Micaela García, la chica ley
Se cumplieron cuatro años del femicidio ocurrido en Gualeguay, Entre Ríos, el primero de abril del 2017. El femicida, Sebastián Wagner, se encontraba en libertad condicional tras una decisión irresponsable tomada por el juez Carlos Rossi. A continuación, abordamos por qué este caso se convirtió en Ley.
Por @FloStraso (*)
Micaela García era una joven entrerriana que desde edad temprana participó activamente en la lucha y en la construcción de una sociedad más justa. Primero en su centro de estudiantes, luego en el Movimiento Evita, siempre militó espacios de transformación y de compromiso social; aspectos que la ley que lleva su nombre busca resaltar y perpetuar.
La madrugada del sábado primero de abril del 2017 fue interceptada por Sebastian Wagner, un joven que por aquel entonces tenía 30 años y se encontraba en libertad condicional. Si bien le correspondía 9 años de prisión por haber violado a dos chicas, fue liberado 5 años antes.
¿Qué hacía Wagner en libertad? El magistrado a cargo, el Juez de Ejecución de Penas Carlos Rossi, ignoró los 18 informes técnicos que especialistas realizaron afirmando que no estaba en condiciones de salir. Haciendo uso de su poder, hizo lo que quiso y puso en libertad a quien, meses más tarde, violó y mató a Micaela García.
Como afirma Rita Segato en una exposición: “El juez fue patriarcal y misógino en la creencia de que él podía pensar sólo este caso” y en ignorar los 18 informes de “profesiones de la escucha que son profesiones también del cuidado, mayoritariamente ocupadas por mujeres”.
La ley
Tras incansables jornadas de trabajo que tuvieron como protagonistas al movimiento de mujeres, a familiares de víctimas de femicidio y a la familia de Micaela, la ley fue aprobada y cada día más localidades quieren implementarla. En diciembre del 2018, el Congreso de la Nación aprobó la Ley 27.499 con 171 votos a favor y 1 en contra, la Ley Micaela, de capacitación obligatoria en Género y Violencias de Género para las personas que integran los poderes del Estado -legislativo, ejecutivo y judicial-. El único opositor, Olmedo – el del piloto amarillo-, no impidió que practicamente todos los colores políticos se encontraran en la necesidad de formación.
Desde la primera manifestación del #NiUnaMenos, el 3 de junio del 2015, la problemática se hizo más visible, indicando que el asesinato de mujeres en manos de parejas y ex parejas tiene causas sociales y culturales, por lo que se requiere con urgencia sensibilizar a las personas en el tema ya que la violencia está muy naturalizada en nuestra sociedad.
Esta ley es educación y sensibilización, y tiene un fuerte carácter preventivo que pretende actuar antes que lamentar. El tema no se puede tratar ni por instinto ni por sentido común (porque el sentido común es machista). Recalculemos… Si el juez Rossi hubiese tenido formación en género, no hubiera ignorado la mirada especialista ni liberado a Wagner y Micaela estaría viva. Los femicidios son muertes que se pueden evitar. La 27.499 lleva el nombre de Micaela, pero contiene el nombre de todas las mujeres cuyas vidas -llenas de proyectos y anhelos- fueron arrebatadas por el machismo.
Aparte, la definición de violencia contemplada en la Ley 26.485 -de “protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia hacia las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”-, promulgada en el año 2010, entiende que la omisión (no hacer nada) también es violencia, e incluye a los agentes públicos como responsables directos o indirectos.
Crueldad y patrones del mal
Micaela fue atacada en la vía pública por un desconocido y estuvo desaparecida casi una semana. La hallaron en un descampado al margen de la ciudad. Wagner, antes de asesinarla, la violó. Lamentablemente, estas características forman parte de un esquema que se repite en gran parte de los femicidios nacionales.
El ataque en la vía pública por un desconocido resalta la dimensión de riesgo que tenemos las mujeres por el sólo hecho de serlo (lejos de victimizar), punto que sirve para pensar la desigualdad que existe en el derecho a transitar los espacios públicos según el género. El cuerpo de la mujer en el acampado o enterrado con cal, como si fuese basura, devela otra crueldad: las formas en las que se cometen los femicidios develan la misoginia global.
Como si fuera poco, Rita Segato -quien trabaja con masculinidades en prisión- recupera el caso para destacar que los presos celebraron el hecho de que Wagner haya matado a una feminista. Dice al respecto: “Dentro de la cárcel es premiado. Hay una regla carcelaria de que se viola al violador y a veces se lo mata. En el caso de Wagner no pasó, fue premiado, lo nombran custodio del jefe narco preso, del gran cabeza narco más importante de Entre Ríos, preso en la misma cárcel y él tiene la honra de ser su guardaespaldas. Lo premiaron por su crimen contra una muchacha que era militante del Ni Una Menos”.
¿Y ahora, qué?
Desde su aprobación, hace poco más de dos años, la Ley Micaela se implementó en las distintas escalas de los gobiernos -locales, provinciales y nacionales- abordando nociones básicas como la diferencia entre sexo y género, la definición de patriarcado, el aspecto legislativo y sus alcances. Pero para un cambio transformador, su implementación debe sostenerse y reiterarse. Nadie se deconstruye de la noche a la mañana.
Pero no sólo se implementaron en el ámbito público, sino también en el privado, develando su importancia y su dimensión preventiva mediante la información, ayudando a identificar situaciones de riesgo para intervenir positivamente, y motivando al personal mediante una formación que cuestiona nuestros valores de convivencia. ¿Por qué somos tolerantes a la violencia de género?
El papá y la mamá de Micaela, junto a sus amiguis, crearon la Fundación Micaela “La negra” García, desde donde promueven la formación en género con una fuerte dimensión barrial y donde mantienen viva la imagen de Micaela. En una charla, el Yuyo García afirmó que no quieren que Micaela sea recordada por su muerte, sino por su vida. Podés leer la biografía que le hicieron aquí.
Nadie nos va a devolver a Micaela, ni a las más de 1500 chicas que fueron asesinadas en los últimos 5 años, pero su historia evidenció la inoperancia de la justicia argentina, la impunidad de los poderosos y el valor de la mirada técnica en estos asuntos. Ella tenía 21 años cuando la asesinaron, era estudiante de educación física y militante en contra de las desigualdades, comprometida con una sociedad más justa. Su legado es despertar el compromiso contra la desigualdad que significa el machismo. Ese es el espíritu de la chica ley.
(*) Comunicadora Social. Coordinadora de Ley Micaela en Colonia Caroya, el primer equipo que implementó la Ley en Argentina. Email: florencia.strasorier@gmail.com