales y engordar más a los movimientos. Pero en realidad, lo que estamos planteando es otra discusión, que es la distribución de las riquezas. Entendemos que durante la pandemia, los sectores más enriquecidos fueron los sectores de la venta de alimentos”, enfatizó Javier Montalvo, del Movimiento de Trabajadores Excluídos.

“Nosotros nos merecemos un sueldo digno. ¿Por qué razón? Porque estamos trabajando para ellos. Ellos cobran por nosotros”, señala Mónica, recalcando la situación desesperante de su barrio.