Entrevistas

Grito felino

Desde el centro a la periferia las Jaguar Roots, banda compuesta por siete mujeres, resuenan en defensa de la lucha por el agua y nuestros montes.

Por Santi Rodríguez

Las Jaguar Roots son una banda de la ciudad de Rio Cuarto compuesta por Daniela Tenreyo en voz, Natalia Quilina coros, Nacha Bussio saxo y coros, Melisa Giglio guitarra, Denise Cometti bajo, Tamara Zavala percusión y Stefi Cano en batería. Mezclando el reggae, funk, ska y diferentes sonidos latinoamericanos, desde el centro a la periferia y desde los bosques de nuestro barrio universidad, las Jaguar extienden el grito felino de la lucha por nuestro monte, en defensa del agua y pero además siempre generando el encuentro desde el abrazo y sanar los dolores que se extienden cada vez con más frecuencia.

Que la música se transforme y sea parte de nuestro cotidiano. El encuentro es desde ahí, desde el poder sentir los dolores y broncas contenidas, pero generando esos espacios para sanar lo que nos atraviesa. Son propios de un cambio cultural que se viene gestando en nuestras calles, son propios de ideas construidas colectivamente y que son necesarias para la lucha en defensa de lo que nos arrebatan. El dolor, la ansiedad y depresión son parte también de un sistema extractivista que nos excluye de interpelar a la otra desde el afecto.

¿Cómo se construye este proyecto?

Diane – Este proyecto inicia como un sueño que se me venía prolongando y que tenía ganas de plasmarlo en algún momento. En pandemia me contacto con Tami para concretarlo y utilizamos WhatsApp para contactar a las demás músicas que lo componen. Comenzamos a volcar todas las ideas que se nos ocurrían en ese grupo de WhatsApp: letras, melodías, estética y diferentes cosas que se nos ocurrían en el momento. La estética siempre fue una cuestión tribal por así decirlo, comenzamos con reggae en su momento y después se fue desmitificando o mitificando la identidad de la banda. Se fue formando gracias a todas.

¿Qué las atraviesa en el momento de crear?

Diane – Nosotras siempre estamos ligadas a lo que nos haga sentir injusticias, eso nos va a interpelar, todo lo que tenga que ver con la naturaleza, la lucha en defensa del agua, de la tierra, de las cosas bellas de la vida también.

Nacha – Nosotras componemos entre todas y desde lo personal lo que más me moviliza es el sentido de la depresión y la ansiedad. Está presente en bastantes letras, lo que atravesamos como mujeres, como personas, la vida es difícil de por sí y generamos el espacio para poder liberar lo que nos atraviesa. La música suele salir en sapadas o en improvisaciones en conjunto con arreglos, como dice Diane, hablamos de la naturaleza…

Diane- Cosas cotidianas que atravesamos, como ser madres, nos presiona y nos hace expresar lo que nos hace generar ansiedad, depresión para poder transformarlo en arte.

Hay debates que son necesarios darlos desde la música ¿no?

Diane- Totalmente; salud mental, feminismos, género, medio ambiente, todo lo que nos confluye la lucha feminista y de clase.

Nacha – También al no ponerlo explícitamente en letras es otra manera de militar la música o de hacer activismo, tener ese poder de trasmitir ese mensaje con la oportunidad que el escenario nos brinda, poder estar ahí arriba para expresar con música, poemas o cualquier tipo de arte para exponer las discusiones que venimos teniendo y que se gestan en la calle.

¿Es difícil habitar diferentes espacios desde ese lugar?

Diane – Nosotras lo hacemos muy simple, cuando vemos que hay una banda escrachada se lo comunicamos a la organización y ahí definen si quieren seguir con ellos o con nosotras, así de simple. Hemos tenidos que bajarnos de fechas grosas por este tipo de actitudes o por otros motivos como no apoyar al monopolio, lo hacemos pensando en que se puede vivir de eso sin darle de comer al mismo. Pero siempre tratando de gestar con otros espacios más autogestivos y que transmiten diferentes mensajes que nos interpela y que interpelan en general.

¿Hay dificultades?

Diane – No ha habido dificultades. Sí con la pandemia, que fue condicionante al cien y no nos posibilitó el vernos para poder ensayar, por ejemplo, hasta meses después que fue cuando tocamos la primera canción. Desde la empatía cuando conoces a la otra ya empezás a saber que le pasa a la otra, entonces nos conocemos cada vez más y hay cosas que son implícitas, pero igual las seguimos hablando para que no se corte la comunicación con la otra, cosas que ya están dichas pero si hace falta que se digan de nuevo se dirán. Generar espacios de debate para poder decir lo que sentimos.

Nacha – En ese sentido creo que aprendimos a convivir las siete con nuestras diferencias, generar asambleas y debates donde podamos contarnos lo que sentimos, que es lo que quiere generar cada una, que es lo que piensa o lo que no le pinta. Generar esa convivencia entre nosotras, entre todas, saber lo que le atraviesa a la otra

¿El cambio es cultural?

Diane – Totalmente, el cambio también en cuanto a lo vincular con la otra es algo que lo vemos y lo practicamos justamente para aplicarlo a nuestras vidas, lo asambleario, el poder decirnos las cosas, no dejar pasar lo que nos incomoda, de que no haya conflicto de toxicidad, que sea fluido, entonces eso lo aplicamos en nuestra vidas para que funcione en lo colectivo. El hecho de que cuando algo te moleste lo manifiestes, hacerle caso a las sensaciones y sueños. Es muy importante.

Nacha – Es necesario generar espacios de expresión

Diane – También esto de que surjan nuevas bandas y que las pibas estén al frente, la idea nuestra siempre fue esa diseminar un disparador para que todo el mundo se anime, mas que nada las pibas. El cambio cultural es ahora, es un cambio paradigmático que se esta dando, es histórico y hay que aprovecharlo.

Hay que hacerse cargo del rol que ocupamos ¿no?

Diane – Totalmente, tampoco podemos ponernos la camiseta de todo. Pero simplemente es eso defender lo que pensamos. Hay condicionantes como lo que hablamos de los machis de siempre, que es un condicionante re jodido porque nos pasa con todos, con el sonidista, con el que organiza y eso nos hace estudiarnos a nosotras para ser más independientes, juntarnos con más mujeres y disidencias.

Nacha- O pasa que tocamos en lugares donde hay gente escrachada y nos enteramos después, eso es un bajonazo, entonces si podemos hablar o actuar lo vamos a hacer, nos ha pasado de que bajen a bandas como también de que nos bajaran a nosotras.

¿Hay dolores y broncas que las atraviesan?

Diane – No sabemos llenarnos de odio, simplemente bajamos y pensamos en lo que estamos en desacuerdo haciéndolo desde un lado más visceral, si nos indignamos por lo que pasa y lo evaluamos a nivel histórico siempre vamos a estar en eso. Si la indignación genera un motor de lucha pero hay que transformar eso en arte, porque con odio no hacemos nada, nos atraviesa la lucha pero no el odio.

Nacha – Sí aprendimos a crear este espacio de contención entre nosotras para poder trasformar ese odio y poder liberarlo, llorar, transformarlo en charla, música, lo que sea. Sí hay indignación pero no siento que haya odio.

¿Hay construcción a futuro?

Diane – Si vamos a largar dos ep, uno en vivo que lo grabamos en el (Centro Cultural) Leonardo Favio de consola y otro ep de temas que grabamos. Estamos cerrando ciclos y empezar a largar material es nuestra idea, esperar que salgan fechas pero hacer temporada el año que viene. Meterle mucha onda a la producción sobre todo.