Mirando las olas de cerveza en el bar del Mario
Les jipis a falta de dólares invierten en pesos bolivianos o silobolsas (que también están al alza). El invierno es amable, los turistas nadie sabe bien de donde pero tienen dinero, la producción verde es cada vez más abundante y legal, y…como si fuera poco: hay una profe de yoga que causa furor.
“Amo estar bien, bien solo lejos del ruido
descubriendo por qué olvidamos y volvemos a amar.
Y pensar qué sería de nuestra vida
cuando el fabricante de mentiras deje de hablar.
Mientras miro las nuevas olas
yo ya soy parte del mar”
Serú Girán
“Mas donde crece el peligro, también crece lo salvador”
Friedrich Hölderlin
“Porque al fin y al cabo no llegar es también el cumplimiento de un destino”
Primer manifiesta nadaísta
Por Tomás Astelarra Ilustración: @nico_mezca
Siempre es tranquilizador ver al monstruo derrumbarse a lo lejos. Por más que sus tentáculos de hidra capitalista anden manoteando siempre el territorio. Vimos su sombra y decidimos alejarnos. No sin indigentes esfuerzos que implicaron un cambio cultural, un desapego de ciertas costumbres o hasta incluso nuestras familias y amigues. Aprender a agarrar el hacha, la pala, saber que no se consigue trabajo con un curriculum, o que el dinero no viene de una sola fuente sino de una infinidad de changas que danzan en idas y venidas. Que a veces no es dinero lo que traen, sino fortalezas comunitarias, externalidades, ingresos ocultos de una economía intangible en términos estadísticos. Entender, como nos dijeron las abuelitas andinas, que la austeridad es la complementariedad de la abundancia. Aprender a bañarnos con agua fría o prender el fuego para el quematuti, con suerte un calefón a garrafa o un termo solar. Aprender que el agua puede ser escasa, no derrocharla. Que el calor es la bendición que nos trae el fuego o alguna pequeña pantallita a gas. Que el alimento no se compra en supermercados, pero tiene la bendición de manos amigas. Y encima no persiguen la inflación. Que por más apartados del sistema capitalista que nos sintamos el celular hay que pagárselo a una fuking multinacional. Que el intendente es nuestro vecino, y podemos charlar con él para fortalecer nuestras construcciones sociales. Que podemos ser vegetarianos pero aceptar el caldo de gallina del vecino paisa, construir en barro pero recibir una bolsa de cemento, quejarnos de las antenas pero entender que sin ellas deberíamos contemplar la opción de no comunicarnos, ni informarnos, ni trabajar, de esa forma moderna que nos brinda la tecnología. Que hay machirulos que no pegan y pueden intentar un cambio. Que hay votantes de Cambiemos que están dispuestos a ayudarnos o incluso ir a una marcha en defensa del bosque nativo. Que el bosque nativo no es una solo una imagen bucólica en el salvapantallas de nuestras compus, sino que pincha, suda, nos ensordece con sus chicharras, nos roba las gallinas con sus zorros, nos enfrenta en su silencio a reflexiones profundas de las que por vida nos evadimos en el desconocimiento de nosotres mismes. Que no se trata de dejarlo intacto, sino de abrazarlo, respetarlo, rezarle, pero también saber cosechar sus yuyos, quitarle las ramitas que le sobran, pedirle permiso si necesitamos un pedacito pa construir el rancho, poner unos animales, un temazcal, una placita pa que jueguen nuestres niñes… Y que la huerta no es un espacio pelado que quema el sol como traemos nuestra imagen de la pampa húmeda, sino una convivencia multidiversa y complementaria entre distintos seres vegetales de aquí y de allá. Igual que nuestra sociedad, comunidad, intento de bioregión. Porque pa algunes suena contradictorio que haya humanes foráneos que planteen la tala de árboles foráneos mientras alimentan mascotas foráneas y, con algunos de sus consumos, criminales empresas multinacionales.
-¡Qué suerte que tenemos de estar el Valle con panel solar, sin un puto dólar, mucha verdurita y arrope de algarroba, lejos del campo, los progresistas y Gustavo Beliz!- se relaja el Suipacha Kamaco sobre el asiento mientras prende un pucho tranquilo por haber invertido sus ahorros en hierro del ocho.
-Ojo que la silla esa no banca mucho- le advierte el Mario mientras lee las últimas novedades del escándalo del VAR y el Chiqui Tapia.
-Al final esto del VAR es peor que los trolls, si tenés guita ganas una elección, un mercado cautivo o un partido de fulbo- dice el Mario al pasar, sabiendo que fútbol, política y economía son parte de nuestra pequeña y pueblerina polémica en el bar (nada que ver con el var).
-Y… -reflexiona el chico P-. Si la política fuera un partido de fulbo la Cristi tendría más copas que Gallardo o el emperador Bianchi. Mirá como lo arrinconó a Alberto y le fue bajando ministros hasta meter el gol con un pase millonario como el de Massa.
-Ma que fulbo es un partido de ajedrez- aclara el Jipi Matías-. Y más que pan y circo es agua y un león enjaulado, que es el pueblo. Cuando el león salga de la jaula, esto se va a la mierda como Chile, Colombia, Francia o Sri Lanka.
-¿Quién te dice no venga un cambio de timón como dijo el Evo con el pueblo en las calles y la nacionalización de Vicentín y el Litio?-insiste el chico P.
-Por eso parece que al final la UTEP no moviliza para San Cayetano. Al final estos del Evita son peor que la CGT- insiste el Jipi Matías.
-Pero aunque se por pragmatismo. ¿O vos te crees que si siguen con esta pseudo política neoliberal no vuelve la derecha y meten presa a la Cristi y con la tarasca de vaca muerta, el litio y la soja tenemos gobiernos de Cambiemos hasta el siglo veintidós? -insiste el chico P-. Serían muy pelotudes si en medio de una ola progresista con Lula, Petro, Boric, Arce, López Obrador la Argentina termina siendo el bastión de la derecha. Si hasta en Paraguay parece que gana la izquierda.
-Bueno… a Castillo ya lo voltearon, con Arce se están llenando de guita, Lula vuelve león herbívoro y la verdá la verdá, tener un gobierno en este mundo globalizado no garantiza un carajo. El poder está en otro lado. Y si, como ya hace rato no enseño el comandante Chavez, estos gobiernos no construyen poder popular, no les va a durar mucho el veranito progresista. Son castillos de naipes que se derrumban y cada vez que se derrumban viene un turro empresario de derecha y se roba la mitá del maso -insiste el Jipi-. Acá tamo re felices, pero como siga esta malaria cualquier momento hacen un barrio cerrado del Valle y a nosotres nos echan a la mierda. Arribita del cerro nos vamos a tener que ir. Con dos capuchas y tres trabucos, como los zapatistas.
-Algo así decían muches cumpas cuando asumió Néstor. Ahora son todes kirchneristas- reflexiona el chico P justo en el momento que la silla se rompe y Suipacha Kamacho se la da de jeta contra el planeta.
Se levanta un poco mareado pero sin mayores daños físicos, acomoda la silla, prende un pucho y pregunta:
-¿Alguien quiere carne de jabalí a 100 pesos el kilo? Parece que son plaga en la sierra. Es la que se viene: jamón de jabalí.