La huevada atómica
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Martín Llaryora y Luis Juez no acumularon el 80% de los votos, sino el 90%. La campaña todavía no terminó, porque faltan algunas elecciones municipales y la presidencial de Schiaretti. Desde Córdoba, se perfila una peligrosa espiral discursiva sobre cómo canjear policías entre ciudades y Provincia. Y mientras tanto, el actual gobernador forja su propio relato para las PASO.
Por Lea Ross
Foto de portada: Mati Magnano
La novedad que trajo el escrutinio definitivo en las elecciones de Córdoba es que Martín Llaryora y Luis Juez no acumularon el 80% de los votos. Sino el 90%.
Esa realidad resalta aún más que la provincia del fernet con coca vive una situación parecida a finales del siglo pasado, cuando el PJ y la UCR concentraron el panorama electoral con nueve de cada diez votos, forjando un bipartidismo acorde a la situación nacional. Hoy, y a pesar que el saliente gobernador insistía en que no había grietas en estos pagos, el bicoalicionismo ha generado una suerte de dualidad entre quienes profesan una capacidad de gestión desideologizada y quienes balbucean un discurso performático basado en el griterio. Punto aparte merece mencionar la incapacidad de las distintas variantes del progresismo y de izquierda que han mantenido un piso en disputa con el voto en blanco.
Eso sí: se ratifica la novedad de que el oficialismo provincial no tendrá quórum propio en la Legislatura, lo cual le implicará convencer a por lo menos a cuatro legisladores de la oposición. ¡A apostar nombres, sobre quiénes serán los primeros “opoficialistas! Por último, será Juntos Por El Cambio quien maneje el Tribunal de Cuentas, para iniciar cualquier carpetazo y elevar la “judicialización” de la política. Lo que sí van a tener que lidiar con fuego amigo.
Un ejemplo lo reveló el colega Andy Ferreyra, quien desde Villa Carlos Paz expuso la curiosa situación de la construcción de un nuevo colegio, que fue suspendido por llevar cinco años de demora. Quien está a cargo de levantar esos muros es la firma Construcciones Espacio-Servicios SRL, que según el periodista le pertenece al radical Héctor Penna, encolumnado en la agrupación Radicales Auténticos, de la vicegobernadora electa Myrian Prunotto.
Anteriormente, Penna ha tenido sus codeos con referentes de Juntos Por El Cambio. Incluso, la precandidata presidencial Patricia Bullrich había subido desde sus redes sociales en 2020 su acompañamiento en su disputa municipal de Despeñaderos.
Poniendo los huevos
En menos de dos semanas son las elecciones a la ciudad capital cordobesa. Y el electo gobernador Martín Llaryora estuvo totalmente disponible a salir al aire por distintas radios y programas de televisión que ofrece el espectro mediático. De lo que se limitó a hablar fue solamente lo que lanzó la inesperada propuesta del candidato opositor capitalino Rodrigo de Loredo: pedir a la gobernación que le entreguen diez mil policías para que estén bajo la administración municipal, y a hacerse cargo incluso de todo el equipamiento que así lo requiera.
Más allá de que esa iniciativa es inconstitucional (el artículo 144 de la Constitución Provincial dice que es el gobernador “la máxima autoridad de las fuerzas de seguridad” y que está a cargo de “todos los objetos de la policía”), si el ganador de la última contienda provincial hubiera sido De la Sota o Schiaretti, ni hablaría del tema. De hecho, un fuerte consejo que da el actual precandidato presidencial es que jamás hay que darle pie a un rival o a la prensa denunciadora. Pero entre él y Llaryora hay un trecho generacional. Y el sanfrancisqueño termina legitimando el discurso deloredista, casi como si le hiciera su campaña gratis. Incluso, llegó a decir públicamente que su propuesta le pareció una “huevada atómica”, un vocabulario que está lejos del protocolo schiarettista.
La situación se asemeja a la disputa nacional entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, donde a la segunda también le basta con decir huevadas, como cuando dijo que la mitad del estudiantado universitario son extranjeros, para que a nivel mediático se termine debatiendo sobre la educación universitaria, cuando era un tema que no estaba en agenda. El dos veces alcalde de CABA no parece tener esa misma capacidad, donde se limita a interactuar con jóvenes desde el TikTok opinando sobre artistas musicales actuales. Llaryora toma nota de eso, discrepa con Schiaretti y decide ir por la retaguardia.
Incluso, tiene sus razones para creer que el pedido de De Loredo pueda generar un efecto dominó en otras ciudades de la provincia, donde también podrían reclamarle al nuevo gobernador que permita la “municipalización” de las fuerzas. De hecho, ya empezó. En Villa Allende, donde también tendrán elecciones pero una semana posterior a la capital, uno de los doce candidatos propone exactamente lo mismo que pregona el joven maravilla De Loredo. Incluso, el modo de anunciarlo, es muy parecido al que hizo el candidato por capital: vía Twitter, en formato video y con perfil frontal.
Son todos narcos
Por si fuera poco, el oficialismo provincial y municipal le retrucó a De Loredo con un curioso caso policial que ocurrió hace un mes atrás, donde un operativo de la Policía Antinarcotráfico allanó una vivienda del barrio Marqués de Sobremonte. Allí es donde vive la familia de un candidato a concejal de la lista de Juntos Por El Cambio, donde se encontró marihuana y unos billetes en pesos. Hasta ahora, ese candidato no está imputado. Pero la prensa lo remontó recientemente a partir de un inoportuno pedido de la esposa de ese dirigente, que sería empleada de otro concejal en función, porque asegura que ese dinero incautado pertenece a la campaña de Rodrigo de Loredo. Con eso bastó para que tanto Llaryora como su candidato para sucederlo, Daniel Passerini, criticaran a su competidor y su socio Luis Juez, cuando aseveró en un canal de televisión porteño que el peronismo autóctono compraba votos de vecinos a cambio de droga. La cifra en disputa serían de 60 mil pesos. Un monto extremadamente acotado para tanta dimensiones escandalosas. Finalmente, otro concejal pero del oficialismo Daniel Casado, conocido por tener adicción a las cámaras, retó a todos los opositores a que se sometieran a una rinoscopia para demostrar que no consumen estupefacientes.
La tensa relación política y narcotráfico no parece abarcar las palabras que conjugan Juez, De Loredo, Llaryora, Passerini y Casado. Desde este portal, se pueden encontrar artículos que problematizan esa relación, incluso contemplándolo a escala continental. Tal como lo escribió Tomás Astelarra: ¿por qué hoy es para la sociedad argentina tan fácil pensar que el narcotráfico o la inseguridad en los barrios se soluciona con más policía pero es castrochavistacomunista fiscalizar la regularidad impositiva de los barrios cerrados? En el caso del mencionado caso de Villa Allende, por ejemplo, es una de las ciudades de Sierras Chicas donde una parte importante de sus suelos fueron rematados como countries, lo que le trae problemas a los partidos políticos, ya que allí se les prohíbe hacer campañas.
Por aquí y aquí también se puede profundizar estos temas que, lejos de tomar a la rinoscopia como la medicina infalible, permite inferir que todo esto que hablamos resulta ser, en términos llaryoristas, una tremenda huevada atómica.
La peligrosa espiral
Sin embargo, todos estos fuegos cruzados pueden resultar ser una espiral que siga acrecentándose en 350 kilómetros de distancia, hasta llegar a Laboulaye, la ciudad conmovida por el asesinato de Joaquín Speranti (14), donde el único sospechoso sería un amigo suyo de un año menos de edad, aunque no está del todo claro cuál habría sido su móvil. De ser así estaríamos ante un hecho inédito que no se recuerda en la historia penal cordobesa. Familiares de Joaquín ya pidieron públicamente que se baje la edad de imputabilidad, que en la actualidad está a los 16 años de edad.
Como una escabrosa coincidencia, tantos los medios de acá como los medios de allá vinieron entrevistando, como salido de una cueva, a Juan Carlos Blumberg, quien hace casi dos décadas atrás encabezó una suerte de gesta luego del secuestro y homicidio de su hijo Axel, que achicó el techo de quienes pueden ser encarcelados, pasando de 18 a 16 años de edad. Su presencia mediática fue para confirmar que el presidencialista Javier Milei cobraba dinero a candidatos para ocupar lugares en sus listas. Blumberg viene diciendo al aire que se siente muy a gusto con hablar con personas de Córdoba, porque le rememora aquellos trabajos que realizó con los poderes políticos de turno, trayendo el aporte del Manhattan Institute, aplicando una reforma al código de faltas. Nadie le respondió que desde ese entonces, hasta su nuevo cambio como Código de Convivencia, las calles cordobesas padecieron las detenciones policiales arbitrarias, donde le sirvió a distintas comisarías dibujar números para demandar más fondos públicos al Estado, a costa de que varios jóvenes pasaron las noches en celdas, con los dedos manchados y fines de semanas de penurias.
Esperemos que la espiral de la policialización, que se metió en el vocabulario electoral, no llegue a engancharse de la peor manera con lo ocurrido en Laboulaye. Por lo pronto, la presencia de Blumberg es una ventisca que corre el riesgo de empujarla.
CABA 2005 por Axel. Laboulaye 2023 por Joaquín. Que lxs pibes no paguen las huevadas de los adultos.
Córdoba y la grieta
“¡Se siente, se siente, Gringo Presidente!”, cantan un grupo de militantes en el interior del Quality Espacio. Es un viernes de frío para el inicio de la campaña de Juan Schiaretti para las PASO. El espacio se encuentra lleno, repleta de familias de distintos barrios. Los que tienen más años expresan caras de aburrimiento o de cansancio. Los más jóvenes, se sacan selfies. Una docena de sillas de madera están enfiladas en el escenario; una organizadora me explica que ahí se sentarán lxs candidatxs. Tienen pinta de ser muy incómodas.
Finalmente, se hace presente Schiaretti, con mucho clamor, acompañado de quienes pretenden ocupar la Cámara de Diputados y el Parlasur. Martín Llaryora toma el micrófono y se pone muy eufórico. Reconoció la importante abstención que hubo en las elecciones provinciales: “Hagamos el máximo esfuerzo. Hablemos con todos. Nadie se queda en su casa”. Además, manifestó su oposición al actual gobierno nacional: “¡Ahora inauguran el gasoducto de Vaca Muerta, cuando no pudieron poner un solo caño en cuatro años! ¡Inoperantes!”. Finalmente, reclamó que el país sea gobernado por un cordobés: “Nacimos para ser leones (¿guiño a los simpatizantes de Milei?). Nos vienen gobernando desde Recoleta. ¡¿Cuando seremos los del interior que gobernemos?!”. Mientras señala al “Gringo” como su amigo, Schiaretti mantiene su mirada en Narnia.
A su turno, el candidato presidencial para “Hacemos Por Un País” insistió en que su lista está en contra de la grieta y que es la lista del trabajo y la producción, en particular la agrícola. Hay que decir que el escrutinio definitivo ratificó que la zona sur agropecuaria de la provincia terminó manifestándose a favor de Luis Juez, aceptando el juego de esa grieta. Y a pesar que eso pudo incidir en problemas territoriales, apoyó su iniciativa de prohibir las re-re-elecciones de intendentes y jefes comunales: “Ninguna persona se perpetua en el poder”, al que concluyó que eso permitió el cambio de generación y mayor equidad de género. A nivel nacional, repudio el juicio a la Corte Suprema, valoró la libertad de prensa y que sobre los cortes de calle “siempre se hacen a media calzada”.
“Yo no soy un porteño que viene a dar cátedra. Soy un cordobés de pura cepa. Por eso, les pido que me acompañen”, reclama, mientras recibe una ovación, mientras los operadores ponen de canción de fono Soy cordobés, de Rodrigo.
Se estima que el 8% del electorado nacional habita en la provincia de Córdoba. Casi una tercera parte del electorado cordobés lo votaría a Schiaretti para las PASO del 13 de agosto. Pero otra tercera parte no fue a votar para las elecciones a gobernador. Si realizamos un estimativo simple, podemos presuponer que les votantes cordobeses apenas garantizarían el 1,5% que se requiere para participar de las elecciones generales de octubre. Es decir: hay dudas que Córdoba sea el piso de base para que Schiaretti supere las PASO.
Mientras salimos del salón, y su humilde servidor se compra un choripan luego de un acto peronista (con ausencia de la marcha peronista), rememora un acto que hizo el actual gobernador el día anterior en Buenos Aires, junto con su compañero de fórmula Florencio Randazzo. Allí manifestó: “¡Nosotros somos el peronismo de la producción, del trabajo y del abrazo de Perón con Balbín! ¿O acaso se olvidan que luego del gran estallido de la Convertibilidad, al país lo sacó adelante el acuerdo Alfonsín-Duhalde?”.
Del pacto Duhalde-Alfonsín no lo mencionó en su acto cordobés. Pero el espacio físico en sí fue sugerente. El dueño del Quality se llama Ricardo Taier y ha sido muy beneficiado por la anterior gestión municipal del radical Ramón Mestre. Fue señalado por ejercer espectáculos públicos irregulares, bajo el amparo de los principales funcionarios municipales de ese entonces, e incluso debutó en el rubro de la construcción inmobiliaria, gracias a los convenios urbanísticos de Mestre. Ante tantos beneficios que le brindó la UCR, a más de uno le llamó la atención que cedió su emblemático establecimiento para el lanzamiento de campaña de Schiaretti.