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La ilusión peronista desde abajo

Máximo Kirchner comentado. En base a la entrevista en Gelatina, algunos periféricos comentarios de lo que se dice sin decir. La unidad o transversalidad de los espacios populares no domesticables por el poder económico .

Máximo Kirchner, entre otras cosas, heredó la capacidad de su padre Nestor y su mamá Cristina, de llamar la atención en su análisis de la realidad. Es un chamuyero profesional Condición sine quanon para hacer “política” y “Política”. Una palabrita puesta en juego en estos tiempos de confusión pachakutieska, a la que dividiremos arbitrariamente entre la “política” (desde abajo y la perifera) y la “Política” (desde arriba y el centro de poder económico).

Ambas estrategias deberían ser complementarias si se quiere enfrentar a la “Política” del actual gobierno. Una “Política” dictada desde las grandes corporaciones que nos saquean por arriba (entrega del Estado y los recursos naturales, complicidad de la casta Política, Judicial y Mediática…) y por abajo (bolsillo, desaparición del Estado, del tejido comunitario y cooperativo, chori financiero, injusticia, individualismo, violencia, sálvese quien pueda, falsas profecías, falta de información y estigmatización y criminalización de la “política”).

Los senderos que se bifurcan

Hace un par de años un cumpa militante de Traslasierra me brindó un análisis de la grieta o dualidad de la generación hija del 2001. Algunes habían pulsado la Política demasiado para arriba. El pragmatismo de ocupar lugares de Poder en el Estado y la casta Política, había comenzado a boicotear espacios de “poder” hacer, desde abajo y la periferia. Era más fácil aliarse “por arriba” y perdonar los intentos rupturistas del Tío Alberto o Sergio Tomás, que hacer lo mismo “por abajo”, y tranzar un poco más con el barba Pérsico o Moyano (ponele).

A las organizaciones populares de proyección nacional, que tejían alianzas con el poder territorial, político y Político de la Cámpora en el AMBA (y alguito más de la provincia de Buenos Aires), se le hacía difícil trasladar esta alianza al dizque “interior”. Ese territorio nacional profundo, donde la Cámpora era vista como un puñado de funcionaries que no funcionan, boicoteadores seriales sin desarrollo territorial. Puestos desde arriba por la lapicera porteña. Politiques.

Este desbarajuste se vio bien reflejado, por ejemplo, en Córdoba, en la diferencia entre el resultado de las PASO de Juan Grabois y el de Creo, la alianza kirchnerista liderada por la Campora. Que no contó con el apoyo de un importante número de organizaciones territoriales que prefirieron jugar con Llaryora (menos afín en lo ideológico, pero más útil en lo pragmático y territorial) y conformar lo que Juan Grabois llamó La Liga de la Sierra (entre otros ejemplos). El Movimiento Evita, otro ejemplo, hace rato juega con el cordobesismo.

Los dilemas de la lapicera

Estas organizaciones territoriales, después de muchos reparos, han comenzado a incursionar en la “Política” con una base territorial que se traduce en votos y van generando estructuras paralelas. En Córdoba se puede citar el Movimiento Verde Cordobés, Córdoba Futuro, o la Junta Promotora Comunidad Organizada, que organizó con dos escarbadientes la campaña y fiscalización de Grabois en una estructura paralela a la propia (Patria Grande). Incluso algunos partidos del campo popular como Nuevo Encuentro han decidido este año elegir para su conducción provincial cuadros más insertos en el trabajo territorial (la “política”).

Estas organizaciones incluso arrastran reductos anarquistas o autonomistas, o del FIT, que comienzan a entender que para hacer “política” se necesita incursionar en la “Política”. Y una Política con capacidad de acción, intervención y menos dogmatismos. El corte de boleta Massa-algune diputade del FIT, sorprendió las últimos elecciones. Tanto como ver algún viejo compañero anarco militar el voto a Massa, en un evidente síntoma, a nuestro entender, del fracaso de una construcción “política” que quedó encerrada en lo que Zibechi llamó Arcas de Noe. La inundación general del sistema capitalista y patriarcal necesitaba otros diques de contención más allá del laburo territorial o las ideologías personales. Ese dique, en una elección, resultó ser el peronismo, más allá de sus contradicciones (que también residen en estos pequeños reductos de resistencia autonomista).

Esta incursión de los movimientos de abajo en la “Política” puede suceder con alianzas. O simplemente ocupando el lugar. Es el proceso que vienen haciendo lenta, masiva e inexorablemente, les hijes organizades del 2001, que nacieron a un peronismo entreguista y dueño de un Estado de saqueo multinacional.

Como alguna vez explicó el filósofo cabeza Mariano Pacheco, ese mito de que el kirchnerismo vino a romper las orgas fue solo un tinkazo. De los más “peronistas” (personalizades en el barba Pérsico) a los más “autonomistas” (personalizades en Juancito Grabois) fueron lentamente incorporándose a lógicas de Estado, y también Mercado. ¿O en que mundo te crees que vivimos?. Lo lindo sería hacer un Estado y un Mercado diferente. Un poquito más justo. Más de abajo. De la periferia. Más política y menos Política. Más poder y menos Poder. Donde lo social desborde lo político (y lo Político). Y ya hay muchas experiencias que demuestran de que eso es posible (como visibilizamos el año pasado desde La luna con Gatillo en nuestra sección Candidates Desde Abajo)

Sin el pan y sin la torta

“La Campora está en el horno”, me dijo un importante dirigente social de la provincia cuando ganó Milei. Sin territorio, sin caja, con magros resultados electorales salvo en la provincia de Buenos Aires, y profundas derrotas como en Córdoba, Santa Fe o Mendoza, la situación de la organización de jóvenes K (liderada por el que porta el apellido y el chamuyo profesional de les fundadores) se iba a poner imposible en las periferias. Se quedaron rosqueando en muchos territorios donde tienen Poder pero no poder (hacerlo). La salida del cuervo Larroque había comenzado a marcar el principio de algo que podía generar un efecto dominó. La mala imagen de la organización ya desbordaba los medios masivos y se incrustaba en el peronismo, no solo por arriba (CGT, Aníbal Fernández, gobernadores, intendentes…), sino también por abajo (movimientos populares, Moreno, Grabois, el propio Larroque). La absurda interna sobre nuevas canciones y otras chiquilinadas como actos cruzados entre Axel y Cristina en el último bastión del peronismo popular, la provincia de Buenos Aires, terminó de reforzar los viejos paradigmas.

La pregunta que entrega la entrevista de Máximo Kirchner con Gelatina es: ¿se dieron cuenta?¿los regañó mamá Cristina?. Porque en su modo soberbio y gastador, que en la superficie parece no encarnar esa “autocrítica” que amerita semejante derrota popular en todos los ámbitos (de poder y “Poder” popular, de “política” y “Política” popular), Máximo tira al pasar varias definiciones que son concesiones históricas y un poco de: “tan malo no somos che”.

Sus declaraciones, como buen chamuyero profesional, también como hombre de Poder, circularon por todos los medios y tuvieron diferentes réplicas. Quizás atenuadas por el escándalo de los movimientos populares (que hasta ese protagonismo le quitaron).

El espacio elegido no es casual. Un espacio compañero pero crítico, abierto, donde pueden aparecer Grabois, Ofelia Fernández, Guzmán, Moreno o De Vido. Con un comunicador sutil como el Pepe Rosemblat, que arranca la entrevista y uno, ya medio ansioso, cargado de viejos paradigmas y experiencias, dice: “¿Ey Pedro no le vas a preguntar nada?¿Ya te pagaron?”. Pero pasada la horita de entrevista (después de varias pausas) uno empieza a mover afirmativamente la cabecita y decir: !¡Apa!. Rosemblat comienza a hacer, casi sin querer, preguntas más picantes. Con esa carita de inocente tan linda, tan Lali, que tiene. Gracias Pedro por ser el mahatma Gandhi de un peronismo, tan cascoteadito en estos días.

Cuando uno, que viene dándole maza (y también Massa) a la Cámpora, al menos desde estas líneas, hace un par de años, termina la entrevista, dice: “Al final igual es un copado. Y mirá todas las cosas que hizo. Es un compañero. Todes cometemos errores”. Cometemos errores en la “política”. Imaginate en la “Política”. Porque en la “política”, las experiencias organizativas de les hijes del 2001, también han encontrado límites políticos (roscas o abusos y estructuras patriarcales de poder, internas feroces e inmovilizantes en las articulaciones nacionales como la UAC o la RNMA), sociales (no convocar, no enamorar, aislarse, creerse superior entre dos gatos locos) y económicos (soy anarco o autonomista, el Estado es malo pero recibo un Salario Social Complementario o algún otro subsidio que ofrecen las orgas compañeras, tranzo con el Mercado, no queda otra.,,), etc, etc, etc.

Citando el consenso

Entonces uno recuerda la visita de Pacheco a Traslasierra cuando en una charla de coyuntura dijo algo así como: “Mirá la movilización del otro día no la haces masiva sin el Evita, la CGT y el FIT. Pero a Grabois y Moreno los quiero todo el día en la tele. Y los cuadros de la Cámpora los quiero en cualquier gobierno. Y a Cristina dando consejos. Y también a todos esos grupejos culturales, asamblearios, anarkopunkies que tanto color le dan a la cosa. Y no se les ocurra descartar a las cumpas feministas y los movimientos socioambientales, campesinos o indígenas”.

¿Y si está vez en vez de pelarnos nos reproducimos?, es la pregunta pertinente en esta coyuntura.

“¿Que podría haber hecho Kirchner (Nestor) cuando asume la presidencia si no había luchas anteriores?”, se pregunta Máximo saldando, quizás, una discusión histórica para el dizque “kirchnerismo”. De hecho Grabois ha confesado, en más de una entrevista, que es una discusión que siempre ha tenido con Cristina. Muy diferente al discurso de hace un año donde Cristina, por querer guerrear al barba Pérsico (que todavía apoyaba al Tío Fernández), le pegó a todas las poetizas populares. Discurso que al día de hoy la prensa canalla cita para defenestrar a los movimientos populares en el marco de un claro proceso de criminalización, judicialización y falsa mediatización. ¿Será que el Poder del capital concentrado expresado por Milei sabe quien tiene realmente el poder territorial? Porque hoy los chumbos en la cabeza, el lawfare, y otras situaciones que sufrió la Jefa, se esparcen como reguero de pólvora por un territorio en guerra (la cuarta guerra mundial dicen las zapatistas, hoy tan lejanas).

Yo las escuché a las poetizas populares. Quizás a un puñado que se transformó en estadística en las elecciones. Porque una cosa es que te tiren unas migajas, alimentos truchos y te invisibilicen a vos o tus dirigentas (como la Nati Zaracho a la que jamás nadie subió a un escenario, es decir al arriba de la Política). Y otra muy diferente es que encima te denigren y te digan que no trabajás y que no es una solución esa economía popular y de cuidado que desde hace más de veinte años vienen construyendo con esfuerzo, de la protesta a la propuesta, junto a les hijes del 2001, las susodichas poetizas populares (algunas que como Cristina no se definen como feministas, si bien ejercen).

Se corre el rumor que muchas doñas de la economía popular votaron a Milei. Y eso que están organizadas y politizadas. Imaginate el resto. Milei es el huevo de una serpiente que hace rato se viene enroscando. Pero en tiempos de Pachakuti, la serpiente es renovación, vuelta de página.

La transversalidad desde abajo

A lo largo de la entrevista, Máximo describe como su padre, el Nestor, tejió Poder sin Poder. De la primera aseveración se intuye que lo tejió con “poder”. Con Política y “política”. Con esa transversalidad por abajo. Que quizás, en estos días, es la única herramienta capaz de enfrentar la transversalidad “por arriba”. Que teje Milei. Haciendo Poder con Poder (del capital concentrado). Una transversalidad “por arriba” que un poco también tejieron Cristina y la Cámpora (que al igual que Massa, todavía tiene funcionaries en el gobierno liberal).

Hay varias sentencias sociales y políticas interesantes de Máximo. “Si bien la sociedad venía incorporando la conectividad a su vida, la pandemia aceleró ese proceso de hiperconectividad con cuestiones que son positivas y otras negativas, que debemos abordar con tiempo y viendo como afecta a nuestra gente, a nuestros pibes y nuestras pibas”,dice. “Si logramos comunicar mejor, hacernos entender, y una parte de nuestro pueblo nos da la oportunidad, más allá de los errores (que también hubo aciertos), ojalá podamos evitar más dolor y sufrimiento. Tenemos que bajar la violencia en términos generales en la Argentina. Porque nos vamos a matar entre nosotros. Es una Argentina extraña donde a un periodista que no le sirvieron un café en un bar hace un despelote bárbaro y un día le disparan a la ex presidente y la gente y los medios festejan. Pero frente a otras cosas que suceden hoy, cuando se sufre la inseguridad y te matan un familiar…”, dice.

“Aún después de ese episodio tenemos la intención de charlar. Esa es la instrucción: de charlar. Hay que enfrentar poderes reales. Entiendo el enojo, pero hay razones para que nos escuchen. Si empezamos con el peronómetro eso es imposible. Hay que liberarse de las vanidades y egos porque dañan al conjunto. La dirigencia sola no puede. Hay que tratar de convocar a la gente a dar soluciones en una realidad que es compleja: la salud mental, el papel de los pibes y la pibas, la hiperconectividad (las apuestas online, las aplicaciones financieras, fenómenos de distracción en la educación), los encierros, los bullyngs, el querer salvarse solo, los medios que alejan y es todo una mierda…”, dice.

“Es preciso mantener los lugar de reunión y militancia, para que esas nuevas demandas de otras generaciones se puedan llevar adelante. Recuperar espacios donde compartamos. Disfrutar la compañía de las personas. Sino viene muy feo. No puede ser que por un raspón en una paragolpes baje uno y te rompa la cabeza con un martillo. ¿Cuanto vale un paragolpe? ¿Vale la pena arruinarte la vida así y arruinársela a otra familia? Y el quilombo es de la gente que sufre”, dice.

“Dividieron nuestras comunidades. Tenemos que ver como hacemos para acercar a nuestras comunidades en los barrios. Porque han enfrentado trabajadores con trabajadores. Trabajadores con recibo de sueldo con compañeros sin recibo de sueldo o que cobran un plan. Puede haber irregularidades. Pero no se pueden construir generalidades de particularidades. Entonces le dicen a los compañeros formales que esa partecita que les falta se la llevan vecinas planeras. Y viven al lado. Y terminamos peleados entre nosotros, mientras Paolo Rocca festeja. Hay que pelear palmo a palmo como pelea AEA por lo suyo. ¿Cuanto más se puede retroceder. Diez pasos más y esta el precipicio. Las crisis económicas de esta magnitud afloran lo peor que tenemos como sociedad”, dice.

Y confiesa: “Y uno es parte. Ya entrás con la mirada de reojo. Se forma un caldo de cultivo que puede salir para cualquier parte. Ese es el problema. No la notas esponsoreadas o la discusión de los dirigentes a ver que cargo ocupan. No se cual es la herramienta para solucionar esto. Pero estamos”.

Y más allá del tono soberbio, hay argumentos que si se leen entrelíneas, suenan a autocrítica, a llamado al consenso, a una verdadera transversalidad de los sectores populares no domesticables por el sector económico concentrado. Quizás una jabalina o caña que nos permita transitar por la delgada soga en la que no deja esta inevitable realidad capitalista, donde todes estamos, de una manera u otra, insertes en el consumo que este capitalismo patriarcal propone. El consumo también es política, elección, diaria.

Internas

“A los espacios no domesticables por el sector económico concentrado le cuesta construir liderazgos y que la sociedad escuche y entienda. Mas allá que puedan compartirlo o no” dice Máximo antes de explayarse acerca de las necesarias elecciones internas del peronismo en la provincia de Buenos Aires y también a nivel nacional.

Máximo plantea que no existe tal cosa como una interna con Axel. “Yo me manejo por hechos. Estamos conspirando trabajando”, dice con ironía. “El ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, que es parte de la Cámpora, está yendo a Chubut a entregar unas ambulancias. O el ministerio de Ambiente, por el que luchamos, donde está la compañera Daniela Vilar, y que integran diferentes sectores como el Movimiento Evita o Juan Grabois con el MTE y Jackie Flores. Y se generó un ámbito formidable de trabajo donde confluyen diferentes experiencias políticas de diferentes procedencia, que sirven para que el gobernador pueda proponer políticas necesarias. Invitando a pensar a la gente en la naturaleza, el ambiente y el desarrollo productivo desde otro lugar. Porque también el ambiente es el desarrollo productivo y como no dañar o transformar morigerando los daños que pueda hacer el humano a la hora de la producción”, ejemplifica bajo la lógica de buscar funcionaries que funcionen, sin importar su procedencia.

Y menciona a Larroque. Rosemblat le pregunta por las críticas del ex Campora. Máximo se hace el boludo. “No lo escuché”, dice. Y se genera una hermosa parodia.

Luego, poniendo el giro a la izquierda para entregar el bastón de mariscal, el hijo de Nestor y Cristina, aquel de la play transformado en un dirigente importante de la Política, dice: “Cuando uno ve que en la provincia de Buenos Aires es gobernador Axel y no Scioli, algo se avanzó”.

En medio de la entrevista, la producción de Gelatina pone un discurso de Cristina en el 89. Estaba peleando por tercera vez por la diputación provincial de Santa Cruz, en una renovación del peronismo (que ese año tendría su última elección interna para presidente). Ganó gracias a la ley de lemas. “Hay una dedocracia compañera”, le grita un compañero del fondo. “Los dirigentes no son ni mas ni menos que el espejo donde se mira la base social que lo sustenta. No hay dirigencia mala y militantes o bases buenas. Todo está concatenado. Todos somos consecuencia de los mismos aciertos y los mismos errores”, dice Cristina.

“Es muy difícil transformar la realidad si no estás dispuesto a transformarte a vos mismo. Esto de plantear que el otro cambie y vos sos perfecto y la tenés clara y la ves, es complejo. Uno tiene que asumir transformaciones”, reflexiona Máximo. Ofrece un paso al costado y elecciones internas en el peronismo bonaerense del cual es presidente.

Cuando el Turco Asis visualizó que el peronismo estaba inflando a Milei para dividir Juntos por el Cambio (una operación que asume como exitosa) se hizo una sencilla pregunta: ¿Y si les gana?. ¿Quien gana conduce y quien pierde acompaña? ¿La Campora de que lado va a estar? ¿Del lado de los Scioli o Massa que después se acomodan en gobierno facholiberal o un fondo buitre, o del lado de los Kicillof o Grabois de la vida que la siguen peleando en las calles y las oficinas?