Hemos naturalizado la impunidad familiar
Ante la viralización de un video en donde se ve a un famoso tocar indebidamente a su nieta, surge este artículo como una oportunidad para sumar al debate desde un tratamiento responsable. Hablamos con docentes que nos informan y nos alertan sobre la naturalización de la impunidad familiar y de las maneras en que las personas adultas se apropian del cuerpo de las infancias.
Por Flo Straso
El domingo pasado, 16 de mayo del 2021, la red social twitter amaneció estallada con posteos sobre un video en donde se ve a un cantante teniendo a su nieta upa con las manos debajo de su remera. Se trata de Hernán Coronel, cantante de la banda Mala Fama. El video fue filmado por el manager de la influencer @lachabona.loco, quien lo subió a sus redes para mostrar el momento compartido. Durante días, #lachabona y #malafama fueron tendencia en esa red, que fue la que más trató el tema.
Me parece importante abordar esta noticia desde una postura responsable, consciente de los tiempos que corren: los derechos de las infancias y la viralización de contenidos acríticamente. Para ello, contacté a dos referentes del interior de Córdoba, Valeria Cargnelutti y Laura Contessi, ambas docentes que trabajan a diario con niñes en Colonia Caroya y que son expertas en Educación Sexual Integral. Las entrevisté para profundizar en una veta: desnaturalizar el abuso sexual infantil (asi). Comencé con Valeria:
- -¿Consideras que el asi está naturalizado? ¿Qué debemos entender por abuso a las infancias?
Yo creo que lo que hemos naturalizado es la impunidad que tiene el ámbito familiar; sabemos que existe el abuso y que difícilmente se juzgue a la persona que lo comete. El abuso es cuando los niños y las niñas son sometidos por parte de un adulto de manera coercitiva a tener contactos sexuales… incluye tocamientos, caricias inadecuadas, besos, exhibición de genitales, uso de pornografía; sin el consentimiento del menor y realizado bajo cierta manipulación que tiene que ver con la amenaza o con el abuso de poder. Tiene que ver, en casi su totalidad, con una relación afectiva: “es mi tío, es mi abuelo, es mi hermano, es mi primo”.
Esto pone al adulto en una situación de poder que tiene que ver con un poder emocional. Por supuesto, las diferencias físicas hacen que un menor siempre esté en desventaja. Cabe recordar que el asi se da durante un tiempo prolongado, a diferencia de una violación que es un acto único, violento y que irrumpe de un momento para otro ejecutado por un desconocido.
- –De un tiempo a esta parte, ¿consideras que cambiaron los paradigmas en relación a las infancias?
La infancia es una etapa de la vida humana que va desde el nacimiento o la primera edad hasta la pubertad. Sí hubo cambios en los paradigmas y eso tiene que ver con el ejercicio de políticas públicas y con las sanciones de distintas leyes que favorecieron a las infancias. Estas son: la ley 23.849, la Convención sobre los derechos del niño (2003), que reconoce a niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho para informarse, formarse un juicio propio, opinar, decidir y participar en todas las cuestiones inherentes a su vida y a su salud. También la ley 26.061, de Protección integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes (2005) y, por supuesto, la ley 26.150 de Educación sexual integral (2006). En Córdoba, desde el 2019, tenemos la figura del abogado del niño, niña y adolescente, la ley 10.636.
Con esto devino una resignificación de los roles familiares, por ejemplo, ya no hablamos de patria potestad, sino de responsabilidad parental. Entonces, es mucho más fácil para quienes nos dedicamos a la defensa de las infancias acceder a un abogado con estas leyes. Sin embargo, para la prevención de abusos está faltando lo elemental: la implementación de la ESI.
La viralización acrítica
Tras el acontecimiento aquí tratado, he observado el comportamiento de miles de personas que re-victimizaron a la menor al compartir una y otra vez su imagen con un plus de clasismo. Tanto Coronel, como “la chabona” provienen de clases populares y la ciudadanía vinculó esa procedencia con el acto inadmisible. Por eso, le consultamos a Laura:
- –¿Es propio de una clase social?
El abuso sexual infantil, al igual que cualquier situación de violencia, no tiene que ver con la clase social sino con el ejercicio del poder. No es que suceda sólo en los lugares donde hay mayor vulnerabilidad económica o social. Conocemos una cantidad de estudios que demuestran que el asi está estratificado sobretodo en la clase alta y en la clase baja, lo cual no quiere decir que en la clase media no suceda, sino que el porcentaje es menor. Hay una polarización allí.
No hay que olvidarse que el asi sucede un 80% intrafamiliarmente: padre, padrastro, tío, abuelo o amigo de la familia son los abusadores; en su mayoría varones y, en un porcentaje mucho menor, mujeres.
- -En las redes se vio una acusación generalizada hacia el cantante de Mala Fama, tratándolo de pedófilo. ¿Todas las personas que abusan lo son?
La pedofilia tiene que ver con una atracción erótica sexual que no implica necesariamente la existencia o concreción de un abuso sexual infantil. Para hablar de esta situación se debe atravesar, primero, una serie de peritajes, una denuncia, un equipo experto, un aparato dispuesto a abordar el tema.
Creo que se usan a la ligera palabras que son muy graves, que tienen un significado muy fuerte en sí que es clave usarlo en ciertos contextos y cuando no hay lugar para otra calificación. Debemos estar seguros de lo que decimos porque si no las palabras pierden su peso y el significado original. Por eso es necesario usar esas palabras cuando no hay dudas de que es así, sobretodo con significados concretos y que derivan de una enfermedad mental.
Valeria agrega que el pedófilo, por lo general, tiene una atracción erótica y sexual para con los menores que no siempre concreta el acto de abuso y que sería correcto hablar de pederasta para referirnos a las personas que cometen injusticias y sometimientos con las infancias vinculado a su sexualidad.
- -Laura, ¿crees que la acusación pedófilo nos desvía del tema?
Me parece que el debate tiene que venir por otro lado, orientado a visibilizar la manera que tenemos las personas adultas de tratar el cuerpo de las infancias, la manera en que nos apropiamos de esos cuerpos y cómo los tratamos. Lo cual no tiene que ver sólo con el golpe y la violencia… Hay que pensar en otras situaciones en donde las personas adultas, por ser adultas y ejercer el poder que eso nos da, disponemos del cuerpo de les niñes como si fuera nuestra propiedad. En cambio, es importante pensar que estamos frente a una persona que es un sujeto de derechos y que tenemos la responsabilidad y obligación de velar porque sus derechos no sean vulnerados. Es una invitación a preguntarnos de qué manera les adultes nos apropiamos de los cuerpos de las niñeces.
- -¿Algo para agregar?
Sí, en Argentina hay leyes modelo y el gran desafío es hacerlas cumplir. La ley de Protección integral, por ejemplo, indica de manera clara la responsabilidad de las personas adultas cuando vemos o conocemos alguna vulneración de derechos hacia las infancias y/o adolescencias debemos actuar, pero ¿cuánto sabemos de eso?
Si conocemos casos de asi debemos hacer la denuncia al Senaf o a la oficina de niñez más cercana. Es importante que actúen los equipos designados por el Estado, ya que el principal garante de derechos es el Estado.
Nota al pie
Espero que estas respuestas tan simples les hayan servido -tanto como a mí- para esclarecer algunas cuestiones elementales vinculadas a las infancias y a despertar la importancia y el compromiso que cada cual tiene a la hora de megustear, compartir o contribuir a viralizar un contenido que contribuye a la revictimización de quienes necesitan ayuda. Como dijo el comediante y dibujante Martin Garabal en una entrevista, la cultura de la cancelación -un fenómeno que está siendo– aparece ante la ausencia de una justicia efectiva realizada por el sistema judicial. Estoy de acuerdo, pero me animo a agregar que mediante la cancelación no necesariamente estamos haciendo justicia o mejorando la realidad de la persona agredida.-