Percepciones sobre lo extraviado
Una crítica al cortometraje Hipocampo, de Víctor César Ybazeta Guerra.
Por Lea Ross
El puerto de Paita, el más longevo en la historia de Perú, lleva en sus entrañas siglos de extracciones interminables. Se convierte así en uno de los tantos nudos donde se manejan la suficiente cantidad y cantidad de mercancías que ensancha aún más la desigual distribución de privilegios entre naciones. El acceso a lo material define la percepción de un pueblo en cuanto al tiempo y al espacio, como entidades universales. En Hipocampo, le basta con 10 minutos (sin incluir los créditos) para obsesionar a un artista como Víctor para dimensionar las distintas perspectivas sobre esa geografía portuaria y coalicionarlas lo suficiente como para quebrantar las intermitentes habituaciones espectadoras en cada momento. Un plano nunca logra predecir a la próxima. Ni siquiera la breve temporalidad de algunas de ellas son garantía de nada. De una posición fija sobre el movimiento del agua, pasamos a una proyección de otros modos de registro, como puede ser la animación, una fotografía, una reconstrucción 3D o un archivo casero. El sonido genera y mantiene la desolación, aún cuando contemplemos campos visuales de múltiples formas. Pero la monotonía visual y sonora que se esperaría en ese ambiente, por parte de una especie humana que no logra presentarse en los cuadros en su plenitud, se diluye para vitalizar una inquietud, que si bien deviene de raíces de familia no parece ser nostálgica, debido a que su incertidumbre pide a gritos por un pronóstico distinto. Es en esa tecnificación del puerto, bajo ordenanza de los países del norte, donde la percepción clama por los recuerdos que se alojan en la memoria, procesados por una parte del cerebro que lleva el mismo nombre el corto. Si esa mercantilización extrae también el alma de un pueblo, el arte se expone como resistencia ante ese extravío.
Aquí, pueden ver el corto: