Pensamiento Crítico

Esto ya no es neoliberalismo

Por Sergio Job

Al principio con cierta timidez, tanteando cuidadosamente en la oscura noche actual; de a poco con mayores certezas, a medida que se desenvuelven los procesos históricos contemporáneos; somos cada vez más quienes insistimos en que no debemos caracterizar el momento actual como “neoliberal”, y que poder ir dándole contorno a la etapa actual nos va a permitir construir mejores remedios, resistencias y alternativas para quienes creemos que otro mundo es posible. Y por eso, no es un tema menor ni secundario el ir construyendo colectivamente la caracterización más acertada de la turbulenta etapa que atravesamos, o que nos atraviesa.

Toda enumeración de características que den contorno a un modo particular de producción y de organización de poder y gobierno es compleja y seguramente incompleta e imprecisa, pero intentaremos acá señalar algunos de los desplazamientos que observamos y que nos permite afirmar que el periodo actual se desenvuelve bajo dinámicas, racionalidades y metodologías propias de otro anudamiento del poder distinto a lo que conocimos como neoliberalismo.

Obviamente que toda nueva etapa no es una ruptura completa y absoluta con lo que venía siendo, todas las formas de producción y de poder atravesaron procesos transicionales hasta encontrar los lineamientos “definitivos” o característicos de esos modos en su etapa madura. Es entonces entendible que este nuevo modo deviene de y comparte con el régimen neoliberal varias de sus características, sumado al hecho de que, como suele decirse, “cuando sólo tengo un martillo todos los problemas parecen clavos”. Razón esta que genera que lo que (nos) sucede lo miramos con la caja de herramientas conceptuales de las que disponemos, que no es otra que la que construimos durante años para asir, explicarnos y enfrentar al régimen neoliberal. Incluso, en algunos casos, hasta la retórica con que los propios promotores de este nuevo régimen se hablan a sí mismos es, al menos en parte, con términos neoliberales, como es el caso puntual de Milei y su retórica macroeconómica.

Más que encontrar el concepto preciso que defina lo que estamos viviendo (tarea que irá madurando en la reflexión y el intercambio colectivo), lo que nos interesa y parece relevante es poder señalar algunas transformaciones más o menos profundas, más o menos rupturistas, que observamos se dieron desde el “neoliberalismo maduro” luego de la etapa transicional que inició en 2008 y terminó de asumir una forma más o menos acabada con la pandemia y sus efectos. Desde nuestra lectura, estamos empezando a andar los caminos de un nuevo entramado societal que muta tan aceleradamente que nos cuesta describir sus dinámicas y alcances. Estas líneas no pretenden ser más que un “índice” posible de desplazamientos desde el neoliberalismo al actual régimen naciente.

Vaya a modo de aporte la siguiente sistematización de desplazamientos:

Racionalidad

  1. Desde la maximización de las ganancias, a una re-jerarquización violenta de la sociedad.
  2. De las teorías del derrame y lógicas de exclusión-incluyente (o viceversa) hacia un neodarwinismo meritocrático de exclusión.
  3. De la retórica del fin de la historia, a un distópico fin del mundo.
  4. Desde una no-ética de competencia empresarial, a una anti-ética de guerra asimétrica: si el neoliberalismo impulsó la ruptura de los lazos solidarios, donde la indiferencia e indolencia eran premiadas (y necesarias) en la carrera por lograr un mejor lugar en la distribución y acumulación de bienes y lujos, la nueva anti-ética de la guerra asimétrica pide un poco más, pide el involucramiento activo, ya no basta con ser indiferente e indolente, hay que ser verdugo, pisa-coco, cruel. Además, el ejercicio de la crueldad, a diferencia de la indiferencia, no es un medio para adquirir bienes y lujos, ni para escalar socio-económicamente necesariamente, sino que se agota en sí mismo, el poder ejercer sobre otro más débil un acto injusto y cruel es en sí mismo la reafirmación de mi posición “privilegiada” por sobre otra. Ni siquiera hay utopía unidimensional consumista, hay reafirmación estratificante, jerarquizante. Contra más asimétrica es la violencia, mayor es el grado de impunidad, y por ende, mayor el goce de la reafirmación. Contra menor es la distancia, mayor es el grado de crueldad necesario para hacer del vecino otro que no pueda reclamar justicia ante violencias a todas luces injustas. Sólo la reafirmación re-jerarquizante la “justifica”.   
  5. Desde una lógica de manejo poblacional biopolítico, a una subjetivación individualista y autoritaria necropolítica. 

Subjetivación

  1. De empresario de sí mismo (lógica de CEO), a traders “profesionales” y dinámicas de autoexplotación para el rendimiento en diferentes niveles.
  2. De la igualación formal y abstracta como sujetos de rendimiento y consumo, a la “batalla cultural” enarbolando con fuerza la re-jerarquización violenta racistas, sexistas y clasistas de la sociedad.
  3. De una filosofía new age del espíritu, a un ecléctico y descontextualizado estoicismo de autoayuda que construye legitimidad para el egocentrismo y la renuncia a cuestionar y querer cambiar cualquier dinámica sistémica presentándolo como madurez y virtud.

Estatalidad/gubernamentalidad

  1. De gobiernos títeres y gobernanzas utilizadas como herramientas por el capital financiero, a la asunción directa de la gestión de los gobiernos por parte de la nueva aristocracia tecnocrática: si la gobernanza fue el modo en que los pluralistas nominaron a la pérdida de poder estatal y del principio de soberanía y autoridad, la nueva aristocracia tecnocrática retoma la lógica de autoridad descentrándola desde el Estado a la elites concentradas que asumen el poder estatal (entre otros poderes que ejercen), y desplazándola de autoridad a autoritarismo.
  2. De un orden transnacional globalista, a un neo-feudalismo tecnocrático.
  3. De una lógica sistémica global, a una composición de regímenes autocráticos re-jerarquizantes.
  4. Desde los Estados de mínima intervención, a la redefinición del mundo sobre nuevas fronteras, desmembramientos formal o de facto de los Estados para el saqueo y el caos: multiplicación de las zonas de sacrificio tanto del ambiente como de poblaciones, reafirmaciones regionales, extractivismos y privilegios centralistas y su contra-cara: provincialismos neo-feudales exacerbados.  
  5. De Estados “mínimos” e impulso de ONGs para que asuman funciones de contención social y tareas en las que el Estado se retiraba o abandonaba, a una guerra sin cuartel contra todo espacio comunitario, el Estado entre ellas. Se busca la ruptura absoluta de todo lazo social, humano, empático. 
  6. De guerras militarizadas entre-desde Estados, a guerras policializadas asimétricas entre grupos, bandas, empresas privadas, ejércitos estatales, etc. Nuevas guerras de 5ta generación, de opacidad estratégica, que no diferencian entre combatientes y civiles, y muestran un comportamiento tendencialmente genocida, de exterminio.  

Valorización del capital:

  1. De la violencia como método central para el orden y la previsibilidad empresarial, a la generación de la imprevisibilidad, la violencia extrema y el caos como base para el saqueo, la timba cripto-financiera y la explotación neo-esclavista. Deriva que agudiza la contradicción capitalismo/vida.
  2. De un avance en la codificación de la naturaleza y el mundo social en un registro capitalista, a creación de nuevos mundos codificados digital-capitalísticamente.
  3. De la dominancia y subordinación al capital financiero del conjunto de la economía y la producción capitalista, a una agudización y aceleración sin precedentes de las operaciones de expropiación de lo común (bienes comunes y recursos naturales estratégicos, valores sociales, conocimientos e información, diversos frutos/productos de la cooperación y la vida social) en las que el capital ocupa un creciente lugar de exterioridad, explotación indirecta y carácter extractivo respecto de organización del trabajo y la creación de valor. Ello se vincula con las prácticas de autoexplotación en pos del rendimiento mencionadas más arriba.
  4. De orientar el deseo al producto, a la creación de necesidades y deseos por medios algorítmicos. 

Nuevos elementos:

  1. Capitalismo de vigilancia, tecnologías.
  2. Terraplanismo y posverdad.
  3. Crisis ambiental y civilizatoria acelerada.
  4. Caída de hegemonía norteamericana

Con seguridad podríamos enumerar algunos desplazamientos más, y sin lugar a dudas cada uno de los enumerados son un tema inabordable en sí mismo. Sin embargo, creemos en la utilidad de esta enumeración incompleta y poco delimitada para, por un lado, abrir así los diálogos y discusiones necesarias para afinar y sustanciar mejor cada desplazamiento, haciendo del mismo un índice posible a desarrollar, y por otro, para que el peso cuantitativo de los desplazamiento sirva de argumento que respalde por apabullante la tesis central y título de este artículo que reza, anuncia e insiste que: “esto ya no es neoliberalismo”.