Lo que arde, ilumina
Por Lea Ross
Lo ocurrido el miércoles pasado en los alrededores del Congreso iluminó más de lo que uno piensa. No lo hará una prensa, tanto conservadora o progresista, que se indigna por alguien que tira piedras o ve infiltrados por doquier. La aplicación de una política que puede ensanchar desigualdades hace indeclinable las respuestas violentas. A lo sumo, será el sector organizado que discutirá en cómo dirigir esa violencia, antes que lo haga el sector desorganizado. La quema del móvil de Cadena 3, más allá de quiénes lo voltearon y lo incendiaron, encarna un momento dado en la historia reciente de las resistencias actuales que debe ser desmenuzado en el correr del tiempo.
En diciembre de 2017, las protestas contra la reforma previsional de Mauricio Macri se materializó con el retrato del militante Sebastián Romero, librando disparos con un mortero a las fuerzas policiales. La contundente imagen llevó a una causa penal en su contra, que lo empujó a mantenerse prófugo. A pesar que esa ley se aprobó, distintas lecturas, incluyendo la del propio Macri, señalan que esa bataola marcó el inicio de la caída de la gestión de Cambiemos, previo a la recesión económica y su derrota electoral en 2019. Un colega de Córdoba decía que Alberto Fernández y Cristina de Kirchner debieron agradecerle a ese militante trotskista por haber tenido, y soportado, ese rol.
¿Son comparables ambos hechos? Dependerá de cómo ejerza La Libertad Avanza sus medidas recesivas y ultraliberales, de cómo se reconfigurarán las resistencias ante este panorama y de las alternativas a ofrecer como salida por parte de la política dirigencial.
Por lo pronto: lo que arde, ilumina.
Ley Bondi Zombi +/- Reforma Fiscal
Cuando los senadores tenían en sus manos el proyecto de Ley Bondi Zombi, las dos centenas de artículos se distribuían, en porcentajes aproximados, en los siguientes títulos:
Título I – Declaración de Emergencia: 0,4%
Título II – Reforma del Estado (privatizaciones, empleo público…): 25,4%
Título III – Contratos y acuerdos transaccionales: 5%
Título IV – Promoción del empleo registrado: 2,5%
Título V – Modernización (o reforma) laboral: 8,3%
Título VI – Energía (reforma de leyes de hidrocarburos): 26,2%
Título VII – Régimen de incentivo para grandes inversiones (RIGI): 27%
Título VIII – Previsional (eliminada en el inicio del debate): 0,8%
TÍTULO IX – Medidas fiscales para un ajuste equitativo y de calidad (tabaco): 2%
TÍTULO X – Disposiciones finales: 2%
Energía y RIGI conforman más de la mitad de los artículos. Ofrecen beneficios por 30 años a empresas trasnacionales que inviertan en materias primas. Se trata de quitas de impuestos, que no lo tiene ninguna pyme, sin obligación de satisfacer la demanda local, con libre disponibilidad de fuga de capitales. A pesar de ser el título que más cuestionamientos tuvo, el RIGI fue el más votado a favor: 38 positivos y 32 en contra, a pesar que la ley general y los primeros títulos se aprobaron con 35-35, con el desempate de la generala Villarruel. Los 3 votos que pasaron de lo negativo a lo positivo lo aportó Unión por la Patria, por parte de Guillermo Andrada (Catamarca), Sandra Mendoza (Tucumán) y Carolina Moisés (Jujuy). Es decir, de provincias donde la megaminería tiene su peso y saciedad.
El RIGI tuvo una serie de modificaciones, como la contratación mínima de proveedores locales (20% por lo menos) y que las inversiones sean solamente de los siguientes rubros: foresto-indutrial, turismo, infraestructura, minería, tecnología, siderurgía, energía, petróleo y gas. También se mantiene la moratoria jubilatoria. Finalmente: se quitó Aerolíneas, Correo, Radio y Televisión de la lista de empresas a privatizar; solo quedaron firmas ligadas a agua, energía, ferrocarriles y corredores viales.
En cuanto a la Reforma Fiscal, sí tuvo rechazos en algunos tramos. Fue frenada los cambios sustanciales a Bienes Patrimoniales y Ganancias. El primero apuntaba a una alicuota unívoca para que ricos y pobres paguen lo mismo. Y el segundo: el retorno a que un millon de trabajdores lo vuelvan a tributar.
El superministro Guillermo Francos no se queda con el ojo morado, y avisó que en la discusión nuevamente en Diputados buscarán la vuelta de cercenar esos cambios.
El cordobesismo proveedor
Mientras se reprimía en las calles porteñas, desde las cuentas oficiales de Martín Llaryora, gobernador de Córdoba, se publicaba los acuerdos entablados con Francos en Casa Rosada. Se acordó en un plan para empujar los avances de obra pública en la provincia. El pacto consistió en que el gobierno nacional transfería las obras paralizadas de un tramo de la autovía Córdoba – San Francisco. Se trata de 29,4 kilómetros entre Tránsito y Arroyito (que el falta la mitad) y otros 35,5 kilómetros entre Cañada Jeanmarie y San Francisco (avance del 25%). La provincia dejaría a cargo de los trabajos a la empresa Caminos de las Sierras SA, cuyo paquete accionario está en manos del estado provincial.
Por otra parte, Nación se compromete a concluir otras dos obras viales. Una es la autovía Holmberg – Río Cuarto, de 8 kilómetros donde pasaría el tránsito pesado que viaja por las rutas nacionales 8, 158 y 36, además de la A005 y la 35. Solo le resta una quinta parte para concluir, incluyendo algunas rotondas que conectan esas rutas. Y la otra es la circunvalación en la ciudad de Villa María, que permite el cruce de la autopista Córdoba-Rosario y la mencionada ruta 158.
Quien acompañó a Francos en esa firma fue Luis Giovine, secretario de Obras Públicas, y delfín de Fabián López, actual y eterno ministro de Servicios Públicos, quien estuvo al lado de Llaryora. Desde la gestión provincial, sostienen que estos tres pasos viales son “claves para el desarrollo productivo de la provincia y el país”. La razón, lo muestra el siguiente mapa: el paso habilitado sobre la zona núcleo sojera, como asi también las extensiones transfronterizas. La circulación de mercadería es una variable que los poderosos toman nota a la hora de aprovecharse del RIGI.
Tres son multitud
Como era de esperarse, los tres senadores que representan a Córdoba votaron no solo a favor de los proyectos de Milei, sino también de todos los capítulos enteros. Hablamos de Alejandra Vigo, Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero. La tercera es la menos conocida, pero no por eso la que puede generar menos estupor. En su intervención, hizo una inentendible invocación a Jesucristo, donde afirmó que “Dios se volvió hombre”. Algunos interpretaron que se refería al actual Presidente. Que cada alma interprete lo que quiera. Amén.
A pesar de ser una fiel de las santas escrituras, cada vez que ella aparece en cámara, su rostro adquiere rasgos draculianos. Basta poner en YouTube su nombre para ver las impresionantes imágenes fijas de distintos videos oficiales del Congreso. Vade retro.
La razón de porqué esta condesa está en el Senado es porque a Juez le sirvió como enlace con los empresarios que integran la Bolsa de Comercio de Córdoba. Álvarez Rivero es integrante de la familia que maneja la constructora Delta SA, fundada por su padre Agustín Álvarez Rivero, ministro provincial de Obras Públicas durante la dictadura militar y procesado por fraude en grandes licitaciones de EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba). Delta SA, a la vez, es parte de la congregación del establishment autóctono, que hizo las paces con Juez, luego de que no le gustó su gestión como intendente de la capital entre 2003 y 2007, por haber hecho buenas relacioes con el sindicato de municipales.
Luis Juez aseveró que la Ley Bondi o el capítulo del RIGI “no es para un país normal, pero nosotros no somos un país normal”. Sus insólitas palabras son, en realidad, la expresión sincera de lo que piensa la mitad del Congreso. Radicales, peronistas, progresistas y otras calañas que votaron a favor, a pesar de que no la ven, se basa en la lectura del requerimiento de un mínimo acompañamiento a una gestión para evitar un ciclo destructivo de arriba para abajo.
Y en cuanto a la Vigo… a pesar de que se autopercibe como “lideresa”, no emitió palabra alguna. Como si fuera una más en una multitud de tres.
El reverso de la Historia
Y cerramos, con un aporte que ha brindado el pensador Diego Sztulwark, publicado en sus redes sociales, que no merece ni remate alguno:
“Las negociaciones, la poda de artículos, las correcciones al texto, el papel de Villarruel, el blanqueo de capitales, la entrega de la riqueza nacional a la inversión extranjera, el delirio represivo, la reforma de la legislación laboral y la delegación de facultades extraordinarias a este ejecutivo en particular acabaron por consagrar los rasgos y lineamientos básicos del recargado neoxtractivismo argentino. (…)
Luego, apenas rija la ley, comenzará a elucidarse la realidad de la promesa de la lluvia de inversiones. Fiesta neoliberal y/o recesión insoportable.
(…) En adelante la cosa será -cada vez más- sin mediaciones públicas. El Estado se posiciona como el garante de la regulación privada de una economía abierta a grandes corporaciones internacionales. El ejecutivo podrá soñar con que se ha desembarazado del cuerpo social, que ya no tiene mayores responsabilidades sobre la vida de la comunidad, que toda mediación es, en lo que sigue, propiamente mercantil. Que sólo le concierne la administración de lo que llaman las tareas ‘mínimas’ del Estado. Que cada despido, cada cierre de fábricas, cada represión, cada desastre ecológico, cada destrucción de infraestructura pública, cada desplazamiento de comunidades, cada devaluación de ingresos será una mera correspondencia con los efectos del libre juego del intercambio privado.
No es la primera vez que pasa. Ayer se lo recordó en el senado. Pasó con la Revolución Fusiladora y pasó con Videla y Martínez de Hoz. Pasó -aunque el simpático senador Mayans no lo recuerde bien- durante el gobierno de Carlos Saúl Menem y Domingo Felipe Cavallo, y durante la reciente presidencia de Macri. El lumpen-liberalismo colonial es una tendencia recurrente, sí. Pero también es recurrente la rica y poderosa contra-historia de resistencias que dieron a este país la riqueza social de la que nos enorgullecemos.
Anoche no hubo en el recinto un recuento de esas contra-narraciones. Nadie creyó relevante tomar nota de que este es el país de la las luchas anarquistas, de la resistencia peronista, de la CGT de los argentinos, del Cordobazo, de las coordinadoras obreras, de las Madres de Plaza de Mayo, de la CTA y de la Marcha Federal, de los movimientos piqueteros y los feminismos. Y nadie creyó necesario recordar este reverso de la historia simplemente porque la política sucumbe en el sueño de su propia autonomía. Y porque ese recuento, que es parte de una tradición a actualizar, le pertenece por entero a la calle”.