Las cuentas pendientes de Techint
La empresa Siderca, propiedad del magnate Paolo Rocca, organizó una proyección de la película “Argentina, 1985”. Lo realizó cerca donde se cometieron crímenes de lesa humanidad en inmuebles que pertenecieron a la compañía.¿Se intentó un lavado de cara?
Por Arturo Remedi | Ilustración: @fuska.visual
Es un sábado 25 de febrero para la FM Simple de Campana. En particular, para el programa “De qué estamos hablando”. Allí se debatieron ex-trabajadores de la siderúrgica Siderca y sobrevivientes de la represión en épocas de la dictadura. El tema fue el significado de la proyección de la película “Argentina, 1985” por parte de la compañía que fabrica caños sin costura por parte del grupo Tenaris, que a su vez forma parte del holding Techint. La misma se exhibió a través de Fundación PROA y Tenaris en Campana. Recordemos que el film retrata el Juicio a las Juntas Militares de la dictadura y que el evento se realizó este domingo pasado en el “campito” de Siderca .
Esto es a escasos metros del ex Hotel Dalmine (hoy Tenaris University) y del ex Club Dalmine (hoy Club Ciudad de Campana), ambos sitios pertenecientes a la empresa (en su momento) y utilizados como centros de reclusión y tortura de prisioneros secuestrados en el caso del Club, y lugar de coordinación de acciones represivas por parte de los militares en el caso del ex Hotel.
“No estoy aquí para responder eso”
“No tuvimos en cuenta la temática de la película para decidir proyectarla en Campana, solo valoramos su popularidad y que está ternada para el Oscar”, dice Luis Ignacio Grieco.
El mismo día de la proyección, Grieco, ques gerente de Tenaris del área Relaciones con la Comunidad, explicaba la decisión de la empresa de exhibirla en Campana.
El Gerente de Tenaris también esquivo incomodo la repuesta acerca del conocimiento de las nuevas generaciones de trabajadores de la siderúrgica, sobre el funcionamiento de instalaciones de la empresa como Centros Clandestinos o lugares de reunión y coordinación de los altos mandos militares durante la dictadura: “No estoy aquí para responder eso, solo para hablar de la película y su proyección aquí… no me corresponde a mí”.
Aunque si consideró que “fue una época muy dolorosa para nuestra sociedad”.
En el otoño de 1976, los militares preparaban el exterminio de toda una camada de obreros metalúrgicos; la gran mayoría eran de Siderca.
La proyección de “Argentina, 1985” es parte de la política permanente de creación de sentido de “la fábrica”, en la línea de “acá no pasó nada, nosotros no tuvimos nada que ver”.
Los sobrevivientes
Un día antes de la exhibición, varios ex-trabajadores de Siderca, familiares de otros de ellos y secuestrados en el Club Dalmine relataban en la radio sus duras experiencias de detención ilegal y tortura en los primeros años de la dictadura, en Campana.
Rodolfo Amarilla, ex obrero de Siderca y sobreviviente del terrorismo de Estado, aseguró que “nosotros estamos para esclarecer el pasado.”
En ese sentido, Amarilla relata: “A mí y a mi hermano, ambos trabajadores de Siderca en esos años, nos secuestran en mi casa de la calle Dominicis, cerca de Berutti, el 6 de octubre del ‘76. Cuantos más guerrilleros o subversivos (sic) se llevaban los militares, les daban más ascensos, no importaba si militaban o no. Es en la Comisaría 1° de Campana donde nos llevan. Escuchá a chicos y bebes llorar. Después me enteré que torturaban a los chicos para que los padres hablaran”-
Al tiempo de estar en manos de los militares, y salvarse de ser asesinado en un zanjón, Amarilla vuelve a trabajar a Siderca: “No me preguntaron nada, no me dijeron nada por el pasar del tiempo transcurrido sin ir a la fábrica. Más adelante, me llega el telegrama de despido de mi hermano”.
Por su lado, cuenta Laura Hietala: “Soy hija y nieta de desaparecidos. Por el lado de mi papá, también fue trabajador de Siderca. En los archivos de la policía de la provincia, aparecen los datos de mi padre y su caracterización como peligroso. Todo esto con datos proporcionados por Siderca. La empresa tenía infiltrados y buchones para delatar a los trabajadores”.
Josu Alberto Bugatto fue secuestrado y torturado en el Club Dalmine, junto a su padre Francisco, que al momento de los hechos era intendente de Zárate: “En unos de los lugares donde me torturaron los militares, lo hacían junto a mi padre. Yo escuchaba sus gritos y el los míos”.
“En el Club Dalmine me atan con alambre las muñecas y primero nos ponen en los baños. Me pude sacar la venda y ver que en cada baño había 3 o 4 personas atadas y encapuchadas, como 40 en total calculo que había “
Eduardo Pitter, también trabajador de la siderúrgica, se define como “hijo de Siderca, ya que a los 13 años ingrese a la Escuela Rocca”. Pitter relata: “Tuve compañeros de mi mismo sector en la fábrica que desaparecieron. De otros sectores puedo nombrar a Bedia, de Personal. Yo tenía una relación con él, y les cuento que me llama un día en puerta de fábrica y me dice: ‘cuídate vos y tus compañeros porque hay una libreta negra con la lista de los trabajadores a los que la empresa considera peligrosos’”.
Siderca había hecho ingresar a muchos hombres de la inteligencia militar y también a “buchones” rasos, para este cometido.