ECONOMÍAINFORMES

Violencia económica. De la deuda externa al vaciamiento de empresas. La historia sin retorno.

La brujería o hidra capitalista, en especial el monopolio de la información, se las ha ingeniado para que los debates excluyan buena parte de la matriz de violencia que fundamenta los recursos con los que nos obligan a creer en su realidad ficticia. Parece un trabalenguas. Lo es.

No me pregunten como, pero el otro día viví el maravilloso encuentro ente una maestra comunista amiga de Tejada Gómez devenida líder espiritual huarpe con un campesino tupamaro amigo de Zitarrosa y el Pepe Mujica que, tras brillar como acupunturista en Bolsón, terminó siendo artesano de la madera en Traslasierra. Taoista y recientemente jubilado, también había sido amigo de Tejada Gómez. Nos juntó la lluvia buscando un techo amigo. Había un mate y algunas frutas, dos chiquillos misioneros y una directora de escuela pública practicante del budismo. La diversidad no necesita demasiados recursos en este bendito descalabro mundial globalizado. Si la situación se hubiera dado en una sede de la ONU con fastuosas comidas y cobertura de la prensa, no sé si hubiera sido menos fructífera, pero de seguro hubiera requerido violencia en los recursos necesarios para acceder a ella. Es que la diversidad del capitalismo es violenta, porque es exclusiva. No solo la mayoría de los presentes en esa diversa e inclusiva mesa de Traslasierra éramos estadísticamente pobres (dizque faltos de recursos) sino que cualquier otre pobre que hubiera pasado por allí seguramente hubiera sido invitado y hubiera podido participar de la mesa.

Todo preso es político, decía el Indio Solari. Y mataron a Bulacio. Y más de un chiquilín de las bandas ricoteras seguro que se comió al menos un año de cárcel por robarse un tetrabik en un supermercado. La Justicia, como la Diversidad, el Alimento Orgánico, la Permacultura y el Teatro Colón, son cosas de ricos. No importa si son peronchos, troskos o gorilas.

La neda es que no todes podemos ser ricos. Pero los que son ricos imponen sus prioridades. A veces un poquito pal lado de los pobres. Pero la disputa simbólica (aún en el pensamiento de los pobres que desean ser ricos) la ganan los ricos que quieren matar a los pobres (aunque sea haciéndolos ricos). El verdadero poder mediático, social y económico.

Este miércoles los movimientos sociales marchan a reclamar la impugnación de la deuda externa bajo la consigna: “La deuda es con el pueblo”. Seguramente serán acusados de piqueteros antidemocráticos y violentos. Como el Juancito Grabois cuando habló de Reforma Agraria o el Carlitos Del Frade cuando habla de estatizar Vicentín. Como los okupas anarquistas herederos de los conquistadores europeos o algún terrateniente dueño del desierto que alambró campos ajenos con la venia de un juez de la Patagonia. Quizá algún expropiador de recurso nacionales a través de la timba financiera, la tablita de Martínez de Hoz o la nacionalización de deuda del mingo Cavallo.

Permítanme hacer una aclaración a cientos de opinadores de redes sociales que declaman que es tan justo pagar la deuda externa como responsable hacerse cargo de un crédito personal frente a un banco. No es atinado hacer una comparación entre un préstamo privado e individual con una deuda nacional y del estado. En la segundo, un selecto y reducido grupo de personas tomó una decisión por un pueblo entero. Esa decisión puede ser impugnada. Sobre todo porque rompió con la propias leyes nacionales y el estatuto interno del FMI, porque fue requerido de parte de una nación entera solo para beneficiar a un selecto grupo de, llamémoslo por su nombre, garcas. En todo caso también, es bueno saber, como demostraremos más adelante, que este selecto grupo de garcas nunca pagó ni pagará sus deudas.

Pueden googlear en mis columnas sobre deuda externa en La Luna con Gatillo o Radio Garabato o la nota en El Furgón de Sudestada Deuda Externa ¿Paga Dios? También los excelentes trabajos de gente como Alejandro Olmos Gaona o el flamante director del Banco Nación, Claudio Losano (su libro La Deuda Ilegítima). O el documental de Alejandro Bercovich, Fondo. Deudas externas se han impugnado en Ecuador, Islandia e incluso territorios de los Estados Unidos. Hay jurisprudencia. Y en el caso Argentino del último lustro perdido, dan todas las mañas legales pa hacerlo.

Que el tablero geopolítico no dé para semejante hazaña, es entendible. Pero no me vengan con la perorata que las deudas están para honrarlas.

Quizás el violento golpe de estado en Bolivia que hoy sigue masacrando hermanas bolivianas haya permitido que la balanza sudakamericana de pal’ lado de la derecha gringa y que la Cristi se de el privilegio de hablar de la deuda externa en la presentación de su libro en Cuba mientras el Tío Alberto se pasea por Europa como buen lacayo colonial ofreciendo voluntad de pago en condiciones que no impliquen una masacre alimentaria contra la población argentina. Nación muerta no paga, decía Nestor. No deja de ser un síntoma de esclavitud hacia el sistema financiero (y militar) internacional en manos de pocas potencias y personas, o bancos, con amplios y demostrados casos de salvatajes financieros que bien podrían haber solucionado el hambre del mundo (como denunciaba el buen Manfred Max Neef). El pan nuestro de cada día. Ese consumo diario con el que financiamos golpes militares y masacres de empresas multinacionales en pueblos originarios hermanos.

Saqueo empresario

Además de la impugnación de la deuda externa y su clásico reclamo de pan, techo y trabajo (pa’ poder ejercer la diversidad y la soberania alimentaria entre otros derechos universales), los movimientos sociales piden la estatización de Vicentín.

La empresa cerealera es la más grande de Santa Fe y la sexta en facturación de la Argentina. Factura 118 mil millones de pesos ($234 mil por minuto). Pertenece a una familia cómplice de la dictadura militar. En noviembre de 1976, veintidos trabajadores (entre ellos 14 delegados gremiales) fueron secuestrado en la fábrica que la empresa tiene en Avellaneda (Santa Fe). Las denuncias en la justicia hablan de que estos trabajadores fueron entregados por la empresa. A cambio, Joe Martínez de Hoz le dio un puerto privado en San Lorenzo (cerca Rosario).

Avellaneda es una localidad de 23.000 habitantes. El teatro se llama Máximo Vicentín, la escuela se llama Roberto Vicentín, el dueño del cable es un tal Padoan, familiar de Alberto Padoan, actual presidente de la empresa, casado con una señora Vicentín, ex presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario y uno de los mayores aportantes de la campaña de Cambiemos (fue nombrado como posible candidato a gobernador). Durante los años de gobierno de Macri, Vicentín pasó de ser la empresa número 19 del país a la sexta, creciendo por encima de las 20 principales empresas del país. Esto se debió gracias a los exorbitantes préstamos del Banco Nación, al punto que la empresa en cuestión llegó a representar el 20% de la cartera del banco estatal. “Es la misma situación que la deuda externa con el FMI. Los equipos técnicos nunca le hubieran prestado a la Argentina si Trump no hubiera levantado el teléfono. Fue una decisión política. Lo mismo sucede con Vicentín y Banco Nacion. Los equipos técnicos no hubieran aprobado la deuda porque era impagable. Pero ahí Macri levantó el teléfono. Total como no es plata suya. Es como el préstamo del FMI, plata de nadie. Mientras que los bancos privados fueron los grandes ganadores del modelo de Cambiemos, entre abril y junio de 2019 el Banco Nación perdió 3 mil millones de pesos”, explica Hernán Arbizu, ex-director de JP Morgan y testigo clave en casos de lavado de dinero. Una especie de Snowden de las phinanzas argentinas.

Al término del gobierno de Cambiemos, Vicentín le debía al Banco Nación 18 mil millones de pesos. Lo mismo que gasta Anses en un mes. Poco después de las PASO, que ya vaticinaban el triunfo de Les Fernández, Vicentín dejó de pagarle a sus proveedores y pidió una “reestructuración de deuda” en la Bolsa de Cereales. Se declaró en “stress financiero”. “Porque resulta que acá Vicentín tenía una gran defensa, porque era la empresa que daba trabajo. Entonces, hay gente laburante que lo votó a Macri porque trabajaban en Vicentín. Pero Vicentín estaba preparando esta estafa, que quería que paguemos todos, como ya pagamos la de Macri en 1982, cuando Domingo Cavallo estatizó las deudas privadas”, le explica Efren Venturini, uno de los secuestrados de Vicentín en 1976 a Sonia Tessa de Página 12, mientras asegura que todas las investigaciones sobre la complicidad de la empresa con los crímenes de lesa humanidad fueron suspendidas durante el gobierno de Cambiemos. “Me tuve que venir de Usuahia. Y ahora justamente a mí me da más bronca cada vez, porque cada vez tengo más años y más cosas me duelen, todos los días te aparece una plaga. Son consecuencias, no hay nada que hacerle”, agrega Efren.

Violencia es mentir

A ver si entendí mal: resulta que Argentina tiene que honrar su deuda con el FMI pero la familia amiga de Macri y Martínez de Hoz, Vicentín, puede hacerle pagadios al Banco Nación. Los tipos piden plata afuera para fugársela y lavar dinero y con la de acá le prestan a un amigo para: ¿fugársela y lavar dinero? “Hay muchas violaciones de leyes que deberían hacer que estas gentes paguen por lo que hicieron. En Estados Unidos el lavado de dinero y la fuga de capitales es un delito tan grave como el terrorismo o el narcotráfico. Mauricio Macri debe ser uno de los únicos presidentes del mundo que admitió que su dinero, es decir el de su padre, fue hecho de manera ilícita y alteró una ley por decreto para que su familia lave dinero. Debería ser juzgado. Yo vote a la fórmula Fernández-Fernández porque no había otra opción, pero también porque tenía esperanza que terminen con el tema del lavado de dinero y la fuga de capitales. Lloramos para que el FMI nos de 5 mil millones de dólares cuando tenemos 400 mil millones sin declarar en el extranjero”, comenta Arbizu. Dicen que la Cristi va a designarlo al frente del ministerio de la Venganza.

Por cierto, el presidente del Banco Central que dio el fraudulento préstamo a Vicentín fue Javier González Fraga, aquel que dijo, criticando la “década ganada”: “Le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”. Si eso no es violencia hermana.

Dice el diputado provincial de Santa Fe, Carlos del Frade: “Si Vicentín tiene stress financiero: ¿qué le pasa a una familia santafesina cuando recibe el resumen de la tarjeta de crédito? La familia santafesina paga impuestos. Un informe de Claudio Losano, director del Banco Nación, dice que Vicentín paga menos del 2% del impuestos a la ganancia”. “Cualquier vecino que quiera poner un parripollo o un kiosko paga 2,7% de ingresos brutos y Vicentín paga 0,5%”, aclara por su parte Pedro Peretti, ex director titular de la Federación Agraria Argentina a Daniel Tognetti. “Ahora diferentes entidades empresariales dicen: vamos a salvar a Vicentín. ¡A la gente hay que salvar! Es el estado el que tiene que decidir ahora si va a seguir beneficiando al gran capital que fue desaparecedor de personas, que concentra capital y empresas en pocas manos, que lava dinero…O puede ser, como se ha hecho en Europa a partir del año 2009, donde se han nacionalizado empresas que le han robado a la gente y han tomado el banco de todos como si fuera la banca para la fiesta de unos pocos. Esto es algo que se está aplicando en el mundo capitalista. ¿O cuando nos vamos a dedicar a investigar el gran capital y el lavado de dinero que está detrás del tráfico de armas y el narcotráfico y la muerte de nuestros niños?”, explica Del Frade en la legislatura santafesina. Al igual que Peretti y la UTEP, Del Frade viene clamando por la estatización de Vicentín, cuyo patrimonio neto es de 21.000 milllones de peso (apenas 3 luquitas más de lo que debe a Banco Nación). Además de salvar a 4.000 familias que viven directamente de la cerealera y otras tantas que son proveedoras (con las que Vicentín tiene una deuda 350 millones de dolares, 100 con la Asociación de Cooperativas Argentinas), tener una cerealera en manos del estado permitiría, entre otras cosas: a) saber cuál es el verdadero precio de las exportaciones de alimentos (Cambiemos destruyó todos los controles); b) generar mejores condiciones para los pequeños y medianos agricultores, incluso cŕeditos; c) evitar el “traspaso de impuestos” que hoy realizan las agroexportadoras a los productores haciendo muy complejo una política tributaria progresiva; d) un control real y puesta en práctica de una producción industrial y agraria ambientalmente sustentable; e) mayor control sobre la moneda a través del manejo directo de una parte del ingreso de divisas (2 de cada tres dólares que ingresan a la Argentina ingresan por este complejo); f) generar la posibilidad de que las ganancias de la agroindustria puedan volcarse en parte nuevamente a la región en obras e infraestructura urbana y social y a un modelo productivo diversificado y sustentable apuntalando la industria nacional y la generación de más fuentes de trabajo. Todas cuestiones que, entre otras cosas, hasta permitirían pagar la famosa deuda externa. Porque: ¿bajo qué parámetro de justicia y equidad o legalidad se podría dejar de impugnar la deuda externa de un pueblo entero para condonar la deuda de un empresario privado, aún bajo la posibilidad de que ambas sean fraudulentas pal lado del poder?.

Yapa Violenta

Vicentín es socia de la multinacional suiza Glencore (acusada de crímenes de lesa humanidad por el Tribunal Permanente de los Pueblos en Colombia y responsable del reciente derrame de agrotóxico en su planta de América, Rivadavia, oeste bonaerense), con la que comparte la firma Renova, que produce biodiesel.

En su desproporcionado crecimiento producto del préstamo fraudulento del Banco Nación, Vicentín adquirió en junio de 2016 la línea de frescos de Sancor (fabricación de yogures, flanes y postres como el Shimy, por un monto de 100 millones de dólares). La emblemática fábrica cooperativa de Santa Fé y Córdoba (por eso su nombre SanCor), tras intentos de salvatajes de parte del dictador macondiano Hugo Chavez, durante el macrismo, ante lo que el ministro Triaca definió como una situación de “stress financiero”, finalmente dejó de ser cooperativa y terminó en manos de las garras del magnate financiero George Soros (dueño de Adecoagro y seguro también de varios bonos de la deuda externa argentina). Hace cuatro años empleaba a 4.700 personas, hoy su planta alcanza apenas las 1.500. En el trancurso redujo a la mitad la cantidad de miembros titulares de su Consejo de Administración (pasaron de ser 12 a 6), permitió que los asociados puedan vender parte de su producción a otras empresas y se desligó de la responsabilidad de comprarles toda la producción, se asoció con Facundo Manes en el rubro de innovación tecnológica, y paso de Cooperativa a Sociedad Anónima. Una historia parecida a los astilleros Río Santiago, y tantas otras empresas estatales, privadas, pymes o cooperativas que podrían haber resistido los embates económicos con una pequeña ayuda de nuestros amigos del FMI o el Banco Nación o alguna de toda esa guita que se fue en fuga de capitales.

Cierta vez, hacer un par de años, entrometido en una mesa de Palermo con gente que se dedica a Mergers & Acquisitions (fusión y adquisición de empresas) escuché que era un momento donde no había transacciones (la famosa lluvia de inversiones de Mauricio). El problema es que los empresarios argentinos todavía pedían mucha plata para la poca perspectiva económica que tenían los extranjeros (que por eso querían pagar más barato). Quizá ahora comprar empresas en Argentina esté más baratito y las perspectivas de crecimiento o renta mejores. Como dice mi vecino Gabi: “ya se comieron la gallina. Ahora tienen que engordarla”. Las penas son de nosotres, las vaquitas son ajenas. Eso, que decía Don Ata, es violencia.