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Vas a tener que elegir

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¿Cómo se reestructura la derecha cordobesa, ante un panorama tensionado en Juntos Por El Cambio en Bs. As.?

Por Lea Ross

“Desbordó el salón”, comentan los empresarios cordobeses, apenas llegaron Mauricio Macri y Luis Juez. No es para menos. En la calle Rosario de Santa Fe, a la altura del 231, tanto la prensa como personas interesadas se agolpan en la entrada de la Bolsa de Comercio de Córdoba, ante la llegada de estas dos figuras. No solo por sus nombres, sino por sus renombres ante las ofuscadas repercusiones, empujadas desde la ciudad de Buenos Aires, por las reuniones de Juntos Por El Cambio, para definir la entrada de Juan Schiaretti.

Todo se vuelve bursátil, como la que padece la propia city cordobesa, cambiando billetes a cada rato, frente a las narices de la sede de la Bolsa. El espacio no parece ser tan grande para la ocasión. “Nos rehusamos a elegir otro sitio, porque ha habido un gran cariño por este salón”, comenta su presidente, el contador Manuel Tagle, mientras tratan de meter a Macri y a Juez en su interior. Esa infraestructura fue inaugurada con la presencia del dictador Juan Carlos Onganía. Quien presidía la entidad fue el tío de Tagle. En aquella época, Onganía depuso sus planes de eternizarse en el poder, a partir de las revueltas obreras callejeras, como el Cordobazo.

La llegada de funcionarios cambiemistas fueron registradas, de manera magistral, por Juan Cristian Castro para las redes sociales del portal Enfant Terrible. La mirada de búho de Macri, como una suerte de ave alada desorientada sin saber a dónde ir, van a ser orientadores en los siguientes párrafos de este artículo.

Macri: más elefante y más terrible; y no tan enfant terrible.

Foto por Juan Cristian Castro para el portal Enfant Terrible

El amague

Un dato que no fue tomado en cuenta por los analistas, ante el desmadre de Juntos Por El Cambio ante el amague de Juan Schiaretti, fue que en la semana anterior, el Gringo cordobés recibió un sondeo de Poliarquía. Más allá de que el mismo ratificó el pronóstico de los “tres tercios” en disputa (las dos alianzas conflictivas y el partido monopersonal de Javier Milei), los números resultaron ser un baldazo de agua congelada en otoño para Schiaretti: no solo lo votaría un 1% del electorado, sino que incluso perdería frente a Juan Manuel Urtubey, su único competidor en el armado del frente que estaban pergeñando, con el doble de votos: un 2%. Sumando, lograrían participar de las elecciones generales, pero ya sin el discurso de “exportar el modelo Córdoba”.

El sondeo de Poliarquía, que guarda en un silobolsa el modelo exportable de Córdoba.

Esos números son razonables. La campaña de Urtubey invirtió en cartelerías visibles en algunas de las principales ciudades del país. En cambio, el equipo de Schiaretti se limitó solo en plataformas web, más un grupo de Whatsapp, integrada por casi mil usuarios, incluyendo conocidos funcionarios públicos, para que suban a sus respectivas cuentas determinados videos de propaganda, con el lema “Levantémonos”; palabra difusa que no otorga tanta claridad en el mensaje como el “Hagamos un País” de Urtubey.

Ante esa situación, Schiaretti recibió el llamado de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales para integrarse al equipo junto a Margarita Stolbizer y José Luis Espert. El plan se frustró el lunes anterior, ante los “piquetes” que mandó Bullrich, en palabras del jujeño Morales, y en particular del propio Juez, que se viajó en auto desde Córdoba. Armar el “frente de frentes” implicaba la implosión de Juntos Por El Cambio. Incluso, un programa de la TV porteña señaló que Larreta tenía guardado el nombre de la nueva alianza: “Hacemos Unidos”. Algunos panelistas de ese programa pusieron caras de desentendidos, sin comprender que, a nivel Córdoba, las fuerzas de Schiaretti y Stolbizer integran electoralmente el frente provincial “Hacemos Unidos Por Córdoba”.

Al final, Larreta y Bullrich fumaron la pipa de la paz. Y lo hicieron aceptando la entrada de quien pide bala para los delincuentes: Espert. Eso implicó que el actual gobernador de Córdoba terminara alejandosé. No sin que antes, Urtubey, muy enojado con el amague de Schiaretti, anunciara públicamente que se bajaba su candidatura presidencial. Es decir: Schiaretti se candidatea en un frente de una sola lista. Eso significa que podría recibir, de arrastre, el 2% pronosticado del salteño y obtener el 3% suficiente como para llegar a las elecciones generales e, incluso, participar del debate televisivo entre candidatos presidenciales, que organizan algunas univesidades públicas, obteniendo un mayor protagonismo en la contienda.

¿Pura suerte o jugada ajedrecistica ante las pocas movidas que podía hacer? Lo que es cierto es que desde Buenos Aires le endilgan a Schiaretti no haber puesto las elecciones a gobernador de Córdoba en una fecha con mayor antelación, como lo quería también su candidato Martín Llaryora, porque entonces no tendrían que padecer a un Luis Juez exultante, llegando de prepo el lunes pasado, y casi gritando desaforado ante las cámaras de televisión contra el frente de frentes, y de frente mal.

Lo micro y lo macro

En su alocución, con la presencia de Macri y Juez, Manuel Tagle aclaró que solo se limitará a hacer un análisis político de lo que está pasando en esta coyuntura, a pesar que no maneja bien conceptos básicos de la política. Manifestó que ésta Bolsa de Comercio está “alineada” con Juntos Por El Cambio, consideró que Rodríguez Larreta realizó una “torpeza” por integrar a Juan Schiaretti en el “partido Juntos Por El Cambio” (sic) y que “no hace falta perder la consistencia ideológica para ganar a los kirchneristas”.

La Bolsa funcionó así no solo como una unidad básica (a pesar de confundir, insistentemente, a JxC con un partido político), sino que además explaya, en palabras de su máximo representante, que ante el ascenso de discursos derechosos duros, y un estancamiento de un frente oficialista donde el kirchnerismo forma parte, contemplan que es el momento ideal para ensanchar la vereda de la derecha y no la avenida del centro.

Desde lo macroeconómico, lo que se busca es lo que ya se expuso en la Bolsa:

  • achicar el déficit fiscal;
  • achicar el gasto público;

Desde lo microeconómico, es lo que no dijo Manuel Tagle y que lo expuso La Luna con Gatillo la semana pasada:

  • ajustar las tarifas de servicios públicos, como luz y gas;
  • aumentar la edad de jubilación;
  • quitar subsidios sociales, incluyendo las asignaciones por hijo, porque “estimulan los embarazos” para recibir la grandilocuente sumas de 17.000 pesos;
  • crear un “seguro de desempleo”, que sea financiado por los propios trabajadores.

Honrar las deudas

La perspectiva que tiene la Bolsa de Comercio de Córdoba es que el origen de todo los males del país, en particular la inflación, es el déficit fiscal. Y que además, de la mano del asesor de asuntos estratégicos, Guido Sandleris -ex director del Banco Central durante el macrismo- resaltó que el endeudamiento en la gestión de Alberto Fernández fue más elevado que en la gestión de Mauricio Macri.

Un análisis del periodista de Economía Ismael Bermúdez, alguien que siempre mantiene una mirada crítica en el diario Clarín de febrero pasado, establece que, en realidad la deuda pública subió muy parecido en ambos gobiernos: durante el macrismo (2015-2019), agregó U$S 82.400 millones al stock, mientras que en los tres primeros años del albertismo se sumaron U$S 73.494 millones. Nota: aquellos 82 mil millones son parecidos a la cifra estimada de los dólares que se fugaron durante el período macrista; la mitad de ese período fue permitido por Sandleris, al dirigir el Banco Central entre 2018 y 2019.

La diferencia de ambas gestiones está en el tipo de moneda: en 2015-2019, pasó de un 69,3% en moneda extranjera al 77,8%, explicado sobretodo por los U$S 55 mil millones de deuda del FMI. A finales del 2022, se redujo al 67%. El actual problema de la deuda “pesificada” es que sus títulos se ajustan por la inflación (CER) y por el dólar (dólar-linked), donde al no contar con fondos frescos, renegocia con los acreedores con tasas más elevadas, o emite billetes, deteriorando el poder adquisitivo del peso y aumentando la inflación, además de que ensancha el déficit fiscal por ser un pasivo. Ese combo le viene bárbaro a Sandleris para conectar la deuda actual con el déficit de ahora.

Pero para eso, los caballeros de la Bolsa optan por no mencionar nunca el problema con el Fondo Monetario Internacional, que no es solo un mero acreedor, sino el único que directamente impone las políticas públicas a sus deudores estatales, casi bajo una orden militar. Es decir, no trabaja como entidad financiera, sino política. Por eso, es el acreedor que más rechazo genera en las calles.

A tres kilómetros del salón de la Bolsa, en una aula universitaria, quien sí lo mencionó fue el periodista Darío Aranda, director del portal Agencia Tierra Viva, reconocido a nivel nacional por sus crónicas sobre conflictos sociales que surgen por el extractivismo, invitado en una charla con estudiantes: “¿Por qué no nos llamaron a votar por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional? Esto también tiene que ver con la democracia. Porque mucho del extractivismo minero, petrolero y sojero es para pagar la deuda externa. No es para crear universidades u hospitales públicos. Entonces: el extractivismo es una de las caras de esa deuda. Y es la pata de los territorios del capitalismo. Si no hablamos de capitalismo, del sistema económico mundial, estamos falseando. No estamos hablando de ballenas, estamos hablando de personas humanas, de territorios y de generaciones a generaciones. Debatir el extractivismo es debatir la democracia”.

El aula donde se discutió lo que omitió la Bolsa.

Aranda también resaltó que “también hay que transitar estas luchas con alegría. Porque si no, todo esto sería un garrón. Hace muy poco, publicamos un libro de poemas de un campesino de Santiago del Estero. Esto también es un triunfo”. Se refería a la obra Danza en el cenit, de Diego Almaraz, donde tiene “poemas de amor, y de resistencias en el campo”. Acerca del rol del arte en esas discusiones, su humilde servidor les invita a esta pequeña crónica sobre una polémica desatada durante una proyección de cortos cordobeses, referida a temas ambientales, que involucró incluso a un importante funcionario público municipal.

Cabezas de ganado

A pesar de ser un ambiente que se discute de economía, el verborrágico Juez focalizó sus propuestas en base a la inseguridad (“voy a ser mi propio ministro de seguridad”, dijo). Pero a la hora de aproximarse sobre otras cuestiones apuntó: “Si nos acepta Gabriel, él será nuestro ministro de Agricultura”. Se refería a Gabriel de Raedemaeker, actual vice de la Confederaciones Rurales Argentina (CRA) y quien en su período como titular de CARTEZ (que congrega a productores rurales del norte cordobés) encabezó, en el 2016, el frustrado intento por reformar la Ley de Bosques en Córdoba, para habilitar los desmontes para actividades ganaderas. En los punteos de Juez, está la proyección de duplicar las cabezas de ganado.

-¿Y como ministro de finanzas ya tienen a alguien?, le preguntaron a Luis, desde adentro del recinto.

-Le dije a Manuel (Tagle): busquen a alguien bueno.

-¡Ah! ¡¿La Bolsa lo va a designar?!

-Sí, claro. Si es Guido (Sandleris), bárbaro, qué venga.

Tagle se acerca y le responde:

-Tenemos varios, Luis. Vas a tener que elegir.