Murió Roberto Cirilo, “El Pelado” Perdía.

marzo 20, 2024marzo 23, 2024 Mariano Pacheco

Por Mariano Pacheco

¡Qué pérdida enorme! Un pedazo de nuestra de historia se va, más allá de que dejó su importante documento escrito con su libro “Montoneros: el peronismo combatiente”.

Tuve el honor de poder militar un tiempo con él durante un tiempo. Hicimos alguna que otra actividad pública con La luna con gatillo, en Córdoba capital, y en la ciudad de Alta Gracia, donde acompañó la fundación de nuestro espacio político. También lo entrevisté en mi casa, una vez, mientras tomábamos un tecito en la previa a un 24 de marzo, durante el macrismo (comparto abajo link de aquella charla, breve, sobre terrorismo de Estado y resistencia).

Recuerdo la sonrisa tierna con la que me miraba cuando al encontrarnos, yo me cuadraba y le decía “Comandante”. No era la farsa de la repetición sin sentido, sino el gesto íntimo de devolverle algo por ese respeto que inspiraba, y de que le llegara esa vocación de diálogo inter-generacional que desde pibes muchos sostuvimos en la militancia.

Nunca le pregunté por el peso de la derrota, por cómo llevaba en su cuerpo, en su subjetividad, no sólo esa parte de la tragedia argentina de que su generación haya sido aplastada por el terror, sino por lo que vino después, y no me refiero a lo que pudieron ser sus errores políticos y sus consecuencias, sino el dedo acusador que tendió a demonizarlos, no sólo entre sus enemigos (que son los nuestros), los indiferentes (que siempre fueron las personas más abominables) sino por los propios (esos que diciéndose de izquierdas o peronistas compraron de buzón de los dos demonios).

Charlamos varias veces en su casa, cuando preparaba su libro “Prisioneros de esta democracia”, que tuve el gusto de prologar junto a Miguel Mazzeo, y de editar para lanzar el Cuaderno Nº1 de Formación y Debate del periódico Resumen Latinoamericano, dirigido por ese otro entrañable compañero setentista, Carlos Aznárez. Me sorprendí entonces de su juventud teórico-política.

Día lluvioso y triste en Buenos Aires. Te despedimos entonces: ¡hasta la victoria, siempre, Comandante!

Entrevista en Blog Profanas Palabras