ELECCIONES 2023FEMINISMOS

Sobre los Jóvenes Libertarios

Por Yunga


El fenómeno-Milei va más allá de la ignorancia o estrategias; refleja traumas sociales arraigados. Desde frustración económica hasta rebeldía, los votantes se dividen. Se cuestiona cómo motivar la participación política basada en el deseo en un contexto eco-transfeminista. Plantea la plurinacionalización como una vía hacia comunidades que compartan ideales en lugar de luchar con la frustración ajena.

1 Empecemos estableciendo un acuerdo: no podemos reducir el fenómeno-Milei a la supuesta “ignorancia” de la gente ni a la desinformación de los medios de comunicación ni a su maquiavélica estrategia de campaña. El fenómeno-Milei es, como cada cuatro años, una representación simbólica de traumas y malestares sociales.

            Desde que el mundo es mundo les humanes formamos alianzas y establecemos Verdades que luego defendemos con uñas y dientes. Aquelles “herejes” que no respetan nuestras Verdades son tratades, o bien con furia, o bien con paternalismo, sosteniendo que esas personas son pobres almas que todavía no han tenido la epifanía que liberará su espíritu. Cristianismo, Patriotismo, Peronismo, Liberalismo y hasta Feminismo, la estructura con la que les humanes construímos colectividades está siempre ligada a una negación. Una otredad a través de la cual definimos un Nosotres.

            ¿Existirá acaso otra forma de construir identidad? ¿Podremos algún día generar sincretismos sin ponerlo todo en una escala de valores insoportablemente tediosa que termina siempre volviéndose contra nosotres? ¿Lograremos una administración de los recursos que nos libere del peso de la competencia individualista y nos permita al fin el goce de la competencia lúdica? Ojalá. Dios nos oiga. Al menos siempre nos quedará París. Podemos todavía permitirnos la observación, la crítica, el análisis. Encontrar patrones, diseñar estrategias, generar herramientas (It’s still the same old story // A fight for love and glory).

2  Como ya se ha dicho muchas veces, el voto a Milei es sobretodo un voto bronca. Un hartazgo acumulado ante una democracia representativa cuyo fracaso es cada día más evidente. Mi intensión ahora es distinguir, sin embargo, entre dos categorías posibles de votantes de Mieli (basándome en los arquetipos que he ido observando).

            Por un lado, tenemos aquellas personas que llevan muchos años frustradas por las dificultades económicas. Gente que cada vez trabaja más y cada vez le rinde menos. Esta fracción de su electorado (que a mí entender es la amplia mayoría) es la razón por la que a pesar de todo no logro sentirme enojada por el resultado de las elecciones. ¿Cómo convencer a alguien que lleva una, dos o hasta tres décadas pasándola como el orto, de que ahora sí tenemos con quién? Nos reímos de los “35 años para ser Alemania” de Milei, pero seguimos culpando a les antiperonistas de que a 40 años del regreso de la democracia todavía no somos capaces de organizar el trabajo y el territorio con equidad.

            Este texto, sin embargo, busca hablar de otra fracción, mucho más pequeña, de votantes de Milei. Aquellas personas que quizás no votaron desde la desesperación y el hartazgo, sino desde una rebeldía “adolescente”. Aquellos que lo eligieron y lo militaron con el convencimiento de que entregar las empresas del Estado a multinacionales ultra-capitalistas es la mejor solución posible al problema de la desigualdad (si es que realmente les importa).

            Los autodenominados: Jóvenes Libertarios.

            Se dice de este sector de la población que “aprendieron economía por Youtube” y que viven todavía con sus xadres. Estos “virgos”, que no han tenido todavía la experiencia de “ganarse la vida”, se encierran horas en sus piezas a ver vídeos y responder agresivamente en las redes sociales.  De los 14 millones y medio de personas que lo votaron, sabemos que sólo la mitad tuvieron el convencimiento de ir a votarlo en las generales. En Córdoba, por ejemplo, de los 2 millones de personas que lo votaron, unos 20 mil fueron a recibirlo cuando vino. Supongamos que, de esos veinte, diez son explotadores capitalistas interesados en pagar menos impuestos, mientras que los otros 10 son “Jóvenes Libertarios”. Extrapolando esa proporción digamos que hay entre 70 y 100 mil en todo el país (parece poco, pero tengamos en cuenta que vivir en casa de tus xadres sin trabajar es un privilegio bastante poco común).

            Es en esa población en la que quisiera detenerme ahora.

3  Hace un par de semanas vino a la UNC la investigadora feminista Silvia Elizalde. Su tema de investigación fue el impacto de “las pibas” durante la marea verde que llevó a la legalización del aborto. “Las pibas” son aquellas adolescentes que militaron la campaña no sólo en las calles sino también “en la casa y en la cama”. Mi intención es hacer un paralelismo entre estas adolescentes, convencidas de que el feminismo es la salida, y los Jóvenes Libertarios, que buscan la desaparición del Estado en todos los ámbitos salvo quizás en el de la “seguridad”.

            Sería epistemológicamente irresponsable descartar la posibilidad de que haya una correlación entre la marea verde y ésta “contra-marea” libertaria, fuertemente patriarcal. La explosión feminista singnificó un gran golpe para los varones. Casi que de la noche a la mañana se expandió un cuestionamiento a privilegios que la mitad de la población venía gozando hace milenios. Los grandes Héroes y Príncipes Salvadores pasaron a ser (literal) los malos de las películas, reemplazados ahora por princesas autosuficientes. Tanta fue la necesidad de generar una identidad feminista que todavía llamamos (despectivamente) aliadín a aquellos varones que buscan quedar de este lado de la Grieta. La única vía posible para que una persona con pene pueda participar del movimiento (vía conquistada gracias al reconocimiento de una lucha histórica) es renunciar a su género y ser aceptade en las filas transfeministas.

            Por supuesto no pretendo poner a los varones cis en una posición de victimas, sino simplemente ensayar una caracterización de estos jóvenes pensando en que, nos guste o no, hoy el futuro del ecosistema depende también de ellos. Mi intención es tomar una posición crítica, quizás hasta un poco “fría”, “calculadora”, y pensar estratégicamente en la emocionalidad de todos aquellos varones que se sintieron excluídos a priori del proyecto político más grande de la historia, recibiendo un único rol posible: renunciar a privilegios y adquirir responsabilidades de cuidado.

            En tal caldero no es ninguna sorpresa que surgiera un varón (muy varón) ofreciéndoles una pastilla morada que les llevará a un mundo más allá de todo lo real, devolviéndoles el rol de Héroes que nunca deberían haber perdido. Blandiendo la motosierra con el mismo ímpetu fálico con el que el Dibu sacudió su trofeo, Milei le habló a todos aquellos varones dolidos por las ofensivas feministas contra su genitalidad, que vieron una oportunidad para salir a revolearla de nuevo.

4 No la vas a poner, amigo dicen los varones “machos” cuando los “aliadines” rompen el pacto masculino y defienden posturas feministas. A riesgo de sonar demasiado freudiana, creo que en ese intercambio está la clave para entender la pérdida de capital sexual y simbólico que representó el feminismo para ellos. Y es que (piensa el macho) ¿Qué otro beneficio personal podría sacar el aliado sino una retribución sexual? ¿Por qué más alguien renunciaría a su reino, sino por amor?

            No la vas a poner, amigo intenta hablar sobre las intenciones del aliado (que quizás, además de un genuino deseo de coger con feministas, tiene también una visión política… o quizás es bisexual o marica, y ve en el feminismo una alianza posible para eliminar el homo-odio, etcétera) pero como dicen las abuelas, “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Es justamente la sexualidad del macho la más violentamente atacada por el feminismo. No la vas a poner, amigo es algo que podemos imaginarle diciéndose a sí mismo, tras descubrirse excluído del interés sexual de cientos de miles de mujeres.

            Respecto al “aliadín”, supongamos que fuera cierto y que una de sus motivaciones principales fuera establecer vínculos sexo-afectivos con feministas (aún a costa de un apodo peyorativo y el odio de los machos), ¿Es realmente esa una actitud reprochable? La marea verde tiene el objetivo muy concreto de salvar vidas, pero detrás de la legalización del aborto hay mucho más que una actitud sacrificada en nombre de la salud colectiva. En el aborto y la ESI está latente un fuerte deseo de liberación motivada por el goce. El derecho al goce, como se le llamó incluso. Liberar al placer del conservadurismo patriarcal.

            Un aliado feminista, sea por hétero o por desviado, tiene casi siempre una motivación a través del deseo que logra movilizarlo a pesar de la crítica.

            ¿Cómo lograr, entonces, una motivación política basada en el deseo, que motive a los machos a formar parte de un mundo eco-transfeminista?

5  En El Silencio de los Hombres, documental dirigido por Lucía Lubarsky, una serie de varones son entrevistados respecto a sus emociones. ¿Qué significa para vos ser varón? les preguntan uno por uno. “Lo mismo que ser mujer”, responden algunos absurdos que no se animan a quedar expuestos. “Tener aparato reproductor masculinos”, responden otros. Sólo uno (evidentemente menos macho que los otros) habla sobre la presión de tener que tener siempre la razón y ser el mejor en todo. Parece increíble, pero a pesar de tanto feminismo los varones siguen sin dimensionar la carga que implica ser Hombre.

            Si yo, que he sido también hombre, tuviera que resumir qué significaba para mí ser tratada como varón, diría que equivale a vivir con el miedo a quedar expuesto como impotente. Freudianamente vuelvo a recurrir a la sexualidad no porque crea que toda la diferencia entre varones y mujeres se reduzca al sexo, sino porque creo que tenemos algunas costumbres sexuales tan arraigadas y reprimidas que nos sirven como una poderosa herramienta simbólica para entender la emocionalidad que circula por detrás. El deber-ser masculino se ve representado en esas películas en las que vemos entrar al varón con una chica en brazos al departamento y luego, contra una pared, ella es fuertemente penetrada (lo sabemos por sus fuertes gemidos) sin que hayamos tenido la oportunidad de ver siquiera si se puso o no un preservativo. Y es que el forro, siendo una “tarea de cuidado”, es un objeto que atenta contra el deber-ser macho. Al poner en riesgo la erección (con la vergüenza que implica ponerlo sobre un pene flácido, o peor, tenerlo en la mano unos minutos hasta recuperar la erección) el preservativo no logra todavía formar parte de la narrativa varonil.

            Pero la vida no es como en las películas. Con o sin forro, las erecciones se van, las esposas tienen amantes que la tienen más larga y las emociones se la ingenian para interrumpir el curso de la hombría platónica. Pero el combo fatal surge cuando a esta impotencia le sumamos la imposibilidad para mostrarse vulnerables. Y entonces: frustración, furia, celos. En su expresión mínima, los micro-machismos de cada día, en el otro extremo, femicidios y una alta taza de suicidios.

6 Durante los primeros años post marea verde los varones exigían a las mujeres explicaciones. Como un efectivo mecanismo de defensa, se propagó la idea de que ninguna feminista tiene la obligación de ser pedagógica. Si un varón quiere entender, que se gestione la información. Sumar la educación feminista a la lista de responsabilidades de las mujeres no es una opción, y es lógico. Sin embargo, ¿Y si fuera estratégico poner por un momento el foco en aquellos jóvenes que naufragaron en el patriarcado? No como una obligación, sino como un deseo sincero de encontrar un mundo posible que sea compatible con los reclamos feministas, donde también el varón pueda encontrar una motivación a partir de su deseo.

            Alguien podría decir con mucha razón que librarse del patriarcado le quitaría a los varones un montón de cargas impuestas. Liberá tu ano, suelen decirle las feministas a los varones medio en broma medio en serio pero, salvo excepciones, no pareciera ser una motivación suficiente. Además, aprender a lidiar con las emociones suena doloroso y no se entiende bien por qué estaría bueno. “Lo mejor es no pensar”, como dice Antonio mientras se come una de las tres empanadas de su hermana.La verdad es que aunque llevo muchos años pensando en esto, no he encontrado muchas motivaciones para instar a los varones heterosexuales a volverse aliados en la lucha antipatriarcal; sin embargo, para no quedarme con las manos vacías, he llegado a formar una propuesta diplomática que a mí entender podría llegar a ser de su interés.

7 Al parecer a una gran cantidad de varones les duele la panza cuando ven dos varones besándose. Para enfrentar ese problema “necesitamos mucha ESI”, solemos decir, pensando quizás en les jóvenes, porque está claro que muchos de esos varones no tienen la menor intensión de dejar de sentir esas nausas (por no decir “vértigo en la cola”). ¿Qué hacemos, entonces? La respuesta para mí es muy sencilla en la teoría, pero por supuesto requiere una gran logística: dividirnos.

            “Si no puedes contra ellos, úneteles” es quizás el peor consejo de la historia. Si no puedes contra ellos, cerrales la puerta en la cara, diría yo y decía Gilda. ¿Qué mandato cristiano nos lleva a creer que tenemos que seguir conviviendo con seres que nos detestan casi tanto como nosotres a ellos? Ojo, no hablo de guerra civil. Ya no estoy en mood. Hablo de Divorcio. Hablo de Repartición de Bienes. Si no logramos ponernos de acuerdo en algo tan básico como la distribución de las tareas de cuidado, ¿Por qué seguir juntes? (¿Alguien por favor quiere pensar en les niñes?).

            En Córdoba tres de cada cuatro votantes eligieron a Milei. En Santiago, la proporción es inversa. Ok entonces. Quédense con sus monocultivos, sus autovías y su calor de mierda. Sigan mandando todo lo que sale de la tierra al puerto de sus amiguitos porteños hasta que no quede nada en la provincia que no sea cemento, soja y animales torturados. Nosotres nos vamos a Santiago. Les mandamos desde allá los libertarios que no puedan soportar el vértigo en la cola de vernos llegar. Ustedes aquí con su paraíso capitalista, nosotres allá viviendo en comunidad.

            Quizás sea momento de dejar de buscar consenso masivo y el reconocimiento de nuestras “Verdades” y comenzar a poner el foco en la diplomacia y la libertad de elegir qué tipo de polis quiere habitar cada une. Si hay personas a las que el patriarcado les ha dañado tanto que hoy les duele la panza cuando ven dos varones besándose, ¿Por qué obligarles a superarlo? Hay una solución mucho más simple: plurinacionalizar. ¿No te gustan las maricas? Buscá a todos los que piensen como vos y mudate a una misma región. Les juramos que no tendremos el menor interés de ir a caminar ni mucho menos chapar por esas calles. Que los jóvenes libertarios puedan juntarse con otros libertarios, vender su porción de tierra a multinacionales y gastar toda su plata en “seguridad”; les socialistas anular la propiedad privada y les peronistas juntarse todos los viernes a cantar la marcha en la plaza. Comunas comunistas, medievalistas cristianos y polis neoliberales formadas únicamente por aquellas personas que creen en la forma de organización en la que viven. Construir sólo con quienes confían en el proyecto al que le dedicamos nuestra vida, en lugar de seguir obligándonos les unes a les otres a tener que lidear con la frustración ajena.

            Por supuesto, tal plurinacionalización implicaría primero una discusión acerca de la división de la tierra que a la mayoría de los Jóvenes Libertarios no le convendría. No por nada los partidos de izquierda lo vienen proponiendo hace doscientos años y todavía no sucede. Y sin embargo, a diferencia de la mayoría de los partidos socialistas, que intentan crear un Estado que contenga también a la derecha, quizás una negociación posible sea ofrecerles su tan anhelada “libertad”, libres al fin de tener que distribuir sus ganancias y ver gordas marrones con poca ropa en sus calles. Libres para ser todo lo machos que quieran y revolear sus pitos en grandes escenarios. Una parte de mí querría burlarse y decir que ninguna mujer querría ir a tal ciudad, pero la verdad es que hay casi siete millones de mujeres que votaron a Milei, así que supongo que no van a tener drama en vivir con ustedes.

            Mi única preocupación respecto a este modelo plurinacional tiene que ver con la protección de la tierra. Las regiones liberales tendrán la libertad de explotar hasta el último ser vivo de su territorio; y sin embargo, ¿No es eso lo que de todas maneras ya está sucediendo? La construcción de polis alternativas, organizadas en base a la equidad con la que hace tanto tiempo soñamos, competirían en cuanto a producción y atractivo con las polis liberales. La escala y la pérdida de mano de obra barata rápidamente dejarían expuestos que el modelo liberal es simplemente una mierda. Y si no, si acaso creen que por el contrario serían las polis socialistas o peronistas las que primero se derrumbarían (culpa quizás “de la corrupción”), pues habrá entonces que intentarlo y que gane el mejor.