La tiranía minutera
En el primer debate presidencial del año, se padeció la opresión de los cronómetros. No tanto por los nerviosismos. El malabarismo de los segundos impuso a comprimir los programas de los candidatos en enlatados de 2 minutos, sumado al dinamismo de las réplicas, pero con cantidad limitada. Todxs repitieron sus consignas y optaron por confrontar más que otorgar claridad propositiva.
De Sergio Massa, se calculaba que lanzaría una bomba, como ser el anuncio de su ministro de Economía. En lugar de eso, prometió una moneda virtual y mayores penas a los evasores; el primero, un debate en secreto, el segundo, un corrimiento por izquierda. “Ahora viene una nueva etapa. Mi gobierno. No este gobierno”, resaltó.
Patricia Bullrich, con dificultad de fluidez oral, redujo su modelo económico a un nombre: Carlos Melconian. No más que eso. Aceptó la habituación de que el Ministerio de Economía eclipse a la Presidencia, como ocurre hoy en día.
Javier Milei mantuvo estabilidad emocional, pero usó una táctica poco aprovechada: la expresión facial mediante muecas para burlarse de sus oponentes. Evitó tecnicismos y se sintió seguro en afirmar que en tres décadas seríamos como EE.UU. ¿Por qué entonces no cerró con su lema “Viva la libertad carajo?”.
Myriam Bregman recurrió a indirectas tipo hashtag: “No es león, es gatito mimoso”, “Son todos menemistas”, “Ignorante o machista”, etc; además de resaltar el yate de Insaurralde. Aseguró una distribución equitativa de chicanas. Su límite: la poca claridad de su programa económico.
Sorprende que Juan Schiaretti recurrió a una oxidada proclama de que Córdoba es Disneylandia. Su campaña a nivel nacional reemplazaba la palabra “Córdoba” por “grieta”. Aquí no ocurrió. Sus expectativas se limitaron a ocupar ediles en el Congreso mediante el voto cordobés.
La identidad es lo que no soy del otro. Ese fue el mensaje de los resultados electorales de las PASO: no hay lugar para los tibios. A grandes rasgos, esa fue la definición de los cinco contrincantes. Aún cuando la tiranía minutera no cabe en sus relojes.
Además, en el Enredando las Mañanas, teníamos bien fresca la primera instancia de intercambios entre los 5 candidatxs a la primera magistratura del país. Lea Ross tomó diferentes ángulos para scanear el show televisivo.