ECONOMÍAINFORMES

La herramienta política del emperador

“A veces nadando contra la corriente se abren dos caminos, lengua de serpiente.”

Julián Herreros

“Rumbo al camino creciente horizonte,
un punto en el fondo desierto de borde,
no hay nadie ahí afuera que brinde una pista,
el brillo de frente, oscuro paisaje,
espejo devuelve extrañas grafías,
un tipo que habla no entiende lenguajes.

De barrios y escamas conocen secretos,
terrenos marcados ocupan poblados,
senil es la ira domingo gastado,
crisol desprovisto conforma un mercado,
saber pareciera no ser la salida…


Ahí va es una serpiente que cambia de piel”

El Culebrón Timbal

“Aquí estoy parado firme. Mándenme el pueblo, que yo sabré obedecer”

Hugo Chávez

Las experiencias de gestión de los movimientos populares han ido desbordando en cargos públicos y también en la creación de partidos políticos desde abajo. ¿Cómo se vive esa experiencia?

Por Tomás Astelarra | Ilustración: @nico_mezca

Es curiosa la elipsis entre un presidente que arranca su mandato pidiendo que le reclamaran en las calles si él cometía algún error y su ministro de Desarrollo diciendo que no va a atender la protesta social en las calles. La última semana también sorprendieron la declaraciones de un ministro de Trabajo que afirmó que los salarios le están ganando a la inflación o de uno de los funcionarios más cercanos al presidente que utilizó el Consejo Económico y Social para sembrar utopías cibernéticas que suenan como las naves espaciales del turquito Saúl en Jujuy. La distancia entre el palacio y la calle es cada vez más profunda más allá que un aceitado sistema de subsidios que mantiene a la población, si no es en la pobreza, al límite de la misma. Cada vez crece más aquella vieja sensación del “que se vayan todos”. Solo que ahora tiene calcomanía liberal. ¿Hay posibilidades de recuperar la vocación popular en el gobierno? ¿Hay posibilidades de generar otras herramientas de política institucional que consigan salvar esta brecha entre el barrio, el campo, los márgenes y los escritorios poblados de patafísicos estudios de marketing?

Pocos de aquellos que hoy reconocen a Evo Morales como la figura más emblemática en América Latina de un proceso exitoso en términos de representatividad popular en el gobierno o estado, conocen sus primeros pasos en la política. Cuentan en el Chapare que era un hombre muy trabajador en su chacra y generoso en su comunidad pero no le interesaba la cuestión sindical. A través del fútbol lo fueron convenciendo. De todas maneras renegaba de la “política” y era más proclive a una revolución armada o una estructura autonomista al estilo zapatista que cualquier intento de tomar el poder del Estado. Luego, el viejo militante de izquierda Filemón Escobar lo convención de que los pueblos indígenas necesitaban una herramienta política. La decisión fue tomada en una asamblea donde volaron sillas. Pocos recuerdan que el MAS era la herramienta legal de una línea de izquierda de la Falange Socialista Boliviana. Y que la sigla completa es MAS-IPSP (Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos). “Me verán como maleante, como haragán, como ladrón”, dijo Evo Morales al rechazar en 1995 la candidatura a alcalde de Villa Tunari.

Cuando lo social desborda lo político

Pablo Riveros es jefe comunal de Villa Ciudad Parque, Córdoba. Pero también es referente de la Corriente Nacional Martín Fierro o la colectiva comunitaria Semillas del Sur. Sus experiencias van del viaje sudakamericano, a la radio o huerta comunitaria, a la lucha socioambiental en el Paren de Fumigar o la Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo. Asumió jurando por la Pachamama. A dos años de su gestión ha cumplido con sus promesas de campaña en una experiencia que empieza a ser modelo en la provincia. La clave, sostiene, es la articulación con los movimientos populares. Durante las charlas para la conformación del Movimiento Verde Cordobés (MVC), un partido político que pretende generar una alternativa socioambiental para la ciudadanía cordobesa, suele observar que existe un momento donde “lo social desborda en lo político”, donde las construcciones desde abajo pueden disputar el poder institucional en base al poder acumulado. La famosa correlación de fuerzas. Cuando le dijo a sus cumpas de Semillas del Sur que quería hacer una unión vecinal, muches no estuvieron de acuerdo. Tuvieron que pasar tres elecciones para que consiguiera su objetivo y demostrar a la sociedad de este pequeño pueblo cordobés que la experiencia sociocomunitaria puede ser una brillante herramienta para llevar adelante una gestión comunal.

“Estamos viviendo esta experiencia en una comunidad chica, donde articulamos organización popular con gobierno, o donde la organización popular es gobierno. Es de locos. Estamos muy felices de estar asumiendo esta responsabilidad. Más allá que lo hacemos con un placer y una vocación militante, es una gran responsabilidad porque tenemos que impartir políticas de estado hacia toda la sociedad. Y cuando uno experimenta estas experiencias de estado menores, en una tercera dimensión (detrás del estado nacional y provincial), uno se da cuenta, como siempre, que los que ponen el lomo son los que menos tienen, y los que más tienen son los que menos aportan, los que menos hacen, los que menos sufren… No me quiero imaginar lo que debe ser este desafío para un presidente. De todas manera, nos agarra con nuestra mayor fortaleza, que es la parte social de organización y de articulación entre la sociedad civil y las instituciones, o estructuras a nivel nacional como la Martín Fierro. De alguna manera nos agarró de los dos lados del mostrador”.

“Nos parece que el pasaje a la política institucional para los movimientos populares es clave, porque hemos demostrado que podemos gestionar fondos públicos de manera transparente y efectiva, eficiente, que esos fondos que muchas veces a nuestras cooperativas han podido llegar a partir de planes nacionales se han rendido de manera correcta y han generado un flujo de inversión y de generación de empleos. Eso que hemos demostrado en un plano pequeño, y no tan pequeño, lo podemos llevar al plano de la política institucional para construir un buen gobierno que tenga como objetivo el buen vivir a niveles locales, municipales. Por eso alentamos que en las sierras cordobesas, donde existe una contracultura muy arraigada, que se lleve adelante estos proyectos y se pueda buscar estos puntos en común entre movimientos y organizaciones populares para poder llevar eso a un plano de buen gobierno. Si no construimos ese plano de gobernanza nuestro destino como organizaciones va a ser la resistencia permanente y muchas veces en desventaja”, opina Federico Fiumato, concejal de Capilla del Monte por la agrupación Vamos Capilla, y también integrante de organizaciones populares como la cooperativa Viaraba (que lleva adelante Una Radio Muchas Voces y una escuela de comunicación popular) o el Mercado Coop.

“Ya no se trata de como era en los noventas donde los movimientos populares luchaban contra el estado para que nos de cosas o nos reconozca reivindicaciones, sino que muchos de estos movimientos nos hemos dado una estrategia que implica intervenir adentro del estado. Hay muchos ejemplos. Esto que se expresa en el estado nacional también se expresa a nivel de provincia y municipios, donde hay varias compañeras que llevan adelante secretarías de la economía popular. Además tenemos representación parlamentaria en varios distritos. Cuando miramos el mapa el estado tiene compañeros y compañeras adentro. Eso es una conquista muy importante pero tiene un montón de problemas. Nosotros planteábamos un ministerio de la economía popular y nos dieron una secretaría y en Desarrollo Social, como un problema social y no económico y productivo. Porque no tenemos que olvidarnos que estamos entrando en una fortaleza enemiga. Porque el estado tal como está conformado en la Argentina es un estado liberal, nacido del genocidio contra los pueblos indígenas, que dice en su constitución que no delibera sino a través de sus representantes”, observa Mariano Pacheco, director del Instituto Generosa Frattasi.

Si no nos tienen fe

Las elecciones del 2021 mostraron el ninguneo de la política de arriba a los movimientos populares, que no se vieron correctamente representadas en las listas (hechas a dedo) y que curiosamente, también, vivieron un parate en los financiamientos por parte del Estado en varias áreas, además de la designación de un intendente del conurbano, Juanchi Zabaleta, en el ministerio de Desarrollo Social, luego de una tensa protesta de los jefes comunales sobre la excesiva caja de estos movimientos. Para colmo Zabaleta arrancó su mandato diciendo que los nuestro no era trabajo.

Más allá de las diferentes alianzas que se tejen desde arriba (un sector más ligado al albertismo y otro al kirchnerismo), los movimientos sociales no dejan de tener en cuenta su alto grado de representatividad en base al trabajo económico y social que vienen desarrollando en los territorios y donde crece el descontento por las políticas del actual gobierno.

“Seguimos sosteniendo cientos de comedores y merenderos en todo el país porque el hambre es una realidad que hay que resolver. Pero ademas estamos en un proceso de laburo fuerte de producción agroecológica de alimentos tratando de alcanzar escala y comercializarlos y vamos a encarar la construcción de un política ambiental a nivel nacional. Hay que proteger desde el Estado los bienes comunes y ponerlos en función del interés nacional y no del saqueo que se produce con empresas multinacionales, solo dejando los dólares necesarios para que vuelvan a los centros de poder mundial. Y también tenemos en agenda la presentación del partido Martín Fierro a nivel nacional, para ser parte de la disputa política electoral del año que viene mas teniendo en cuenta que en el Frente de Todos se abre un proceso de fuerte debate político sobre el rumbo que venimos llevando y que queremos sostener para los próximos años”, comenta Nahuel Beibe, de la Corriente Nacional Martín Fierro.

“Desde el método militante y político para la transformación social que venimos implementando somo convencidos que en este tiempo histórico hay que responder con municipalismos del cambio. Que desde lo local se puedan cambiar cuestiones estructurales pero también las mismas formas y prácticas de la política y las instituciones, tanto en una ciudad de 10.000 habitantes como en una de 1.000 mil y también en una de un millón, ocupando espacios institucionales, pero también territorios a través de los movimientos. Se viene un año complicado, un año que entendemos, y hacemos propias las palabras de García Linera, plantea que los nuevos gobiernos progresistas administrativos tienen que construir necesariamente una agenda de cambio sustancial y contundente o se va a perder todo. Se puede haber ganado elecciones con esta propuesta, pero para mantener el poder hay que hacer cambios sustantivos. Poder competir con la derecha nacional e internacional que viene elevando el grado de tolerancia del fascismo de nuestra sociedad. Entonces es necesario combatir esto con una agenda de cambios progresivos”, opina Toni Salinas, titular de la Oficina de Defensa del Consumidor de Rosario e integrante de Ciudad Futura, un partido político santafesino que nació de la defensa del barrio popular Nuevo Alberdi, en Rosario, contra el avance de los barrios privados y hoy está implementando allí, además de diversas experiencias de la economía popular, un de los procesos más grandes de integración urbana de la Argentina (gracias a la ley de regularización de Barrios Populares aprobada por medio de la presión de los movimientos populares al gobierno de Cambiemos y que hoy se implementa a través de la secretaría de Integración Socio Urbana a cargo de la militante villera Fernanda Miño). Ciudad Futura cuenta con el bloque más amplio de concejales en Rosario (cinco bancas), pero además concejales en Pueblo Ester y Venado Tuerto.

Vote poetizas populares

“Nunca perdí ni quiero perder la militancia territorial, construyendo espacios comunitarios, sobre todo de mujeres, dentro del feminismo popular. Porque las compañeras de los barrios son mis grandes maestras, son las que me empujaron a la militancia y las que me siguen enamorando en el día a día cotidiano. Porque son las que ponen el cuerpo, el corazón, la creatividad, y que han sido relegadas de la política, y nosotras tenemos que canalizar esa fortaleza hacia la política institucional desde lo social. No hay contradicciones en ese sentido si logramos mantener la coherencia, la raíz y a la vez siempre tenderle la mano y abrir puertas a los compañeras de los movimientos populares, que son las que construyen día a día las redes de sostenimiento. Recordar que la política es una herramienta de los pueblos y que la militancia es la única capaz de transformar las cosas, y que se hace colectivamente. Nunca creerse que los cargos son nuestros y son para siempre, sino apenas una herramienta para generar ciertos aportes a algunas transformaciones”, advierte Ivana Rezano, actual concejal y subsecretaria de Economía Social de Almirante Brown e integrante de la agrupación 25 de Mayo dentro del bloque del Movimiento Evita en UTEP.

Cuando a Pablo Solana, histórico dirigente de los movimientos populares a principios de este siglo, le preguntaron en una charla en Chile que aporte de la experiencia del estallido del 2001 en Argentina podía dar frente a la revueltas contra el estado neoliberal en el vecino país, respondió: “Este tipo de revueltas genera un vacío en el poder institucional. Si nosotros no somos capaces de ocupar ese espacio, vienen otros y lo toman”. Nadie dice que el desafío es fácil. Pero muchas comienzan a intuir que no es más difícil que inventarse su propio trabajo, generar cooperativas de trabajo, opciones de vida en los territorios o construir desde abajo una red de organizaciones que hoy es capaz de imponer leyes y funcionaries públicos.