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Plan “Schiaretti Presidente”

¿Lanzamiento a la candidatura presidencial o contención de un revuelto PJ? Además: el modelo “Cuadrado” de la Autovía de Punilla. Y la diferencia entre vivir bien y mejor.

Por Lea Ross

Todo se habría iniciado el 6 de abril pasado. Un ministro charla con empresarios del sector productivo y les lanza un comentario. Con ese comentario, apretó el botón y disparó una lluvia de protones, que se concentraron en la última semana.

El ministro mencionado es Sergio Busso, encargado del área de agricultura y ganadería. Puesto no menor. Ese mismo ministro, que un lunes 19 de abril, declaró a la mañana a Radio Universidad que “es tentador pensar que Córdoba pueda protagonizar un proyecto de construcción a nivel nacional”. Ese mismo día, a la tarde, Juan Schiaretti anunció en un acto que Córdoba lanzaba un plan para abandonar paulatinamente el gasoil para ser reemplazado por el disel a base de soja. Allí, contó con el aval y la presencia de renombrados empresarios del agronegocio, los que administran el “voto sojero” y chacarero. Los mismos que hace dos semanas atrás, Busso les habría dicho la noticia bomba.

El botón de Busso.

Luego de eso, mientras el Gobierno de Córdoba y los sectores concentrados del agrobusiness cargaban sus municiones contra el Gobierno Nacional por no extender los plazos de beneficios para quienes inviertan en los biocombustibles, distintos medios de comunicación seguían instalando la figura de un Schiaretti presidenciable, en las siguientes fechas de publicación:

  • Viernes 23/04: El intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora, dijo en un programa de televisión: “Por su capacidad de gestión, Juan [Schiaretti] sería el mejor Presidente que podría tener el país”.
  • Viernes 23/04: Según el colega Eduardo Bocco, en los SRT, dicen que dicen que dijeron que tal vez, un poco en serio y un poco en broma, que durante una reunión virtual, el mandatario cordobés comentó: “¿Si Joe Biden es presidente [de los Estados Unidos] con 78 años, como no lo voy a poder intentar yo, que en 2023 tendré 73 años?”.
  • Sábado 24/04: “Schiaretti Presidente: una versión que recorre el centro Cívico”, fue uno de los titulares de La Voz del Interior, escrito por Julián Cañas, donde enumera las razones políticas y personales de por qué se podría candidatear.
  • Martes 27/04: “El gringo tiene ganas”, “el gringo está fuerte, sabe gestionar y tiene una mirada moderna de la política”, y “si Alberto es, y nunca gestionó, ¿por qué Schiaretti no podría?”, dicen que dicen que dijeron varios interlocutores del gobernador en una nota del portal Perfil.

“Vivimos en la era de las encuestas, las mediciones de imagen, las redes sociales y los rumores. En resumen: vivimos en la época del tanteo. Las candidaturas se lanzan de a poco, indirect action ente, con trascendidos y por medio de terceros. Se van lanzando de a poco, para ver cómo caen y qué repercusión tienen. Así es como nos encontramos hablando de una posible candidatura presidencial-¿o vicepresidencial?- de Juan Schiaretti, antes de que él mismo se haya pronunciado al respecto”, escribió el consultor político Eduardo Reina, en la misma nota de Perfil, no sin rematar con su párrafo final con loas a la gestión schiarettista, con lo cual su propia nota también está involucrada en ese indirect action ¿ente?

¿No me arrepiento de éste amor?

Prácticamente, estaría descartado exponer a un Juan Schiaretti como “vicepresidenciable” al macrismo, de la mano de Horacio Rodríguez Larreta. Ya tuvo sus ofertas con Mauricio Macri, incluso antes de hacer una alianza con el radicalismo para armar Cambiemos, cuando el jefe porteño de ese entonces, a la hora de buscar la manera de llegar a la Casa Rosada, recibía sus recomendaciones para tener de compañero de fórmula a alguien que provenga del justicialismo. Así lo habría hecho también con Omar Perotti, actual gobernador peronista de Santa Fe, que también le rechazó su oferta. El Gringo aceptaría pasar vergüenza ajena de pegar sus caderas con Macri, con música de fondo de Gilda, pero de ninguna manera recibir todo el costo político de una administración, cuyo trabajo territorial, por fuera del big data, se la tercerizó al aparato de la UCR en los barrios.

No es casualidad recibir un portazo de parte de dos triunfantes en sus respectivas provincias, como son el cordobés Schiaretti y el santafecino Perotti, y sí recibir la aceptación de parte de un fracasado en su provincia como es el rionegrino Pichetto.

Amor no correspondido.

Razones sin razones

En la citada nota de Julián Cañas, publicada en La Voz, se esquematiza tres categorías que explicarían las razones de por qué el Gringo se lanzaría a las presidenciales. Sin embargo, cada una de ellas, resalta también sus límites, que nos llevan a pensar las otras intenciones del mismo. Todo queda explicitado en la siguiente tabla:

En la categoría “algunos datos de la realidad”, no son más que eso: una suma de partes, pero no llegan a la máxima de Gestalt, que es el excedente por fuera de su sumatoria. Mantener un vínculo personal con el operador Guillermo Seita no ha garantizado que Schiaretti logré concretar en 2019 la “tercera alternativa” a la grieta kirchnerismo-macrismo llamada “Alternativa Federal”, que pretendía ser la unión del PJ cordobés, el Partido Socialista santafecino, el GEN, Roberto Lavagna, Sergio Massa y Marcelo Tinelli. Todo se desguazó, por la situación interna santafecina entre peronistas y socialistas, Massa tentado por el Frente de Todos, Lavagna con Urutbey y Tinelli con el Twitter.

Que en la actualidad, sigan siendo Urutbey y Randazzo, cuyos márgenes de votos nunca pudieron ensancharse, tampoco parece prometedor. Como tampoco el hecho de que las tan creíbles encuestas crean que “una imagen positiva” se traslade a un voto “confianza” para ejercer la presidencia, menos si no se llega a un trabajo territorial en la amplia demografía bonaerense, que es la madre de las batallas electorales.

Acerca de las razones “personales”, y recuperando la mencionada acotación sobre su comparación con Joe Biden, un punto a favor para Schiaretti es que la edad del actual presidente de los Estados Unidos es igual a la esperanza de vida de su país, a diferencia del cordobés, que para 2023 le faltarían tres años para alcanzar el nuestro. Pero Biden no tiene el desgaste que tiene Schiaretti, ya que el primero fue principalmente senador y luego vicepresidente, mientras que el segundo viene haciéndose cargo de un distrito de complejidad relativa durante tres gestiones (o cuatro, cuando reemplazaba provisoriamente a De la Sota en su segundo mandato).

Pero más que nada: se le suma la incertidumbre de no tener la completa seguridad de asegurar la continuidad de su línea política en 2023. Las elecciones a gobernador en Córdoba se realizan en mayo, tres meses antes de las PASO a nivel nacional. En esos tres meses, los comentarios sobre los resultados en Córdoba llegarían a incidir en los votos nacionales, aunque pierden combustible (y más si el proyecto del biodisel fracasa) si se desaprovechan. O más bien, si no se pilotea bien al volante, como ocurrió precisamente en el amplio triunfo electoral de Schiaretti con su debut de Hacemos Por Córdoba, que no le garantizó el nacimiento de Alternativa Federal, al chocar con el brote de la inesperada fórmula Fernández-Fernández.

Ahí entra la categoría de “razones políticas”, pero desde otro enfoque: contraponer a un enaltecido Schiaretti, tanto para afuera como para adentro de su partido, frente a la Teoría del Pato Rengo, surgida en Estados Unidos, que establece que al concretar su segundo mandato, un presidente no puede continuar al mismo ritmo que el resto de su equipo, como el palmípedo de incapacidad motriz, que no puede andar al mismo ritmo que el resto de su fila.

Ilustración de un pato rengo, del caricaturista Clifford Berryman

Sin embargo, esa es una teoría anglosajona que no se aplica en todo el territorio por abajo del Río Bravo, ya que en América Latina, hay inumerables dirigentes que superaron su segundo mandato y es inegable que mantienen su contención electoral, como el mismísimo Schiaretti. Porque el problema no es el pato, si no el PJ.

Durante décadas, tres eran los cabezas del partido: De la Sota, Schiaretti y Carlos Caserio. El primero, bajo tierra. Y el tercero, pretendiendo fusionar el aparato con el Frente de Todxs. Y el que está en el medio, imposibilitado de volverse a candidatear, se me obligado a buscar la manera que entre la plétora de nombres de quienes quieran heredar el trono, tironeados más por el ego que por la grieta entre “cordobesistas” y “albertistas”, corran el riesgo que estén más revueltos que unidos, y no impedir que Schiaretti entregue por última vez el bando a alguien de otra fuerza, en un camino más opaco que el Camino del Cuadrado con neblina.

Esa es su máxima preocupación. Más que ser presidente o no.

El modelo “Cuadrado”

Todo triunfo oficialista tuvo como previa la inauguración de una magnánima obra. Por lo menos, así funciona en los principales distritos. En el caso de la provincia de Córdoba, el Camino del Cuadrado fue inaugurado en julio de 2011, un mes antes que José Manuel de la Sota ganara la gobernación por tercera vez. El puente “Gobernador José Manuel de la Sota”, sobre el lago San Roque, se inauguró en abril de 2019, también un mes antes que Juan Schiaretti ganara por tercera vez la gobernación. Y para 2023, el plan era que el primer tramo de la Autovía de Punilla sea inaugurada en la previa de las elecciones a gobernador, cualquiera sea el candidato oficialista.

Todo se volvió nebuloso, por la tendencia al rechazo de esa obra, que ya cumplió las primeras tres semanas de la maratónica audiencia pública para discutir su evaluación de impacto ambiental, donde ya han expuesto más de 320 personas, con una tendencia de rechazo al 85% con un 15% a favor de la obra. A ésta altura, es la de mayor participación que hubo en toda la historia ambiental cordobesa.

Todo se asemeja a la Audiencia Pública de 2018, por la discusión del trazado anterior, al pie de la montaña. En ese entonces, por el cúmulo de críticas, la Secretaría de Ambiente había concedido su aval, siempre y cuando el camino se desviara de las reservas naturales y del yacimiento de uranio, conocido popularmente como “Rodolfo”. Desde la empresa proponente, Caminos de las Sierras, sostuvieron que eso era imposible, porque eso iba a generar una serie de subidas inaceptables, generando congestiones por parte de vehículos de gran porte. De ahí que dos meses después, tuvieron que anunciar el cambio total del trazado.

Ahora, el trazado versión 2021, tuvo el desatino, tanto de la gestión como del equipo técnico, de replicar el “modelo Cuadrado”. Es decir: proponer como compensación al desmoronamiento de las sierras que generan las obras del Camino del Cuadrado, la implantación de taludes de cemento y especies vegetales para contener sus suelos, conocidas como “hidrosiembras”. Distintos especialistas, en particular quienes trabajan en la Reserva Natural Vaquerías, principal damnificada por los impactos rocosos, señalan que eso viene siendo insuficiente.

La semana pasada, La Luna con Gatillo había expuesto un material audiovisual sobre los “números ocultos” de la Autovía de Punilla que, para quienes le interese, acompañamos a continuación las dos gráficas mencionadas sobre los impactos de cada uno de los diez tramos que conforman el camino vial propuesto.

Con los números a mano, podemos proceder a medir cuáles son las actividades de las obras que generan mayores impactos negativos y cuáles son las actividades que generan mayores beneficios, en cada uno de los diez tramos.

Primero, expondremos las diez más perjudiciales, según los mencionados anexos del estudio ambiental, que se despliegan en la siguiente gráfica para cada una de los tramos. Leer la imagen de izquierda a derecha, del Tramo 1 al Tramo 10, sería como hacer el recorrido de la autovía desde San Roque hasta La Cumbre.

Si bien puede resultar engorroso ver la ilustración, lo más notorio es la línea azul que encabeza los primeros cinco tramos, que representa el movimiento del suelo. No es para nada menos, viniendo de una actividad que puede perjudicar tanto el área urbana como la rural o boscosa. Mover el suelo incide en la fertilidad de siembra, como la circulación de escorrentía, definiendo si los pueblos padecerán inundaciones y/o sequías. En la segunda mitad de los tramos, vemos que crece la remoción de vegetales (línea naranja), cuyo nombre menos elegante es el de desmontes, como así también las voladuras que se pretenden ejecutar para explotar el suelo serrano (línea amarilla).

Ahora bien, ¿qué pasa si hacemos la misma gráfica, pero para los diez impactos más beneficiosos? Pues bien, es lo que expondremos a continuación. Y aunque no lo crean, la actividad más beneficiosa no es ni el tránsito vehícular (línea de color celeste), ni la conectividad de las localidades (línea color bordo), que es lo más comentado por quienes defienden la obra. En realidad, es la forestación, es decir, la plantación de nuevas especies vegetales, en reemplazo a las extirpadas por el desmonte. Esa actividad es representada claramente por la línea azul, manteniéndose en una posición cómoda a la cabeza, donde ninguna de las otras actividades logran alcanzarla. Incluso hay una suerte de techo, que se mezcla el color naranja, que representa la limpieza de alcantarillas y canaletas, y el color amarillo, que es la vegetación de taludes (la polemizada hidrosiembra).

Evidentemente, existe un problema metodológico y ontológico, donde el dibujo de los números llevan a que las medidas paulatinas sean más beneficiosas que los objetivos centrales de la obra, que se suponía era el viajar rápido y generar mayor conectividad con los pueblos. Sin mencionar que aquellos paliativos, se concentran en plantar especies nuevas en el suelo en detrimento a individuos autóctonos, que forman parte del monte por décadas y siglos. Un extenso compendio bibliográfico cuestionaría semejante medición.

La búsqueda de un vivir “bien” (y no “mejor”)

El jueves pasado, se presentaron de manera oficial las primeras autoridades del sindicato de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que representa a aquellxs que generan sus propios puestos de trabajo y no por medio de la inversión del capital, algo inédito a escala planetaria. Incluso, inentendible para varios, sabiendo que hablamos de un gremio sin exista un patrón a quien disputarle la plusvalía.

Discusiones que todavía permanecen desde adentro de esa gremial, según lo reconoció el actual secretario general Esteban “Gringo” Castro, en su discurso inaugural. Sin embargo, frente a un torbellino de incertidumbre pandémica, donde parece no frenar las especulaciones electorales, acrecentando aparatos políticos con intereses sectoriales, y modelos “cuadrados” que pretenden compensar los daños colaterales del denominado Progreso, el otro “Gringo” remarcó la necesidad de polemizar la “política de consumo”, o el cercenamiento a la polémica del mismo, ya que el mismo conlleva a que quienes vivan “mejor, van a querer vivir cada vez mejor, y quienes vivan peor, van a vivir cada vez peor”.

Más allá de sus consecuencias, que consistiría en la “fragmentación de la clase trabajadora” y, por ende, el ascenso de sectores reaccionarios al ámbito electoral, implica también entrar en la polémica sobre la diferencia entre vivir “mejor” y vivir “bien”. Parecen términos similares, pero que en la profundidad de las luchas territoriales, nos permiten dar cuenta de esa diferencia.